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¿En qué consiste la agricultura tradicional vasca?

1997/12/01 Bengoa Ansa, Aitor Iturria: Elhuyar aldizkaria

En los últimos años la agricultura ha pasado de ser un sector económico a una actividad de gran preocupación social. Y la verdad es que hay razones para ello, porque en pocos años se han producido grandes cambios en el sector, unos beneficiosos y otros menos.
¡Noau!

XXI. Es difícil predecir cuál va a ser el modelo agrícola del siglo XX en una actividad cambiante, sometida a tecnologías, ciencias y decisiones políticas. En cualquier caso, está claro que las decisiones que se tomen ahora condicionarán la agricultura del futuro y, por tanto, se trata de un sector a seguir con especial atención. Porque hay que tener en cuenta que lo que está en juego no es sólo el futuro de nuestros baserritarras, sino la cultura de un pueblo y una forma de vida.

Noticias antiguas

Este fragmento que aparece en el Guía de Campesinos, escrito por Pierre Etcheverry, puede servir para darse cuenta de que muchos de los problemas actuales son antiguos: “Situación de los agricultores: Son tantas las risas que en las orillas se ha trabajado muy bien y que no todo vale demasiado; se hace a mí porque se vacían los rincones y las ciudades se han perpetuado; los emplegados están creciendo. El campesino no ve con buenos ojos al no poder casar a su hijo, ni siquiera en la marcha, un buen cultivo, porque muchas chicas jóvenes prefieren la yaunskila tcharrena a la que es un labrador. Todas estas cosas son ciertas y serán una especie de bethi, en la que las formas de vida de los labradores se encuentran tan humildes. El día de Orai todos los chasquidos yende se viven más al por mayor; el yate es mejor; los yostets se quieren; la tenaza da codicia; el urgullo crea horas que antes no se necesitaban; la escuela también hace que se pierdan muchas cosas. ¿Qué mejor es yende o peor?”

Muchas de las decisiones políticas básicas que se toman en la agricultura, aunque se adopten en Europa, tienen para muchos una influencia notable, quizás más que en otros sectores laborales.
¡Noau!

Decimos que ha habido grandes transformaciones en la agricultura, pero es sorprendente ver que ese episodio anterior se escribió en 1922 y que algunas de las cosas que en ella se dicen hoy en día se mantienen, sobre todo en lo relativo a las relaciones entre los ciudadanos y los baserritarras. Y es que, a pesar de que se ha escrito y hablado mucho sobre agricultura y caserío, los baserritarras todavía no han recibido el auténtico respeto que merecen de los callejeros. Muchas veces tenemos concepciones llenas de malos prejuicios para bien y para mal, y no se conoce la esencia real de esta tarea.

Para entender la agricultura actual y futura es imprescindible conocer algunas de las anécdotas de la primera agricultura. Durante los años 60 y 70 muchos de los caseríos bajaron al trabajo a las ciudades, pero en muchos casos, a pesar de trabajar en fábricas, siguieron viviendo en el caserío. Como consecuencia, en muchos terrenos se modificaron las plantas de pino y se agilizaron los trabajos del caserío. Los hijos de los baserritarras de aquella época bajaron a la ciudad, por lo que la edad media de los baserritarras de hoy en día es elevada. Muchos de los polígonos que se construyeron en aquella época tomaron las mejores tierras para la agricultura y este problema se ha mantenido hasta ahora. De hecho, las llanuras, la industria y los núcleos urbanos de la mayor parte de los valles del País Vasco han sido cubiertos por las llanuras, y los agricultores han sido enviados a los lugares más empinados aguas arriba del valle.

Pero no todo fue en detrimento, la escasez de mano de obra provocó grandes transformaciones tecnológicas y el aumento de la producción en los caseríos. Así, en Gipuzkoa y Bizkaia, en 1960 había 47 motocultores y en 1972, 2.698. En resumen, en las décadas de los 60 y 70, desde la estructura agrícola artesanal se vio obligado a sumergirse en el sistema capitalista, y hasta entonces los agricultores abandonaron muchos de los alimentos que producían para el hogar y comenzaron a producir los alimentos más demandados en el mercado.

Por otro lado, en esta época se produjo otro fenómeno reseñable. Cuando muchos cabezas de caserío que no trabajaban más que en el caserío se fueron al trabajo, muchas explotaciones del caserío se mantuvieron y más de un autor menciona el trabajo realizado por la mujer en ese momento. En esta situación, se intensificó la labor de la mujer y se consiguió mantener algunas de las funciones del caserío.

Problemas por doquier

La mayor parte de los terrenos que se explotan en estas zonas suelen ser pequeños, por lo que a estas pequeñas superficies se les exige un mayor rendimiento.
¡Noau!

Estos fenómenos acaecidos en los años 60 y 70 han estructurado en gran medida la agricultura actual. Las tierras apropiadas para llevar a cabo y poner en práctica las innovaciones tecnológicas que aparecen en la agricultura son cada vez más escasas y, en consecuencia, tienden a aumentar la producción en una misma superficie. Dos problemas que vienen de la mano: la falta de tierra y su intensificación.

El problema de la falta de tierra es un problema reiterado por los sindicatos agrarios. Por ejemplo, el sindicato EHNE considera que en nuestra sociedad las infraestructuras urbanas tienen una clara prioridad sobre los suelos agrarios. Y no sólo por las tierras que se adquieren en la construcción. Polígonos industriales, gasoductos, autopistas y nuevas carreteras cubren también tierras agrícolas. En consecuencia, en este pequeño y abrupto País Vasco se están reduciendo los terrenos aptos para la agricultura, que por sí solos son escasos. Por ello, durante la elaboración de las Ordenaciones del Territorio, los agricultores han solicitado que se les otorgue la importancia que actualmente no tienen los suelos agrarios.

El otro problema antes mencionado es el de la intensificación. La mayor parte de los terrenos que se explotan en estas zonas suelen ser pequeños, por lo que a estas pequeñas superficies se les exige un mayor rendimiento. Para ello es necesario aportar energía del exterior a estas tierras, es decir, fertilizar. En muchos casos, estos niveles de intensificación no resultan rentables y, en la mayoría de los casos, estas tierras se destruyen y provocan daños al medio ambiente.

En las jornadas sobre desintensificación organizadas por el sindicato EHNE en septiembre de 1997, se lanzaron propuestas como la necesidad de reorientar las investigaciones en materia agraria. Y es que la mayoría de las investigaciones sobre agricultura se centran en las técnicas para aumentar la producción y quizás sería más apropiado si estas investigaciones se centraran en mejorar la calidad de los alimentos. Por otro lado, se consideraba necesario establecer una correlación entre los costes de producción y los precios a la hora de diseñar las políticas de precios.

El papel multifuncional que desempeñan las regiones agrarias ha sido asumido e interiorizado en el Plan Estratégico Rural.
¡Noau!

Otro elemento novedoso que ha aparecido en la agricultura de montaña en los últimos años ha sido el turismo. No se puede decir que el turismo sea un problema, pero pensaba que sería una fuente de dinero que hay que utilizar con cuidado. El sindicato ENBA tiene una clara opinión al respecto. Según: “El agroturismo es una actividad complementaria a la renta, por lo que el turismo rural debe basarse en los baserritarras. Estas actividades complementarias serían de gran interés para la distribución del trabajo en la empresa y, en la mayoría de los casos, estaría muy indicada para mujeres y jóvenes, que tengan su propio trabajo”.

El camino se hace andando

Estamos acostumbrados a ver y oír en los medios de comunicación las reivindicaciones y quejas de los agricultores. A menudo a los callejeros nos resulta difícil comprender estas grietas. De hecho, muchas de las decisiones políticas básicas que se adoptan en la agricultura tienen una gran importancia en el futuro de los pequeños y grandes caseríos. Muchas decisiones, aunque se adopten en Europa, tienen para muchos una influencia notable, quizá más que en otros sectores laborales.

Se sabe que la Política Agraria Común Europea (PAC/PAC) ha generado muchos quebraderos de cabeza en los agricultores vascos. En la elaboración de la PAC, los intereses nacionales de los Estados europeos se han situado a menudo por encima de los intereses de la comunidad, por lo que algunos subsectores agrarios y a su vez algunas regiones han sido muy afectadas por estas decisiones.

La agricultura de calidad que se quiere impulsar en Euskal Herria se encuentra en muchos casos con las normativas europeas generales y alejadas. En el mercado local vecino, al agricultor que vende productos de calidad, no parece muy justo establecer una política de mercado libre basada en los índices de producción europeos.

La escasez de mano de obra ha propiciado importantes transformaciones tecnológicas en la agricultura del País Vasco.
¡Noau!

En cualquier caso, la PAC europea ha evolucionado y evolucionado, despreciando su inicial tono experimental y haciéndolo cada vez más pragmático. De este camino surgieron los programas de desarrollo de las regiones 5b. Mediante la creación de todo tipo de infraestructuras y servicios en los pequeños pueblos de la montaña se pretendía rentabilizar y hacer viable la agricultura tradicional de la zona. Con estas medidas también se ponen los medios para que estos pueblos sigan siendo pueblos. De hecho, la mayoría de los municipios que se integran en las 5b han sufrido en los últimos años una notable reducción de su población.

El programa 5b, diseñado para el periodo 1994-1999, cuenta en la CAPV con un presupuesto de 2.600 millones de euros. La mayoría de las comarcas agrarias vascas reciben estos fondos.

Sin embargo, más cerca de Europa, tenemos herramientas que condicionarán la agricultura del futuro. Uno de ellos es el recientemente aprobado Plan Estratégico Rural (1997-2000). La novedad más destacable que ha supuesto esta planificación puede ser muy representativa para afianzar las pautas de la agricultura del futuro. De hecho, en este Plan Estratégico Rural se ha asumido e interiorizado el papel multifuncional que desempeñan las comarcas agrarias. Es decir, hasta ahora la agricultura se ha planificado como un sector económico más. En esta ocasión, además de la función económica que desempeña el caserío, se le ha reconocido una función ecológica y sociocultural que ha determinado su desarrollo. El planeamiento ha anunciado un presupuesto total de 182.000 millones.

Las principales acciones previstas para desarrollar esta función económica se han concentrado en torno a la calidad de los alimentos. Y es que para que la agricultura vasca tenga futuro es la parte más importante a tratar.

Por otro lado, se han previsto programas específicos para la incorporación de mujeres y jóvenes a la actividad agraria. Los agricultores actuales, por término medio, son demasiado antiguos para renovar y sacar adelante el sector y se ha detectado la necesidad de gente joven.

La escasez de mano de obra ha propiciado importantes transformaciones tecnológicas en la agricultura del País Vasco.
¡Noau!

Para garantizar la función ecológica reconocida al caserío, se ha apostado por la conservación de la agro-diversidad. Por otro lado, el Plan General de Zona Rural hace referencia al intento de compatibilizar la educación ambiental, el ocio y el desarrollo en el entorno rural, mediante una adecuada ordenación del territorio. En la misma línea, este nuevo planeamiento plantea la necesidad de proteger, además de los actuales espacios protegidos, otros 46 espacios.

Finalmente, el eje de la función sociocultural se ha centrado en la mejora de la calidad de vida de los habitantes del entorno rural, entre otros muchos proyectos.

Este Plan General de Agricultura recibió el visto bueno de la mayoría de los representantes sociales y económicos del mundo rural. Ahora queda lo más difícil, que es hacer lo escrito en papel.

Pensando en el frío, la agricultura vasca necesitará de todos estos proyectos, planes y reflexiones. Y es que, sin la intención de ser pesimistas, creemos que la agricultura saldrá de una u otra manera, pero casi hasta ahora hemos conocido un caserío bucólico que podríamos considerar desaparecido.

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