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Felix Goñi, un hombre enamorado de las membranas

2003/01/01 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

El Premio de Investigación 2002 ha sido para Félix Goñi. Para conocer el ganador del premio que otorga el Departamento de Educación del Gobierno Vasco en materia de investigación, su trayectoria y su actividad actual, hemos acudido a él. Con la lluvia arriba abajo, nos ha cogido muy bien en la oficina de la Unidad de Biofísica de Leioa.
A. Galarraga

Nacido en San Sebastián, empezó a estudiar medicina en la Universidad de Navarra. “Cuando llegué a la facultad, como casi todos los demás, no sabía qué era la medicina. El caso es que el primer año Macarulla me dio clases de bioquímica y me impactó tanto que decidiste entonces que quería ser bioquímica”. Era el curso 1968-69. Posteriormente se incorporó al Departamento de Bioquímica como alumno interno y realizó su tesis con Esteban Santiago. “Para entonces el tema fue el que me ha tocado toda la vida, mi tesis sobre los lípidos de la membrana mitocondrial”.

En 1975 leyó su tesis en la Universidad de Navarra y al año siguiente se trasladó al laboratorio de Dennis Chapman, en Londres. “Dennis Chapman era uno de los tres mejores del mundo en investigación de membranas y mi padre científico se convirtió inmediatamente en amigo y asesor”. Tras dos años de experiencia en la Universidad del País Vasco, sacó la plaza de profesor adjunto de Bioquímica. En 1984 fue nombrado catedrático en Santander, pero pronto volvió. En 1986 obtuvo la condición de catedrático de la UPV/EHU y desde entonces siempre ha estado presente, excepto en 1991 y 1999, que estuvo en Londres y Canadá durante una temporada. En 1995 y 1999 trabajó como director de política científica en el Gobierno Vasco, “pero no pensé que por eso abandoné el laboratorio”.

Grupo de trabajo, base y pilares

Macarulla, profesor de primer curso, vino a la UPV-EHU y se incorporó a ella en 1979. “Fue muy generosa. Además, ha sido el jefe perfecto, me permitía hacer lo que quería y siempre me ha protegido”.

Félix Goñi comenzó a trabajar con membranas y detergentes, junto con Iñaki Guturbay. Félix ha explicado que los detergentes son una herramienta muy importante para la eliminación de proteínas de las membranas, así como para la introducción de proteínas en disolución. “Siempre hemos trabajado con los detergentes, a veces hemos empezado con más ganas y otras veces con menos, pero siempre ha habido esa línea”.

Felix Goñi lleva toda su vida investigando membranas celulares.

Poco después, Alicia Alonso, que actualmente tiene esposa, comenzó a realizar su tesis y se dedicó a otra importante línea de investigación. De hecho, se comenzó a analizar el mecanismo de fusión y fusión de las membranas. El jurado de los Premios Euskadi de Investigación destacó este trabajo, entre otros.

En la misma época, José Luis R. Arrondo se reunió al grupo e investigaron la estructura de las proteínas mediante la espectroscopia de infrarrojos. “Fuimos uno de los primeros del mundo en aplicar esta tecnología a las proteínas”.

Según Felix Goñi, entre los cuatro se impulsaron las investigaciones de Bioquímica y ahora se sigue trabajando. Desde entonces se ha ido sumando más gente y a medida que el grupo crece se han ramificado las líneas de investigación.

Por ejemplo, Arturo Muga, Adelina Prado y Mª Angeles Urbaneja han formado un subgrupo en el que se desarrollan los trabajos menos relacionados con las membranas. Se está investigando cómo se doblan las proteínas, que son las que ayudan a doblar a las proteínas. “Y en breve se volverá a relacionar este tema con las palabras”.

Juan Mª Glez. Mañas, por su parte, empezó a trabajar con las membranas y ahora está trabajando con las toxinas que tienen el objetivo en las membranas. Desde su punto de vista, es curioso que sea capaz de penetrar en la membrana toxinas que son proteínas hidrosolubles.

La Unidad de Biofísica es un gran logro para Goñi. Es importante disponer de un lugar adecuado para la investigación.
A. Galarraga

Helena Ostolaza también investiga cómo las toxinas bacterianas penetran en la membrana. “Helena identifica un receptor de una toxina y descubre la forma de bloquearlo. La toxina, denominada hemolisina, es causada por la bacteria Escherichia coli y causa infecciones en el aparato urinario. Gracias a un péptido descubierto por Helena, las células se protegen de la infección. Como la investigación tiene aplicación, la hemos patentado”.

También se hizo el primer modelo de fusión por una enzima. Según Felix Goñi, la investigación de la fusión recibió un enorme impulso gracias a Txelu Nieva. El modelo de fusión por Fosfolipasa C ha generado numerosas tesis y publicaciones. Posteriormente, se comenzó a analizar cómo se fusionan los virus con membrana, como el sida y la gripe, y las células. En concreto, está investigando las proteínas o péptidos de los virus que provocan la fusión de las membranas.

Los últimos miembros del grupo de trabajo han sido Ana Rosa Vigera, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC), e Itziar Alkorta y Gorka Basañez. Ana Rosa, primera funcionaria procedente del CSIC, trabaja con el plegado de proteínas, la conjugación de las bacterias Itziar, y Gorka investiga sobre todo las transformaciones de las membranas en la apoptosis.

Aunque cada uno tiene sus responsabilidades, Felix Goñi explica que todos trabajan juntos y que las investigaciones se cruzan. Ha reconocido que su equipo de trabajo es también un grupo de amigos, a los que debe en parte el éxito.

Unidad de Biofísica

La hemolisina es una toxina producida por la bacteria Escherichia coli que produce infecciones en el aparato urinario.

Es un sueño realizado por la Unidad de Biofísica para Felix Goñi. Él se considera optimista, “pero en 1975, cuando vine por primera vez aquí sin terminar la tesis, no podía imaginar que algún día tuviéramos algo así”.

Dicho esto, siempre ha luchado por disponer de un lugar de investigación y de los medios adecuados. Debido a la estrecha relación existente entre la Universidad de Navarra y el CSIC, los centros mixtos eran muy normales para ella. Pero en aquellos tiempos el CSIC estaba en muy mal estado y no se podía conseguir nada.

Sin embargo, “yo siempre he considerado que la existencia de una estructura de fomento de la investigación y de investigación es necesaria en la universidad. Por eso he intentado conseguirlo en once ocasiones”. Y cuando tenía la esperanza prácticamente perdida, surgió la oportunidad de colaborar con el CSIC. Tras varios pasos, en 1999 se consiguió poner en marcha la Unidad de Biofísica, que el año pasado estrenó el nuevo edificio.

El trabajo en colaboración con el CSIC conlleva una serie de beneficios, sobre todo por su mayor espacio y recursos, y por su participación en la red de investigadores de alto nivel, facilita la comunicación y las relaciones.

Preguntado por sus expectativas de futuro, respondió de forma rápida y concisa: “trabajar más y mejor”.

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