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Patrimonio de Rutherford

2010/01/01 Etxebeste Aduriz, Egoitz - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

Patrimonio de Rutherford
01/01/2010 | Etxebeste Aduriz, Egoitz | Elhuyar Zientzia Komunikazioa
(Foto: Manu Ortega)

La misión de David Coggon era investigar si esas muertes estaban relacionadas con Rutherford. El estudio se puso en marcha en el caso de tres personas fallecidas con cáncer de páncreas entre 2007 y 2009. Estas tres personas trabajaban en la Universidad de Manchester, las tres en Rutherford Building. Y en años anteriores también hubo otras tres muertes similares de personas que trabajaron en el mismo lugar.

Varias personas asociaron estas muertes con experimentos realizados por el propio Rutherford un siglo antes en aquel edificio. Y para aclarar la cuestión, la universidad encargó a Coggon, epidemióloga del Consejo de Investigación Médica del Reino Unido, la realización de un estudio.

Ernest Rutherford llegó a la Universidad de Manchester en 1907, donde investigó y enseñó hasta 1919. Su laboratorio estaba en lo que hoy es Rutherford Building. En este laboratorio trabajó con elementos radiactivos, donde Rutherford descubrió la estructura del átomo gracias a la radioactividad.

Rutherford fue un gran hombre, incluso físicamente. No era especialmente claro y, según su amigo James Chadwick, tampoco era especialmente bueno en experimentación. Pero era incansable. Ante problemas aparentemente insolubles era más empeño que nadie, no se resignaba. Y estaba abierta a explicaciones heterodoxas. Además, tenía mucha confianza en sí mismo. C. P. El físico Snow lo escuchó una vez en el de la costurera: "Me estoy expandiendo cada día físicamente, también mentalmente".

Le gustaba la sencillez; solía decir "yo soy un hombre simple". Y los hechos eran lo más importante para Rutherford; la teoría era sólo parte de una "opinión". Así, cuando Enrico Fermi consiguió desintegrar ciertos elementos con los neutrones, le escribió para felicitarle por "escapar de la física teórica".

Nacido en Nueva Zelanda, llegó a Inglaterra en 1895, al laboratorio Cavendish de la Universidad de Cambridge. Al año siguiente Henri Beckerel descubrió la radiactividad y Rutherford comenzó a investigar este nuevo fenómeno.

En 1898 viaja a Canadá, a la Universidad McGill de Montreal. Allí, al año, trabajando con el uranio, descubrió que emitía al menos dos tipos de radiación y los nombró con las dos primeras letras del alfabeto griego: los rayos alfa y beta. Y, en 1903, junto con Frederick Soddy, concluyó que la radiactividad era debida a la desintegración de los elementos. Fue una auténtica revolución porque en aquella época los científicos consideraban la materia indestructible. El matrimonio Curie tardó también dos años en aceptar esta idea, aunque ellos habían demostrado que los elementos radiactivos perdían masa.

Soddy y Rutherford calcularon la tasa de desintegración de sustancias radiactivas. Y vieron que la energía liberada en esas desintegraciones podía ser entre 20.000 y 100.000 veces mayor que la de otras reacciones químicas. Rutherford planteó la hipótesis de que la energía solar podía tener ese origen. También propuso que los elementos radiactivos podían ser utilizados para la datación geológica.

Por estos trabajos fue galardonada con la Novela de Química en 1908. Sí, química. Para Rutherford, además, la física estaba muy por encima de todas las demás ciencias. Cuando le entregaron el premio dijo que la transformación del físico al químico fue la más rápida que conoció jamás.

Para cuando le dieron la novela estaba en Manchester y todavía tenía mucho que ofrecer. El mismo año de la novela, junto a Hans Geigger, descubrió que las partículas alfa brillaban al tocar en una película de sulfuro de zinc. De este modo, mediante la observación de estos brillos, podían contar las partículas alfa una a una y seguir su curso.

El alumno de 19 años Ernest Marsden fue el encargado de bombardear una hoja de oro con las partículas alfa y observar los destellos. La mayor parte de las partículas atravesaban el oro directamente, pero sólo unas pocas se desviaban y una de cada 20.000 se rebotaba hacia atrás. ¡Era increíble! Rutherford diría más tarde que era equivalente a lanzar y rebotar una bala de cañón a un papel de celofán.

Finalmente encontró la explicación de que la mayor parte del átomo era un espacio vacío, por lo que la mayoría de las partículas pasaban sin problemas, pero en el centro del átomo había un pequeño núcleo que provocaba la desviación de algunas partículas.

Después de contar miles y miles de destellos, calcularon que el núcleo del átomo era 10.000 veces menor que el propio átomo, donde se acumulaba casi toda la masa del átomo.

Con la llegada de la Primera Guerra Mundial, fue destinado a investigar métodos de detección de submarinos, pioneros del sonar. Un día en el que se reunía con expertos ingleses para hablar de estos métodos, Rutherford no apareció y cuando fueron a hacerse cargo respondió: "¡Tranquilo, por favor! Ahora mismo me refiero a unos experimentos curiosos que parecen ser capaces de romper el átomo. Si eso fuera cierto, ¿no os parece que ese descubrimiento es más importante que toda vuestra guerra?"

Y lo consiguió al finalizar la guerra. En 1919 se dio cuenta de que al bombardear el nitrógeno con rayos alfa se extraía un protón del núcleo del átomo de nitrógeno, convirtiéndose así en oxígeno. Fue la primera transmutación artificial.

El físico, matemático y astrónomo británico James Jeans afirmó una vez que Rutherford fue Newton de la física atómica. Y es que el legado científico que nos ha dejado Rutherford no es del todo. ¿Pero dejó algún otro patrimonio? ¿Influyó el trabajo de Rutherford en las muertes de Manchester?

En 1999 se detectó contaminación radiactiva y mercurio en cuatro habitaciones de Rutherford Building y se procedió a su limpieza. Sin embargo, Coggon ha llegado a la conclusión de que la dosis recibida por un empleado que recibió la máxima contaminación antes de la limpieza era de 1,9 milisievert anuales, una décima de la dosis establecida para el personal de las centrales nucleares. Coggon dice que está seguro de que las muertes han sido una mera coincidencia.

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