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Bacteria multiusos

2001/05/31 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

Según los científicos de la Universidad A M de Texas, las bacterias intestinales humanas pueden ser más útiles de lo esperado. Dicen que las bacterias E. coli pueden servir para detectar sustancias químicas presentes en el medio ambiente, para llevar medicamentos a sitios concretos o para utilizarlos como turbinas diminutas.

El bioquímico Michael Manson de esta universidad ha analizado el comportamiento de la bacteria E. coli en la obtención de alimentos, es decir, el quimiotaxi de la bacteria. Por ejemplo, el azúcar maltosa atrae a la bacteria, mientras que los iones de níquel la alejan. Para ello cuenta con un sensor que mide las concentraciones de sustancias químicas que atraen y evitan las bacterias.

En colaboración con otros investigadores de la UCLA, Manson ha conseguido que el E. coli evite los nitratos. De hecho, los nitratos son un alimento muy importante para la bacteria, por lo que este grupo ha demostrado que es posible cambiar el biosensor de la bacteria. En este caso, el cambio se ha conseguido mediante una proteína aplicada a la bacteria. Este sistema permite que los receptores de la bacteria E. coli sean capaces de conocer cualquier molécula química.

Además, los investigadores quieren utilizar las bacterias para transportar la carga a un determinado lugar. El mayor problema es cómo se ha aplicado la carga y, según los estudios realizados, una de las soluciones es el uso de bacteriófagos.

Los bacteriófagos matan a las bacterias, pero si se inhibe por una mutación, con ayuda del bacteriófago se conseguirá que la molécula deseada se introduzca en la bacteria. A pesar de que las investigaciones se inician, los investigadores creen que la bacteria podrá ser utilizada para llevar hormonas o medicamentos antitumorales.

Las bacterias también pueden ser útiles en los nanoflujos. Debido al reducido tamaño de las tuberías, las bombas de impulsión de flujo son a menudo dañadas por la excesiva presión que generan. Para evitarlo, los investigadores han propuesto utilizar el flagelo del E. coli como turbina.

Cada bacteria tiene unos cuatro flagelos que permiten propulsarlos. La fuerza de propulsión se obtiene mediante un motor eléctrico que gira varias revoluciones por segundo en la base del flagelo. Estudian el motor del flagelo e intentan fabricar un motor flagelar separado de la bacteria. Desearían colocar este motor en membranas biológicas y artificiales. Sin duda, sería un paso importante en la nanotecnología.

Parece que el uso que se puede dar a estos seres de pequeño tamaño no tiene límites.

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