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Tampoco sabemos qué comemos

2000/11/14 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Para garantizar la seguridad alimentaria, además de los piensos, se deben medir hormonas y medicamentos veterinarios. La Comisión Europea inventa un nuevo método de análisis

Debido a la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), últimamente se habla mucho de los controles de calidad de los alimentos. Sin embargo, la calidad no se ha limitado al uso de los piensos y aunque a veces no se preocupe demasiado, es un problema cotidiano. Por ello, es imprescindible la medición y control del uso habitual de hormonas y medicamentos veterinarios potencialmente nocivos para la salud. Con esta intención la Comisión Europea está trabajando. Este mes finaliza el proyecto que está llevando a cabo la Comisión para la detección fácil de estos dos productos. Seis municipios europeos han participado en este estudio, que se ha prolongado durante 30 meses. El objetivo es garantizar la seguridad alimentaria mediante análisis fiables y rápidos, especialmente en productos lácteos y carnes.

Estudios anteriores

Las técnicas empleadas hasta ahora sólo detectan una parte de estos productos y, además, tardan mucho tiempo en terminar el análisis. No es de extrañar, por tanto, que de vez en cuando, en el mercado se esté demasiado abrigado para impedir el acceso a los alimentos contaminados. Para evitar que esto suceda en el futuro, con el fin de facilitar y agilizar las investigaciones en los alimentos, han inventado un biodetector que realiza otro tipo de análisis.

El biosensor funciona como un imán con moléculas de hormonas y medicamentos. Es decir, colocarlas en la superficie del alimento a analizar atrae a todas estas moléculas. A continuación, para medir su concentración, es imprescindible añadir anticuerpos que se unirán a estas moléculas. El análisis posterior se basa en el efecto óptico. Al biosensor se le envía la luz y, viendo en qué dirección la devuelve, deducen la concentración molecular.

El examen se puede realizar en cualquier carne y avellano, y además sólo requiere unos tres minutos. En principio se utilizará en los laboratorios de alimentos en los que se realizan controles oficiales y en los que se produce gran cantidad de carne y leche. Se ha dado a conocer esta técnica a los laboratorios de alimentos, a los grandes productores y a las asociaciones de consumidores.

De esta forma se espera que en adelante se reduzcan los hábitos de curación con antibióticos y se mida el uso de hormonas. Sin embargo, hasta que el ministro francés de agricultura, Jean Glavany, cumpla su palabra y prohíba el uso de toda grasa animal en la comida de vacas, no se puede decir si con estos estudios se garantiza definitivamente la seguridad alimentaria.

Mientras tanto, cada uno tendrá que elegir. Seguir como hasta ahora o, si se asusta demasiado, convertirse en vegetarianos.

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