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Contaminación acústica

1996/07/01 Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

En la legislación española no existe legislación específica en materia de ruido y hay que tener en cuenta que no todas las ciudades pobladas españolas disponen de la correspondiente ordenanza.

España es el país más ruidoso de Europa. Sin embargo, algunas autoridades municipales afirman que es normal cuando ven datos estadísticos, ya que no representan a un noruego cantando y aplaudiendo en la calle. En la legislación española no existe legislación específica en materia de ruido y hay que tener en cuenta que no todas las ciudades pobladas españolas disponen de la correspondiente ordenanza. El ruido del tráfico está formado por los tubos de escape, los motores, las sirenas, los claxones, las escobas al frotar el asfalto y según los datos es el más persistente y perjudicial

Puede ser de 85 decibelios; el nivel máximo permitido por la Organización Mundial de la Salud es de 65 dB

Estamos en verano y no muy lejos de donde vivimos muchos de nosotros tendremos alguna bar-terraza, pub-terraza o discoteca-terraza, equipada con desplazamientos de motocicletas y/o coches ruidosos y con entrevistas sonoras hasta las pocas horas de la mañana. Existen cuatro niveles de emisión de ruido con límites decibelios cercanos al umbral de emisión mínima: dos de ellos pertenecen al entorno juvenil y ambos son actuaciones voluntarias: discotecas (120 dB) y conciertos pop-rock (110 dB). Las otras dos son el martillo neumático (115 dB) y la motosierra (105 dB). En el tiempo libre de las personas jóvenes se concentran muchas fuentes ruidosas: coches con equipos musicales cada vez más potentes, motos de gran cilindrada, walkman, seguidores de fútbol, etc.

No es de extrañar, por tanto, que entre las conclusiones extraídas en un reciente simposium sobre diagnóstico y tratamiento protésico de la sordera se constata que, en los últimos tiempos, la edad media de las personas afectadas por la sordera ha disminuido de 60 a 30 a 45 años.

Entre las patologías causadas por ruidos excesivos se encuentran la ansiedad, la angustia, el estrés, las alteraciones digestivas, la disminución de la fecundidad, las situaciones de hipertensión, los desequilibrios visuales, así como la aceleración de los procesos cancerígenos cuando los decibelios son superiores a 110.

En los últimos tiempos la edad media de las personas afectadas por la sordera ha disminuido de 60 a 30 a 45 años. Todo ello, como es sabido, se debe a la contaminación acústica.

En ciudades tan grandes como Madrid o Barcelona, el 90% de la población se encuentra expuesta a niveles de ruido superiores a los límites marcados por la Organización Mundial de la Salud, donde el tráfico es la verdadera enfermedad. El número de coches y su movilidad, por ejemplo, ha aumentado considerablemente en la última década, pero las calles de media ciudad no han crecido. Para mitigar los efectos desagradables del ruido del tráfico, lo más destacado ha sido la instalación de pantallas aislantes en algunos tramos de las principales circunvalaciones.

En cualquier caso, hay que decir que el ruido no sólo se produce fuera de nuestras casas, sino también dentro. El ruido emitido por lavadoras y lavavajillas, teléfonos, ordenadores, frigoríficos, televisores, etc. se acerca o supera los límites de decibelios marcados por la OMS. En verano, además de los anteriores, a menudo tenemos a nuestro alrededor un ventilador o aparatos de aire acondicionado que hacen más difícil la vida del oído.

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