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Tinta, cóctel para escribir

2003/09/01 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

Con el tiempo, el negro de varias tintas pierde fuerza y se vuelve marrón. Durante años, uno de los problemas que ha tenido el tintero ha sido encontrar una mezcla que permanece inalterable. Los documentos firmados deben durar mucho y en el caso de un cuadro, por supuesto, la importancia del color es total. Hierro y taninos para la tinta más clásica Tinta china Haz tinta

Perder el negro no significa por sí misma edad: La tinta “mal” pierde negreza en pocas horas. Por supuesto, si se pierde durante unos años, es posible que el propio tintero nunca sepa que su tinta es de "baja calidad". Además, quien lo analiza después de los años tampoco tiene la última palabra, ya que normalmente no puede saber cómo fue el documento o el dibujo en su origen. No es fácil, a menudo sólo la experiencia puede dar solución a este problema.

En los trabajos de restauración, los expertos saben que la persistencia de la tinta es casi insegura, ya que en el proceso de degradación intervienen muchos factores. El papel envejece espontáneamente debido a los microorganismos que contiene el propio papel y a su entorno. Por otra parte, la composición química de la tinta también está relacionada, ya que de una u otra manera se "vincula" con el papel, en ciertas formas compactas y duraderas, y a largo plazo los componentes de la tinta pueden atacar el papel y destruir el documento.

Así, parece casi imposible que una tinta permanezca intacta. Un documento tiene un tiempo rojo, ¿no? Pues en lugar de intentar darle la vuelta a este argumento, explicaremos qué más necesita una tinta para ser tinta.

Alcohol con alcohol

En resumen, la tinta líquida es una mezcla del pigmento y de un transportador del mismo. El primero da color y el otro sólo ayuda a dejar el pigmento en papel y a fijarlo correctamente. Parece sencillo, pero millones de mezclas pueden ser probadas antes de un resultado digno. Conseguir una combinación perfecta no es fácil. Veamos por qué.

El transportador suele ser un disolvente. ¿Por qué no el agua, el disolvente universal? A partir de los pigmentos solubles en agua, el agua puede ser una buena opción, asequible y barata. Sin embargo, las tintas a base de agua simple tienen un gran problema: el agua, al entrar en contacto con el papel, se esparce en la superficie del papel y, por supuesto, con el agua va el color. De esta forma conseguiríamos una mancha incontrolada. El problema es el agua: Es demasiado ligero. La viscosidad del agua es demasiado baja y hay que añadir algo más para ser un buen transportador.

En el proceso de degradación de la tinta intervienen muchos factores y suele ser el principal quebradero de cabeza de los tintoreros.

Por tanto, se debe utilizar otra sustancia más viscosa. La medida correcta es difícil ya que no debe ser demasiado viscoso; la tinta debe ser líquida, controlable pero líquida.

Desde el punto de vista de la realidad, parece que no siempre es cierto, para muchas aplicaciones se utiliza una tinta muy viscosa, a veces casi sólida. Pero al tener que transportar el pigmento, la tinta debe tener una mínima fluidez. La tinta de bolígrafo, por ejemplo, contiene un polímero entre sus componentes, lo que la hace muy viscosa, pero no es del todo sólida.

Para ser transportador de tinta líquida, el alcohol convencional, el etanol, parece una buena opción y así es: se utilizan muchas tintas que se disuelven en alcohol. Sin embargo, este disolvente tiene otro problema, su evaporación es muy rápida, ya que el alcohol está casi evaporado nada más escribir. Por lo tanto, tiene poco tiempo para dejar correctamente el tinte en el papel y además no se puede almacenar en un recipiente abierto. Lo contrario tampoco es aceptable; si la tinta líquida permanece líquida durante más de unos segundos, la probabilidad de que lo escrito se "mueva" con la mano y se ensucie es muy elevada. Hasta hace poco se utilizaba el escurridor, junto con la pluma y la tinta, para escribir cualquier cosa.

En general, el transportador de las tintas suele ser una mezcla de varios alcoholes. El etanol, el metanol, el isopropanol, el etileno glicol y el agua son muy utilizados en estas mezclas (el etilén glicol se utiliza en muchos casos como polimerizado, y el agua, aunque no se quiere incluir en el grupo de alcoholes, suele ser un buen disolvente de los alcoholes). Pero aun entregando los ingredientes de la mezcla, no es fácil saber cuál debe ser la proporción de cada uno. Hay que conseguir una viscosidad adecuada, ni demasiado, ni demasiado poco, y además el disolvente debe evaporarse en unos segundos. Es complicado. En ausencia de recetas previas, el tintero debe realizar muchas sesiones para preparar el disolvente adecuado.

Guerra a la degradación

Además, el trabajo del artesano no termina en la preparación del pigmento y del transportador. Si desea realizar una tinta sostenible, deberá tener en cuenta el material en el que se va a utilizar, ya que la durabilidad de la tinta depende en última instancia de las conexiones que produce con la piel.

Por supuesto, esta característica aumenta la lista de componentes del cóctel de escritura. En muchas ocasiones, la receta es rica en productos aditivos como fungicidas y antioxidantes. ¿Qué relación tienen estas sustancias con la tinta? Son importantes en la interacción entre tinta y papel. El principal componente del papel es la celulosa, que se degrada con el tiempo debido al sol, la atmósfera y los hongos. Para evitar esto, tanto el papel como la tinta deben protegerse.

Los fabricantes de tintas han desarrollado tintas muy eficientes gracias a la experiencia de los ensayos de los siglos, lo que ha permitido conservar gran cantidad de documentos históricos.

Sorprende, por tanto, que muchos documentos históricos se hayan conservado. Sin embargo, los fabricantes de tintas han desarrollado tintas muy eficientes gracias a la experiencia de los siglos. No olvidemos que en lugar de partir de sustancias de laboratorio, las tintas han sido fabricadas tradicionalmente a partir de productos naturales.

A pesar de ser conocida en la época romana, desde la Edad Media se consideran habituales las tintas en hierro y taninos. Todos los materiales necesarios son fáciles de encontrar en la naturaleza, por un lado, los minerales que contienen sales de hierro son muy abundantes y por otro, los taninos se extraen fácilmente de robles o uvas. Una vez mezcladas en agua, ambas sustancias reaccionan entre sí y se oxidan por acción del aire. Como consecuencia se forma un tanato férrico, el color negro de la tinta. El tintero sólo necesitaba mezclar ambas sustancias y esperar para obtener la tinta.

Para mejorar el proceso se añadía la goma árabe traída por el este, que se extraía de las piñas y se disuelve en el agua. Por efecto de la goma, la tinta adquiría la consistencia necesaria para escribir y, además, le ayudaba a pegarla en el papel. Para terminar, a veces el tintero tenía que filtrar la mezcla. El cóctel así obtenido, en general, es demasiado ácido para el papel de hoy y genera problemas de corrosión a largo plazo. Sin embargo, este cóctel ha sido, sin duda, un bien preciado hasta hace poco.


Lo consiguieron: entre los tipos de tintas que se conocen desde hace tiempo, hay una que no pierde la negreza, la tinta china. Es un líquido misterioso, valioso. Durante su uso, el dibujante (o escritor) puede añadir el agua que desee, obteniendo millones de tonalidades grises, incluidas las degradadas. Pero una vez seca la tinta no se disuelve en el agua. La tinta seca se vuelve resistente al agua y no sólo al agua, la luz tampoco actúa y al no ser una tinta ácida no agrede el papel. La obra parece durar para siempre.

El secreto reside en el carbón vegetal: la tinta es una dispersión de partículas diminutas de carbón. Para ello, el tintero cribaba el hollín y lo calentaba en una cola extraída de las rayas. La materia obtenida tenía que ser golpeada en el almerete hasta que podía recogerla en barras. Esa barra se disuelve en el agua cuando el artista la utilizaba para conseguir un negro total o un gris deseado.

  1. (Foto: G. Roa).Llenar el vaso de agua hasta la mitad, hervir y añadir dos bolsitas de té. Conseguirás una infusión muy concentrada de té, ¡tiene los taninos que necesitas!
  2. Una vez enfriado el té, añadir el bicarbonato sódico. Reacción química que forma tanato de sodio.
  3. A la mañana siguiente tendrás una tinta muy fluida, pero que se puede hacer de una manera sencilla.

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