Ciencia, creencias y científicos
2014/05/06 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
Recientemente el Ministerio de Sanidad británico ha dado a conocer el impacto de una campaña sobre vacunas. De hecho, allí está muy extendido que las vacunas incrementen el riesgo de autismo y muchos rechazan la vacunación infantil. Ante esta situación, el Ministerio de Sanidad realizó una campaña informativa que ahora analiza el impacto de la campaña. El resultado es que han conseguido lo contrario de lo que querían, es decir, que tras recibir información, las vacunas están más convencidas de que son malas. Así, el Ministerio británico de Sanidad ha llegado a la conclusión de que informar es contraproducente y debe cambiar la estrategia.
Aunque en un principio parezca extraño que la campaña tenga ese resultado, hace tiempo algunos científicos se dieron cuenta de que es una práctica habitual. Psicólogos y neurocientíficos han explicado que cuando recibimos nueva información, tendemos a mantener las creencias que teníamos. Es más, si la nueva información desborda lo que pensamos, tendemos a razonar, pero en ese razonamiento somos capaces de interpretar la información de acuerdo con nuestros prejuicios o convicciones. Es decir, utilizamos la nueva información para reforzar nuestra percepción. Exactamente igual que con la campaña de vacunaciones. Y lo mismo ocurre con otros temas como el cambio climático, la evolución o el fin del mundo.
Utilizando el imaginario a través de la resonancia magnética, los neurocientíficos han demostrado que, al razonar, las emociones influyen necesariamente y, además, aparecen antes de ser conscientes. Aunque con poco margen, milisegunda, antes del pensamiento consciente aparecen nuestras emociones a favor o en contra de las personas, cosas y ideas. Según los científicos, este mecanismo cerebral ha sido muy beneficioso para la supervivencia de nuestra especie, ya que nos ha permitido reaccionar rápidamente ante enemigos o imprevistos.
Así somos. Nos basamos en el razonamiento, pero antes de la razón nos afectan las emociones. Está bien. ¿Qué pasa con los científicos? A ellos les pasará lo mismo, porque son personas. Sabiendo esto, ¿adoptan medidas para eliminar las consecuencias de las creencias y creencias en las investigaciones?
Pues bien, según los artículos y opiniones publicados en revistas científicas y blogs, no parece que la cuestión esté totalmente diluida. Por ejemplo, en un artículo publicado en 2012 en la revista Nature, Daniel Sarewitz, director del Consorcio de Ciencia y Política de la Universidad de Arizona, denuncia la existencia de errores en el control de los efectos. En su opinión, el problema es que en la actualidad se buscan resultados positivos y si el resultado es contrario a lo esperado se oculta o se retira.
Según Sarewitz, esta tendencia pone en peligro el valor de las investigaciones y supone una pérdida de credibilidad en la sociedad. Por ello, aunque reconoce que no hay una solución sencilla, reivindica que hay que buscarla.
El discurso de Sarewitz recogió opiniones tanto a favor como en contra, y la comunidad científica sigue discutiendo sobre este tema. Al menos, la mayoría coinciden en que garantizar la corrección de los resultados es clave para mantener la credibilidad de la ciencia en la sociedad.
Publicado en el diario Berria.
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