Historia de la Industria Naval VI: una vida en pérdidas
1986/08/01 Azkune Mendia, Iñaki - Elhuyar Fundazioa Iturria: Elhuyar aldizkaria
XIV. y XV. La vida en los barcos del siglo XIX era muy dura. Para los marineros había una disciplina dura. La comida era mala y escasa. Por otro lado, tenían que remar constantemente.
La pérdida era el barco más común de la época y de ahí surgieron el fusta, el galeón, la bergantina y la fragata más pequeña. Todos ellos se hacían a remo y tenían uno o varios mástiles para colocar las velas.
La pérdida era de 40 o 50 metros de longitud y de 6 o 7 metros de anchura. Antiguo en forma y IX. Desde el siglo XIX navegaba por el mar.
El fusta era más pequeño y ligero. Tenía apenas treinta metros de longitud y cinco de anchura. Sin embargo, tenía más remo que pérdidas. El fuste tenía de 18 a 22 remos por cada lado y pérdidas de 14 a 20. La fragata era el barco más pequeño. Tenía entre 6 y 12 remos por costado y muchas veces sin mástiles.
Los venecianos usaban más galeilas. Era un barco gigante. Tenía 70 metros de longitud. 16 metros de ancho. Estaba dotado de tres grandes mástiles y estaba cubierto. En su interior tenía veintitrés aleros a cada lado. Detrás tenía un puente grande y alto.
Como la galeaza estaba llena de cañones, dominaba el mar. Llevaba consigo a unos trescientos hombres, de los cuales doscientos eran remeros. Además de los remeros, comandante, oficiales, suboficiales, contramaestres, pilotos, timoneras, cocinero, astilleros, etc. solían ir. Los soldados dependían de un capitán que estaba a las órdenes del comandante del barco.
No todos los remeros eran condenados por la justicia. XIV. y XV. Durante siglos, los remeros acudían a las galeras voluntariamente. Estos remeros voluntarios tenían permiso para tener bigote y pelo largo. Sin embargo, los penados no tenían rebabas ni pelo en la cabeza.
A los remeros libres les permitía hablar y pasear durante el día cuando no tenían turno de remo. Pero por la noche, al igual que los remeros prisioneros que les unían de cadena.
Y comencemos con la descripción de la misma pérdida. Sobre la cubierta, en popa, el barco no tenía remo, y éste era el rincón más noble. Una habitación ocupaba casi toda la popa y esta habitación sólo correspondía a los capitanes. En la popa, por su parte, se encontraba el castillo y sobre él los soldados con cañones. Sobre el castillo de proa, velas, anclas, etc. se manejaban.
Entre los castillos de proa y popa, sobre los remos había pasillos a la izquierda y a la derecha, donde caminaban hacia atrás y hacia delante tanto marineros como oficiales del barco.
En la popa, bajo cubierta, se hallaba la habitación del capitán, rodeada de los camarotes de oficiales. Más allá de la proa se encontraba el armero. Junto a él, la despensa. Allí guardaban la cecina, los quesos, etc. La harina, el pan, el arroz y las habas se guardaban en otro sótano.
En la proa había aseos y sótanos para velas, cordones y herramientas. En Branka los suboficiales dormían.
Los marineros tenían dos libras bisquillas, una libra de carne, un liberdi de cecina, un liberdi de queso, una pinta de vino y un poco de aceite. Los oficiales tenían además otros alimentos.
El estado de limpieza del buque era lamentable. Los marineros, en ningún caso tenían la consideración de orgullo lavar y si al nadar no se lavarían con agua. Además, no tenían más que ropa de vestir y es de esperar la abundancia de piojos.
Sin embargo, los remeros presos tenían la orden de estar sin pelo y limpios. Pero como no podían salir del alquitrán durante el día, la suciedad también dominaba a su alrededor, a pesar de que el barco presentaba un aspecto de limpieza por medio de banderas de pintura y colores.
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