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La fusión aleatoria en la historia de la Tierra

2001/04/17 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

Hace unos 23 millones de años se produjo una modificación que determina la frontera entre los dos períodos geológicos. Un suceso entre el Oligoceno y el Mioceno alteró la tendencia de calentamiento de la Tierra y desde el Polo Sur se extendió una enorme capa de hielo que cubrió una enorme superficie. Ahora, tras analizar los sedimentos marinos en el Atlántico Ecuatorial occidental, el paleooceanógrafo James Zachos y su equipo de la Universidad de California explican en la revista Science lo sucedido.

El primero que propuso que los cambios cíclicos en la geometría entre el Sol y la Tierra podrían influir en el cambio climático de la Tierra fue el astrofísico Milutin Milankovitch. Los factores más importantes son la excentricidad, la oblicuidad y la precesión.

La excentricidad es la variación cíclica de la forma de la órbita terrestre alrededor del Sol, que según este ciclo de unos 100.000 años pasa de ser casi circular a ser elíptica.

La oblicuidad, en cambio, es la inclinación del eje de la Tierra respecto al plano de la órbita y varía en un ciclo de 41.000 años entre 22,1 y 24,5 grados.

La presión tiene un ciclo de 21.000 años y es un cambio gradual de la dirección del eje terrestre.

Estos cambios se almacenan en el sedimento marino. Por ejemplo, según los isótopos de oxígeno de las conchas de los animales marinos se pueden conocer variaciones en la temperatura del agua y en el volumen de la capa de hielo de la época. Zachos y su equipo estudian la capa de sedimentos del Oligoceno Superior y del Mioceno Inferior y estudian un período de cinco millones de años.

Inesperadamente, descubren que en un momento dado las fuerzas orbital que provocaban el enfriamiento climático se habían unido a las de formación de hielo. Hace unos 23 millones de años, la excentricidad de la Tierra estaba en un punto bajo, es decir, la órbita era casi circular, por lo que la distancia Tierra-Sol apenas variaba durante todo el año. Además, la inclinación del eje de la Tierra apenas variaba y los cambios estacionales apenas se apreciaban. Esto provocó que las temperaturas estivales de los polos apenas aumentaran y se iniciara una nueva era de hielo.

La unificación de este tipo por los ciclos de la órbita de la Tierra es muy rara y, según el estudio realizado, puede ser una explicación para comprender lo ocurrido en el límite de esos períodos.

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