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Vertebrados secos del Pirineo

1989/09/01 Aihartza, Joxerra Iturria: Elhuyar aldizkaria

Euproctus asper, acoplamiento del tritón pirenaico.

Los Pirineos, además de ser un lugar idóneo para los deportes relacionados con la montaña, constituyen un espacio abierto y singular para los aficionados a los diferentes ámbitos de la naturaleza. De hecho, sus peculiaridades geográficas, topográficas y climáticas hacen que en esta cordillera las condiciones ecológicas varíen drásticamente y, por tanto, los componentes bióticos del ecosistema.

Uno de los factores más importantes que condiciona la heterogeneidad del medio es sin duda la altitud. La subida vertical de unos 200 m hace que la temperatura media disminuya 1ºC (a nivel del mar, este cambio requiere un desplazamiento de latitud de 180 km). En consecuencia, la superposición de los estayas bioclimáticas es evidente en los Pirineos: el bosque de hayas y abetos, en el que predomina el hayedo y el abetismo, sigue el estaia subalpetarra formada por pinos de monte y brezos, sobre el que se asoma la zona supraforestal, incluyendo los prados alpinos, y por último el estaño de nieve y piedra.

Alytes obstetricans, un txantxiku común, en el que el macho lleva los huevos a la espalda mientras las copas se preparan para nacer.

No obstante, cabe señalar que esta estratificación es muy general y demasiado simple. Por un lado, porque la altitud no es el único factor que determina estas estaciones bioclimáticas, y por otro, porque en cada una de ellas se pueden observar muchos microclimas y hábitats diferentes. Es decir, el número y distribución irregular de las precipitaciones, la orientación, los niveles de innivación y la duración de las nieves, las diferentes insolaciones, los efectos soleados/ospel, la complicada topografía, y la concurrencia de otros factores físicos y edáficos, hacen realidad un mosaico complejo formado por una gran variedad de hábitats y microhábitats diferentes. Un mosaico complejo e interesante.

Por otra parte, la altitud aumenta la continentalidad, por lo que los cambios que se producen tanto a lo largo del año como a lo largo de la noche son más bruscos. Por ello, en las altitudes más altas el invierno suele ser muy largo, limitando la actividad biológica a cinco o seis meses al año. En consecuencia, la inestabilidad de las condiciones ambientales también será un factor importante que ha afectado a la actividad de los seres vivos pirenaicos. Por ello, a medida que aumenta la altitud, la diversidad de especies es cada vez menor, siendo éste un fenómeno visible tanto en plantas como en animales.

Rana temporaria, rana silvestre roja.

Dentro de los seres vivos de las familias superiores, los animales tienen, por supuesto, el mayor grado de libertad para hacer frente a las condiciones desfavorable que impone el medio, ya que, además de las respuestas metabólicas, pueden utilizar también respuestas etológicas y, si las condiciones se endurecen demasiado, pueden ocultarse o emprender una fuga.

En este artículo se expondrán, en lo posible, los vertebrados terrestres que habitan en las zonas más altas de la estación pirenaica alpina y subalpana, así como los vertebrados terrestres que habitan en las regiones más altas de la estación montañesa, explicando en la medida de lo posible su forma de vida y sus mecanismos para hacer frente a las duras condiciones.

Anfibios

Vipera aspis, víbora aspis.

Los efectos relacionados con la altitud son notorios en los ciclos biológicos de los anfibios, con frecuencia retardo de la metamorfosis o con una parada total. El arrabio (Salamandra salamandra) y el tritón paladado (Triturus helveticus) pueden llegar a las regiones más altas de la estaia montana, y a veces incluso a la subalpétana, situando su límite en altitudes próximas a los 2000 m. Pero entre los urodelos y todos los anfibios, el tritón pirenaico (Euproctus asper) es la especie más singular e interesante que habita esta cadena montañosa.

Especie endémica pirenaica adaptada para vivir en ríos fríos y rápidos de altas altitudes. Este animal se puede observar entre las altitudes de 700 y 2400 m, encontrándose las poblaciones más importantes en torno a los 2000 m. El tritón pirenaico es estenotérmico, con un estrecho margen de tolerancia a los cambios, por lo que sólo vive en aguas con temperaturas inferiores a 13ºC. En verano, si la temperatura del agua sube por encima de este límite, el tritón pirenaico se esconde en los fondos de los pozos más profundos, sumergiéndose en el sueño estival. Este fenómeno se ha relacionado con el mecanismo respiratorio del euproctus. En el caso del tritón pirenaico, aunque los pulmones son funcionales, aparecen reducidos y predomina la respiración cutánea.

Podarcis muralis, lagartija mural, el ejemplar de la imagen presenta una coloración azul atípica.

Al ser un animal activo mayoritariamente acuático, si la temperatura del agua es demasiado alta, no se dispondrá de oxígeno suficiente para satisfacer las necesidades metabólicas del euproctus, por lo que recurre a la estiba o al engorde estival buscando las aguas más frías de los fondos de los pozos. Este urodelo, por tanto, sólo puede habitar en los ríos más fríos y rápidos, adaptando sus mecanismos reproductivos, anatomía y ciclos biológicos a este hábitat concreto.

En cuanto a los amuros, cuatro son las principales especies que se observan en las altitudes más altas del Pirineo: el sapo común (Bufo bufo) y el sapo corredor (Bufo calamita) son especies de extensa extensión que pueden alcanzar altitudes pirenaicas de unos 2600 m. El txantxiku común (Alytes obstetricans) merece una mención especial, tanto por la extraña labor que desempeña el macho en época reproductiva (especialmente en fecundación y cuidado de huevos), como por ser un ejemplo extremo de retraso metamofósico relacionado con la altitud (Angelier sacó que la edad de los capiteles de un ibón en 2400 m era de 20 años).

Coronella austriaca, serpiente norte suave.

En este caso, por tanto, el animal estaría en el límite de sus condiciones de vida y la población de txantxiku se mantendría por falta de depredadores y competidores. Finalmente, la rana silvestre roja (Rana temporaria) es la más montañosa de los anfibios, pudiendo llegar hasta casi 3000 m. Aunque en altitudes más bajas es prácticamente terrestre, en las zonas más altas vive alrededor de los ríos y arroyos que utiliza la rana roja para la reproducción.

Tanto los anfibios como los reptiles, al ser poiquilotermos (es decir, animales sin capacidad de regulación de la temperatura interna), a la llegada de la nieve y el hielo deben elegir un escondite al que entrar a hibernar. Por ello, los anfibios y reptiles eligen los rincones más templados del biotopo en el que habitan: las víboras aspis (Vipera aspis), y las lagartijas viciosas (Lacerta vivipara), eligen para esconderse losas losas que se encuentran perpendicularmente a la luz solar; las ranas de bosque, txantxiku, sapos y patas.

Phoenicurus ochruros, colirrojo oscuro; hembra.

La nieve desempeña una importante función protectora para los seres vivos; bajo la nieve del metro la temperatura es de -1ºC y se mantiene en este valor, a pesar de que la temperatura exterior baja mucho. Esto permite, entre otras cosas, que los anfibios y reptiles puedan hibernarse sin llegar a congelarse.

Reptiles

Los trabajos sobre la expansión y distribución de los reptiles no son muy numerosos. La lagartija mural (Podarcis muralis) es la más abundante entre las lagartijas, presenta una elevada plasticidad ecológica y puede aparecer en altitudes de casi 3000 m. También es de destacar la lagartija viciosa que habita en los prados húmedos de las orillas de los carboneros y arroyos hasta altitudes próximas a los 2400 m (Lacerta vivipara). Tal y como su nombre indica, este animal es obovíparo, pero esta obibiparidad se produce sobre todo en las poblaciones del norte de Europa y de los Pirineos, en las regiones más templadas de la península, donde se produce una simple obabundancia.

Tichodroma mural, pájaro rocoso.

Algunos autores consideran que todos los reptiles que habitan en el piso alpino son ovovíparos, lo que debe entenderse como una adaptación a la altitud (y sobre todo a la inestabilidad de las condiciones climáticas). La víbora de Aspis (Vipera aspis) es también abundante en las zonas altas de los Pirineos, y la mayoría de los montañeros que la habitan la conocen perfectamente; esta víbora, que llega hasta los 2600 m, presenta diferentes coloraciones. Además de los reptiles mencionados, y si descendemos hacia el alto montañoso, pueden aparecer el cirauna (Anguis fragilis), la culebra verde oriana (Coluber viridiflavus) y la serpiente brava (Coronella austriaca).

Aves

Las aves son las que más fácilmente se pueden observar entre los vertebrados anfibios más altos y, a su vez, la mayor diversidad de especies se encuentra en este grupo. Y es que las aves, además de ser un animal homeotermo de alto metabolismo, tienen otras ventajas para adaptarse a estos ambientes terribles. Por un lado, hay que tener en cuenta que los plumas son el mejor aislante térmico producido (nosotros también los utilizamos para hacer cargas de montaña y sacos de dormir). Pero además, la capacidad de volar ofrece a las aves una oportunidad única para alejarse de las condiciones más duras y buscar lugares más cómodos.

Pyrrhocorax pyrrhocorax, picoteo.

Debido a estas características de su naturaleza, las aves son animales idóneos para adaptarse a las condiciones de vida tan duras como las que se dan en las altitudes más altas. Sería demasiado hablar de todas las aves que se pueden ver en los Pirineos, por lo que en este artículo se expondrán las especies más destacadas que podemos encontrar en la estela alpina y subalpana, dejando para otro lado las aves de los bosques montanos.

En la Estaia alpina, es decir, a partir de una altitud de unos 2200 m, aparecen pocas especies. El más abundante es el colirrojo oscuro (Phoeniculus ochruros). Este nervioso pájaro es originario del monte, pero por su tendencia saxícola, ahora se encuentra en todas las altitudes, colonizando muros, canteras y todo tipo de construcciones, procedentes de actividades humanas. Tanto el macho como la hembra se pueden conocer gracias a la evidente cola roja que agita repetidas veces. El macho es muy oscuro, casi negro, mientras que las hembras y jóvenes presentan un color pardo oscuro.

Prunella collaris, tuntún de montaña.

El tuntún montañoso (Prunella collaris), el gorrión de nieve (Montifringilla nivalis) y el pájaro rocoso (Tichodroma muraria) también son especies originadas en las cadenas montañosas de Eurasia, aunque en este caso la tendencia es más acusada a mantenerse en climas fríos. La acentuación montañosa, por ejemplo, habita en muros y formaciones estepáticas de más de 1800 m, con el óptimo altitudinal entre 2000 y 2400 m de altitud. Asimismo, el gorrión de nieve y el pájaro de cordero viven normalmente más de 2000 m. Estas tres especies son tan saxikolas como la anterior y colocan los nidos en los huecos y tramos de roca. Se trata de un pájaro rocoso insectívoro especializado, que gracias a las garras de sus largos dedos y a la ayuda de las aletas, recorre los acantilados rocosos y rocosos en busca de los invertebrados que se esconden con el pico largo y curvado en tramos de roca y rendijas.

Loxia curvirostra, moquillo.

La perdiz blanca o lagópodo blanco (Lagopus mutus) es originariamente de clima frío y debe ser considerada como la sucesión del periodo que habita en toda Europa durante las glaciaciones cuaternarias. Con el proceso de calentamiento del clima a lo largo del postglaciar, estas perdices se movieron hacia el norte o, como en el caso de la perdiz blanca, hacia la goimendita en busca del frío. La pluma de lagópodo o perdiz blanca es críptica y varía con las estaciones: la pluma parda de verano, vestimenta blanca de invierno; al ser un animal preparado para soportar el frío, el plumaje le protege también las patas y los dedos. A pesar de que en su día tuvo una mayor difusión, en la actualidad la perdiz blanca se esconde en los pastizales alpinos y en la piedra de las altitudes más altas. Esta disminución del hábitat parece deberse a la presión humana y especialmente a la caza.

Por último, el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) es el ave más brillante de las familias. Las poblaciones de este espectacular carroñero, que antaño fue mucho más abundante, se encuentran hoy en día muy reducidas, cuando el censo realizado en 1988 en la vertiente sur de los Pirineos apunta a unas 40 parejas reproductoras.

Gypaetus barbatus, quebrantahuesos.

En altitudes más bajas, pinares y abetales, habita el Moquoker (Loxia curvirostra). Este curioso pájaro se ha extendido por las piñas y desde allí se ha especializado en el consumo de piñones, siendo el llamativo pico equivocado la adaptación para este trabajo. Junto a la moquera, en el piso volcánico se puede ver el parche montañoso (Serinus citrinella), y en los pastizales y brezales de la misma estela abundan el barro común (Oenanthe oenanthe) y las chirtas de montaña (Anthus spinoletta). Las especies más destacadas que habitan los acantilados rocosos son el rocoso (Monticola saxatilis), la hierba rojiza (Pyrrhocorax grauculus) y la subarría (Delichon urbica).

Por último, entre las aves que nidifican más abajo en los meses más cálidos del año pueden ascender a las regiones altas, el águila real (Aquila chrysaetos), muy escasa por desgracia, el buitre leonado (Gyps fulvus), el halcón peregrino (Falco peregrinus), el cuervo (Corvus corone), el cuervo (Corvus corvus corax), la especie de hocorpyraille), la), la pyraille, y otra especie de hocorax pyrrrrrrrrrrrrrrranging.

Mamíferos

Gyps fulvus, buitre leonado.

Con la excepción del sarrio (Rupicapra rupicapra) y el oso (Ursus artus) entre los mamíferos de los Goimendies, todavía se sabe poco sobre el modo de vida del resto de especies.

Un animal esbelto y escurridizo, masivo, es la especie más conocida de la fauna pirenaica, y seguramente decir que ha llegado a ser un exponente de esta cadena montañosa no es demasiado. A pesar de que en su día vivió en altitudes más bajas, la excesiva caza ha obligado a limitar su residencia a las cumbres más altas de los altibajos y, si no es por el frío invernal, no baja a los límites forestales. El acróbata es brillante y sube y baja por los acantilados y barrancos, huyendo de la cercanía humana. En los últimos años, y gracias a las medidas adoptadas para la protección de las poblaciones masivas, ha llegado a ser abundante en algunos valles, y las altas tasas anuales de crecimiento de las poblaciones de rebeco (13-14%) nos preocupan también por su posible abundancia, siendo cada vez más evidente la necesidad de unos depredadores que permitirían el control de las poblaciones.

Marmota marmota, marmota alpina.

Entre los grandes herbívoros, y por su reducido número, es imprescindible hacer alguna referencia a la cabra montesa pirenaica (Capra pyrenaica). En el Pirineo sólo queda una pequeña población compuesta por unos pocos ejemplares (concretamente en Ordesa) y su futuro es terrible. Aunque sabemos que Neolitos era abundante en altitudes más bajas, todavía no está claro si la expansión goimenarra actual de este animal es consecuencia de la fuga del proceso de calentamiento climático. La práctica totalidad de la destrucción de las poblaciones pirenaicas se debe, sin embargo, a la caza.

Entre los mamíferos de esta cadena montañosa, el oso es el animal que despierta las pasiones más apasionadas a favor y en contra (Ursus artus). De hecho, la dura competencia que hemos mantenido con él durante miles de años nos ha dejado como herencia la sombra del miedo de los antepasados y la fascinación que nos genera su poderoso carácter. La competencia, sin embargo, ha finalizado, y en detrimento del oso, ya que en la actualidad sólo viven algunos ejemplares en la Península Ibérica.

Rupicapra rupicapra, sarrio.

Frente a poblaciones relativamente abundantes en Asturias, en los Pirineos no se puede afirmar que exista una población real, y aunque es difícil realizar una evaluación detallada del número de ejemplares que habitan en ella, DENDALETCHE considera que puede rondar los 30 ejemplares. Debido a la presión humana, además de la reducción de la cantidad, el oso ha sufrido también alteraciones en el hábitat y en la alimentación, de manera que, a pesar de que en la antigüedad su distribución era mucho más amplia, hoy en día vive apenas en los bosques montanos más recónditos. De la misma manera, aunque su dentadura denota un tipo de alimentación carnívora, el régimen del oso es en la actualidad omnívoro, lo que también debe entenderse como consecuencia de la dura persecución sufrida desde el ser humano.

En el otro extremo, el mamífero que crece como consecuencia de la acción humana es la marmota alpina (marmota marmota). Un simpático roedor roedor que con forma de ardilla gigante que habita en la Tierra, que ha sido asesinado por los depredadores, se está convirtiendo cada vez en más visionario. La marmota es un animal herbívoro gregario que habita en los agujeros subterráneos formando grandes colonias en los pastizales y murallas de los altibajos. En estos grupos hay vigilantes que siempre están atentos, y si corren algún peligro, con un chistu ácido avisan a toda la colonia, y todos se esconden en secreto. Por eso, muchas veces es mucho más fácil oír la llamada de peligro de las marmotas que ver al mismo animal.

Mustela arminea, armiño.

El armiño (Mustela arminea) es también un mustélido goimendi cada vez más frecuente. A pesar de que este pequeño y vivo carnívoro siempre ha sido abundante, en los últimos años, y debido al aumento del número de montañeros que se acercan al Pirineo, las concentraciones de simvinudeo que se están produciendo entre las basuras abandonadas son cada vez más abundantes en algunos puntos (Goriz de Ordesa y Soaso, por ejemplo, en el embalse de Respumoso). Sin embargo, la armadura blanca es carnívora y puede pensarse que, además de las basuras, también se puede buscar micromamíferos que circulen entre ellas.

Paisaje pirenaico.

Por último, entre los vertebrados terrestres pirenaicos, si en una revisión se exponen los que pueden ser más representativos, sólo nos queda mantener el lema de siempre: que la cadena montañosa que se ha convertido en el último escondite de varias especies róticas, tiene que frenar el fuerte impacto que aplicamos a esta cadena montañosa, si queremos evitar la desaparición de muchos de estos animales. Esta pérdida no tendría solución.

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