Margarita Salas: "El fago Phi29 nos ha dado grandes satisfacciones"

Margarita Salas es muy conocida por ser mujer y científica de alto nivel. Pero su tema de estudio no es tan conocido. Salas lleva cuarenta años investigando un fago: el phi29 fago. Los Fagos son virus que infectan bacterias y el PHI29 le ha dado muchas sorpresas a Salas. Los centros de investigación CIC bioGUNE, en su segundo aniversario, han invitado a dar una conferencia sobre la evolución de las investigaciones y hemos tenido la oportunidad de acompañarla. Ha respondido con amabilidad, corrección y rigor a las cuestiones planteadas.

Margarita Salas: "El fago Phi29 nos ha dado grandes satisfacciones"


Pionero de la biología molecular en España
Margarita Salas: "El fago Phi29 nos ha dado grandes satisfacciones"
01/03/2007 | Galarraga Aiestaran, Ana | Elhuyar Zientzia Komunikazioa
Cuando comenzasteis a investigar el fago Phi29, no habréis notado la importancia que iba a tener después. Entonces, ¿por qué eligieron ese fago?

(Foto: Mónica del Valle/ARGAZKIPRESS)
Así es. No podíamos saber de ninguna manera qué consecuencias tendría la investigación, pero teníamos varias razones para elegir ese fago. En concreto, tres eran las principales razones. Por un lado, es pequeño, tiene un ADN pequeño (sólo tiene veinte genes), por lo que pensamos que sería posible investigar a nivel molecular. Podríamos llegar hasta el fondo.

Por otra parte, aunque pequeña, es bastante compleja. Nosotros queríamos estudiar los mecanismos de replicación del material genético y de control de la expresión génica, así como la morfogénesis del virus. Es decir, queríamos saber cómo se forma el virus a partir de sus componentes, proteínas y ADN. La complejidad del virus, por tanto, era interesante para el estudio de la morfogénesis.

La tercera razón es que queríamos una investigación poco competitiva. De hecho, estábamos a punto de volver de Estados Unidos a España y sabíamos que la vuelta sería muy dura. Por lo tanto, no queríamos competir con las investigaciones que se estaban llevando a cabo tanto en Estados Unidos como en ningún otro lugar, porque no estábamos en condiciones similares.

Me refiero a 1967 y creo que en aquella época España era el desierto científico. Empezar con un tema de investigación, formar a investigadores, equipar un laboratorio… todo eso era muy difícil. Por eso queríamos un tema lo más exclusivo posible para evitar la competencia.

En su intervención ha mencionado que el Fago infecta, entre otras, a la bacteria Bacillus subtilis. Esta bacteria es bastante común. ¿El fago Phi29 también es muy común?

Bueno, Bacillus subtilis y otras bacterias del género Bacillus son infectadas, pero no es tan común. Para encontrarlas hay que buscarlas. Un grupo de investigadores estadounidenses aislaron varios virus, entre ellos este. Publicaron un trabajo en el que aparecían la fotografía del fago mediante microscopio electrónico y la medida de su ADN. Cuando vimos aquel trabajo pensamos que era un modelo maravilloso para cuando queríamos.

Fago Phi29: pequeño pero bastante complejo.
Y. Tao/Cell
Luego, por decirlo de alguna manera, tuvisteis la suerte por vuestra parte, ya que descubrieron lo que no esperaban. ¿No es así?

Sí, hicimos descubrimientos realmente importantes. Entre otras cosas, primero encontramos la proteína iniciadora de la replicación y por primera vez comprobamos que el ADN podía ser replicado mediante una proteína iniciadora.

Más tarde descubrimos la ADN polimerasa y nos dimos cuenta de que por sus características es ideal para amplificar el ADN y otras aplicaciones.

Parece un buen ejemplo de apología de la investigación básica...

Eso es. Nosotros no buscábamos aplicaciones y sin embargo surgió. Surgió de la investigación básica de un virus, viendo cómo se replicaba, encontrando la enzima que lo replica (es decir, la ADN polimerasa) y viendo que esta polimerasa tiene unas características muy interesantes y verdaderamente adecuadas para la amplificación del ADN.

Si no me equivoco, esta misma ADN polimerasa ha sido utilizada en la secuenciación del genoma humano, ¿no?

Bueno, esta ADN polimerasa se ha utilizado en muchas secuencias, sobre todo para amplificar el ADN. Cuando hay poca cantidad de ADN, para poder secuenciar primero es necesario amplificarlo, es decir, hacer muchas copias. Y para la amplificación se utiliza frecuentemente esta DNA polimerasa para la secuenciación posterior.

La DNA polimerasa del fago Phi29 es capaz de abrir la doble hélice sin ayuda.
De archivo
En estos casos, en los que las investigaciones tienen aplicación, ¿es más fácil obtener subvenciones? Digo porque hay investigadores que realizan una investigación básica que tienen problemas para conseguir financiación.

Sí, es cierto que hay cierta obsesión por la investigación aplicada. Pero, en mi opinión, no es cierto que por un lado existe una investigación básica y por otro aplicada; creo que hay una investigación básica y sus aplicaciones.

La verdad es que yo siempre he tenido financiación para investigar el phi29 fago, quizá porque hemos hecho importantes descubrimientos. Hemos publicado bien nuestros trabajos en revistas internacionales especializadas... En definitiva, este fago ha sido realmente fructífero.

¿Cuáles de estos logros destacarías, cuáles son los que más te satisfacen?

Estoy especialmente contento con estas dos cosas. Por un lado, el descubrimiento de la proteína extrema asociada al ADN. Posteriormente se comprobó que se encontraba en ambas orillas y que, posteriormente, era el iniciador, el primer o iniciador de la replicación de DNA polimerasa. Este descubrimiento fue completamente nuevo, un mecanismo de réplica que hasta entonces no se conocía.

Además, otros virus de interés sanitario, como los adenobirus, que causan enfermedades respiratorias, y el virus de la poliomielitis, replican su material genético de forma similar al fago phi29. Esto también fue el resultado de una investigación básica, pero tuvo consecuencias en la investigación aplicada, ya que podría extrapolarse a otros virus. De todas formas, en realidad no estábamos buscando la proteína extrema (sonriendo).

La DNA polimerasa del fago Phi29 se ha utilizado en muchas secuencias, como la del genoma humano.
NHGRI

Otro logro que me alegra mucho es el descubrimiento de la DNA polimerasa. Esto también fue el resultado de una investigación básica. Por sus características, vimos que era excepcional. Por ejemplo, es extremadamente eficaz: Tiene capacidad para copiar 70.000 pares de bases sin separar y es capaz de abrir doble hélice. El resto de DNA polimerasa no puede hacerlo, necesitan proteínas adicionales que le confieren a la enzima la capacidad de abrir la doble hélice.

Por lo tanto, sólo él es suficiente para replicar. ¿En eso se diferencia?

Sí, ella sola lo hace todo (ríe). ¡Y siendo esto pequeño! La DNA polimerasa del fago Phi29 es menor que otras polimerasa, pero, sin embargo, ha encontrado en solitario el camino para abrir la doble hélice y ser mucho más eficaz que otras.

¿Qué estás investigando ahora?

Trabajo en el Severo Ochoa de Biología Molecular y seguimos con esta fago. Este año cumplimos 40 años investigando el fago. El próximo 19 de octubre celebraremos un simposium con toda la gente que ha pasado por mi laboratorio, para conocer qué está haciendo cada uno ahora y para recordar sus tiempos.

Desde entonces las cosas cambiarían enormemente: tecnología, recursos...

Por supuesto. Cuando volvimos a España en 1967, no había subvenciones para la investigación. Lo que pasa es que nosotros vinimos con una ayuda estadounidense y gracias a ella empezamos a trabajar en España. Si no, no podríamos investigarlo aquí.

Estructura de la cápsida del fago Phi29.
Universidad Purdue
Otra cosa ha cambiado: entre los que hoy hemos escuchado su conferencia, más de la mitad éramos mujeres.

Eso es. Eso también ha supuesto un gran cambio.

Y la charla ha sido en inglés, claro. De paso, ¿cuál es su trabajo en la Real Academia de la Lengua Castellana (RAE)?

Somos unos cuarenta miembros de la Academia, cuatro de ellos científicos. Formamos parte de la Comisión de Lenguaje Científico y Técnico y nos reunimos los martes por la mañana para hablar de palabras científicas. Pueden ser, por ejemplo, palabras nuevas a introducir en el diccionario. Tenemos que decidir cómo entrarán y con qué definición. O pueden ser palabras obsoletas que hay que parar y cambiar, o redefinirlas... Es un trabajo continuo.

Siendo el inglés el idioma principal de los científicos, ¿hasta qué punto influye en el castellano?

Mucho. La mayoría de las palabras científicas se inventan en inglés. Lo que hay que hacer a tiempo es: Traducir las palabras que queremos incluir en el diccionario de la RAE antes de entrar en la vida cotidiana. Hay muchas palabras introducidas del inglés, como escáner. Todo el mundo lo dice, y eso es inevitable. En algunos casos se adaptan al castellano y en lugar de scanner se dice y escribe escáner.

Margarita Salas es miembro del Comité Científico Asesor de CIC bioGUNE.
Mónica del Valle/ARGAZKIPRESS
A pesar de que una palabra tiene contrapartida en castellano, a veces el investigador prefiere usarla en inglés, ¿no? Por ejemplo, cuando hablamos en castellano, has llamado primero a la proteína iniciadora. Quizá porque parece más concreto que la iniciadora.

Sí, ocurre con muchas palabras. Empezamos a utilizar el inglés y luego es difícil traducirlo. Por otro lado, el inglés es muy directo y corto, muy preciso. Y muchas veces me resulta más fácil escribir algo científico en inglés que en castellano, porque ocupa más espacio y necesito más tiempo. En cambio, en inglés, con dos palabras es suficiente y está claro.

Para finalizar, me gustaría comentarle que he leído la conferencia en la RAE en la que entró y que me ha gustado mucho. Pero me ha sorprendido la profundización en el mecanismo neuronal del lenguaje. Se nota que realmente le gusta el tema.

Muchísimo, sí. No soy experto en ello y tuve que hacer una gran labor de documentación para preparar la conferencia. Pero es verdad que me gusta mucho y intento estar al día. Quiero la genética y el lenguaje genético del lenguaje.

Margarita Salas, heredera de Severo Ochoa
Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad Complutense de Madrid, se doctoró con la calificación de sobresaliente cum laude. Fue alumno del premio Nobel Severo Ochoa y trabajó con él en Estados Unidos. Posteriormente promovió la investigación en bioquímica y biología molecular en España, junto con el científico Eladio Viñuela (marido).
Ha publicado más de doscientas investigaciones y ha recibido numerosos premios. Fue nombrado "Investigador Europeo 1999" por la UNESCO y en 1994 recibió el Premio Jaime I de España.
Forma parte de las más prestigiosas academias, institutos y sociedades tanto en España como en el extranjero. Ha sido presidente del Instituto Español de Academias de Ciencias de España, miembro de la Real Academia de Ciencias y de la Real Academia de la Lengua Castellana.
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