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En apariencia masculina

2022/04/11 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

Florisuga mellivora colibrí. Ed. Brian Gratwicke/CC BY 2.0
En Centroamérica y Sudamérica existe una especie de colibrí llamada Florisuga mellivora. En la edad adulta, como ocurre en muchas aves y otros animales, los machos y las hembras tienen un aspecto diferente. En la mayoría de las aves, los jóvenes se asemejan a las hembras adultas y, al madurar, los machos se vuelven más coloristas y llamativos. En las florisugas mellivoras colibrias ocurre lo contrario: de joven se asemejan a los machos adultos en plumaje y, al madurar, las hembras adquieren otro plumaje. No todas, el 20% de las hembras conservan su aspecto.
 
Los investigadores no saben si detrás de esto hay razones genéticas o ambientales, pero al menos han visto la conclusión de que las hembras con aspecto de ánsar sufren menos acoso que las demás. De hecho, los machos son los perseguidores y, en particular, ejercen la violencia contra las hembras normales para acceder a la comida. En el caso de las hembras con aspecto de arena, éstas no sufren ningún ataque y no tienen inconveniente en comer tanto como los machos.
 
Desde el punto de vista reproductivo, la presencia de apariencias de ar no es una ventaja. Por el contrario, entre las dos hembras de plumaje habitual y parásito, los machos eligen la primera para cortarse. Pero también cortan a los aristas, por lo que la ganancia por cambio de aspecto es mayor que la pérdida.
 
Estos colibríes llevan a la mente el caso de las mujeres que se han convertido en varones por haber alcanzado las oportunidades de los hombres. A lo largo de la historia han sido muchos los científicos que lo han hecho. Una de las más conocidas es Sophie Germain. Nació en 1776 y era científico desde pequeño. A los 18 años abrieron la Escuela Politécnica en París, pero sólo aceptaban a los hombres. Sin embargo, Germaine encontró la forma de estudiar, recibía por correo las lecciones y envió, con el nombre de Monsieur Antoine-August Le Blanc.
 
El profesor Joseph Louis Lagrange se apropió del excelente trabajo de Le Blanco y quiso conocerlo. Germaine no pudo ocultar que era una mujer, pero Lagrange no la rechazó, sino que ayudó a Germain a avanzar en el mundo de las matemáticas. Al final llegó a ser un gran matemático y consiguió ser admitido en la Academia de Ciencias de París.
 
En la misma época, la botánica Jeanne Baret embarcó vestida de hombre en la primera expedición francesa que daría la vuelta al mundo. Porque, ¡oh sorpresa!, las mujeres tenían prohibido participar en las expediciones. Se convirtió en la primera mujer que dio la vuelta al mundo, vestida de mujer, y con una importante aportación botánica.
 
Y XXI. ¿en el siglo XX? Pues bien, los artículos científicos firmados por mujeres tienen menos posibilidades de ser publicados en revistas de prestigio y recibirán menos menciones. Y las prendas siguen siendo un elemento importante para ser aceptadas o rechazadas, por ejemplo en congresos. Luego le llamarán la selección natural.