Cernícalo
1994/04/01 Aihartza, Joxerra Iturria: Elhuyar aldizkaria
A los que por efecto de la gravedad estamos condenados a arrastrar los pies pegados al suelo, ver volar a las aves siempre nos produce una envidia y una emoción increíbles. Pero este sentimiento se acentúa si se puede ver la acción del halcón rojo: agitando a toda velocidad las alas en el aire estático, se queda mirando la tierra en busca de una pieza de caza en equilibrio. La vibración rápida de los extremos de la ladera mantiene firme sobre nuestra cabeza, como si estuviera colgado de un cordón invisible, cortando de golpe a golpe, moviéndose en deslizamiento hacia otra zona donde vuelve a equilibrarse. En el espacio queda firme como lo hacen las moscas en verano. Olvidado de la ley de Newton, parece que se burla de la impotencia de nuestros graves vestidos.
El halcón peregrino ( Falco tinnunculus ) es una esbelta ave rapaz clasificada en el orden de las falconiformes. En cuanto a su aspecto, es algo más pequeño que la paloma, con una longitud de entre 31 y 38 cm y una anchura de alas de 70-80 cm. Al igual que el resto de los halcones, el halcón rojo presenta aletas afiladas y una cola larga y elegante que adquiere un aspecto ancestral en vuelo. En la cara, debajo de los ojos y a ambos lados del pico, aparecen signos negros muy claros como “bigotes”.
Por otra parte, y como su nombre indica claramente, el halcón rojo es un ave vestida de plumaje pardo rojizo pintada de negro, que se aprecia sobre todo en la zona dorsal. Al igual que en el resto de depredadores, en el halcón rojo el dimorfismo sexual es muy evidente, siendo las hembras bastante mayores que los machos. Además, este dimorfismo se aprecia fácilmente en la coloración del animal: mientras que las hembras presentan una coloración dorsal homogénea, en el caso de los machos la espalda y las alas superiores son pardas rojizas y pintadas de negro, sí, pero con la cabeza y la cola gris azuladas, con los extremos de las alas vestidos de negro.
El halcón rojo es un ave de fácil reconocimiento en vuelo. Y es que, además de la huella negra que lleva como adorno en el extremo caudal, su forma de volar no es demasiado rápida, ni demasiado elevada, y está compuesta de aletazos rápidos, muy característica si lo comparamos con el resto de falconidos.
Pero su capacidad para mantenerse en equilibrio con las aletas vibrantes es, lógicamente, la característica más característica del vuelo del halcón rojo, la habilidad que mejor separa del resto de los halcones que habitan en nuestro entorno. Así pues, mientras el halcón peregrino ( Falco peregrinus ) es, sobre todo, un aletero afilado, rápido y poderoso, adaptado para golpear y atrapar al resto de aves en el aire, el halcón rojo ( Falco tinnunculus ) es un magnífico especialista que vive de la captura de pequeñas piezas de caza en la tierra, profesión en la que la capacidad de mantenerse en equilibrio con una mirada estricta (vista de la tierra) resulta mucho más adecuada que la velocidad de su gran primo gran primo.
El celo de este pequeño depredador que vive normalmente en parejas o grupos familiares comienza con los vuelos nupciales en marzo o principios de abril. El halcón peregrino, sin embargo, no nidifica, y otras aves construidas en el año anterior, o utiliza fermentos o tramos de roca para lanzar nuevos pollos, siempre con acantilados rocosos, taludes, iglesias u otras construcciones humanas antiguas y tranquilas. También puede elegir periódicamente árboles para esta importante labor.
En los anidales apropiados, es decir, en los que además de ofrecer una presión humana baja y una seguridad suficiente, se encuentran cerca de las zonas aptas para la caza, se pueden encontrar varias parejas nidificando en las que no se producen grandes disturbios entre ellas. Y es que, a pesar de que el halcón rojo impone una terrible territorialidad, ésta siempre es de radio corto, y es inminente la separación del acantilado rocoso, talud, etc., en el que se emparejan las parejas, aunque a partir de ese momento será trabajo de mantener los límites establecidos entre las parejas.
En abril la hembra pone cuatro o cinco huevos (seis por periodos) y en los próximos 27-30 días se encargará de ahogarlos, siendo en esa época el macho el trabajo de conseguir una forraje para ambos. Por ello, durante más de un mes el macho deberá cazar ratas, ratas, topos, satitsu, topo, lagartija, lagarto, insectos, etc. Tras el nacimiento de los pollos, y una vez superada la primera semana de los 27-32 días que pasarán por el nido, las labores de caza se realizan con machos y hembras.
Y en ese sentido, además de las piezas de caza hasta entonces, los halcones rojos se lanzan a la explotación de los pollitos acostumbrados de los nidos de los otros pájaros y de los ingenuos que están aprendiendo a volar, en un intento inútil de aliviar el hambre de sus insaciables jovencitos. Sin duda, en esta época las parejas de halcones rojos se convierten en grandes consumidores de micromamíferos, pequeños reptiles, insectos y pequeños pájaros que habitan en el monte, convirtiéndose en un exigente limitador de la fecundidad de sus poblaciones.
El halcón rojo es una especie prácticamente omnipresente (tanto en África como en toda Eurasia) que presenta una distribución muy amplia en Europa, desde el Mediterráneo hasta Escandinavia (hasta los 68º de latitud norte), siendo sedentario en casi todo el territorio (excepto en el norte).
En el caso de Euskal Herria, el halcón rojo es un depredador sedentario, muy extendido y abundante, presente en casi todo tipo de hábitats. En invierno, por su parte, la población autóctona y sostenible se completa con los migrantes procedentes del norte de Europa, que permanecen como invernantes principalmente en las Bardenas y en las proximidades del río Ebro.
En la actualidad, los pesticidas representan un grave peligro para el halcón rojo, si bien la situación de esta especie ha mejorado notablemente desde el inicio de la caída de la caza furtiva, los robos de nido y otras actividades injustas, facilitando su solución por el amplio oportunismo trófico del halcón rojo y su escasa especialización en los lugares de nidificación. Por ello, en los últimos años estamos asistiendo a una creciente presencia del halcón rojo, tanto en las ciudades como en el resto de zonas humanizadas, como zonas industriales del Gran Bilbao, zonas de vertederos, antiguas canteras, etc.
Especie : Falco tinnunculus Familia : falconidos Orden : falconiformes Clase : aves |
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