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¿Hacer deporte? ¡por supuesto! Pero en pequeñas cantidades

1999/05/09 Kortabarria Olabarria, Beñardo - Elhuyar Zientzia

Los niños y los jóvenes tienen que comparar su fuerza, habilidad, velocidad, resistencia, etc. Los juegos, y sobre todo el deporte, son una vía natural para que niños y jóvenes lleguen a un buen estado físico. Sin embargo, cada vez más en los más jóvenes se fomenta el deporte competitivo. Eso tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes. La clave está en la medida.

El deporte es juego

Cuando el objetivo del deporte se pone en competencia y el objetivo de la competición se pone en la victoria, los juegos naturales que se podían desarrollar a través del deporte se convierten en innaturales. Y es que si se quiere conseguir un rendimiento total, hay que dedicar tiempo a las sesiones de entrenamiento, a menudo demasiado tiempo. Para avanzar en el deporte, hoy en día los jóvenes realizan entrenamientos largos y duros. Sin embargo, hay que diferenciarlo. Existen, por su propia naturaleza, algunos deportes que obligan a desarrollar actividades diversas y diferentes, es decir, que no requieren entrenamiento específico. Sin embargo, otros tipos de deportes requieren de entrenamientos adaptados y precisos, ya que desde edades tempranas es necesario practicar una u otra habilidad. De lo contrario, no se obtienen buenos resultados. Por diversas razones que comentaremos a continuación, estos entrenamientos específicos difícilmente pueden tener justificación desde el punto de vista del desarrollo físico y educativo.

En edades tempranas el deporte de competición, tanto en las sesiones de entrenamiento como en la competición, a menudo produce tensos físicos y psíquicos. En estas edades, el deporte competitivo no sólo tiene límites físicos de rendimiento, sino que puede tener problemas de convivencia y consecuencias psíquicas. Hay que tener en cuenta que este tipo de competiciones deportivas son organizadas por adultos, por lo que en general no se dejan espacios de relación y de ocio.

Los contenidos y métodos del entrenamiento deben ser adaptados al niño y la preparación física debe ser general, sin dar prioridad a la especialización. La especialización vendrá después, cuando el niño o la niña se convierta en joven y así lo decida.

Daños varios

Cada vez es más evidente que los niños y niñas que practican deporte competitivo sufren cada vez más lesiones. Esto se debe a que en los tejidos de los niños, que permanecen sin desarrollar y debido al propio proceso de crecimiento, se producen muchos microtraumatismos. En la mayoría de los casos estas lesiones se deben a un sobreentrenamiento. Los entrenadores profesionales y entrenados saben que en época de crecimiento hay que moderar la intensidad del entrenamiento y que son necesarios ejercicios de compensación.

Además de las lesiones, el sobreentrenamiento tiene otras consecuencias que pueden ser más graves. Si se practica correctamente, se sabe que ayuda al crecimiento físico normal. Cuando la carga física es excesiva puede perjudicar al esqueleto y el crecimiento normal puede convertirse en anormal. Sin embargo, no hay seguridad al respecto, ya que los datos disponibles son muy escasos, aunque hay alguno. Por ejemplo, es conocido que los niños o jóvenes que practicaron el levantamiento de peso tienen una presión arterial extremadamente alta. Por ejemplo, deberían tenerlo en cuenta los que tienen a los niños en la recogida de piedras.

Para los pasos de la madurez, para la tensión psicológica de los niños, es posible hablar más sobre los daños que pueden derivarse de las sesiones de entrenamiento y de los deportes de competición que no tienen cabida para las necesidades de ocio de los niños, pero tampoco conviene que el tema salga de su cuenta. En la medida en que se hace a gusto, con ganas y como juego, el deporte no es malo para los niños. Puede ayudar a hacer amigos, a divertirse y a tener un crecimiento adecuado.

Consejos

Por lo tanto, y ante la imposibilidad de excluir el deporte, la Federación Internacional de Medicina del Deporte ha aconsejado a los niños y a los jóvenes sobre sus aspiraciones deportivas:

  1. Antes de iniciarse en el deporte de competición, todos los niños deben someterse a un examen médico exhaustivo. De esta forma, por un lado, se podrá saber que los niños que se inician en el deporte de competición no tienen problemas de salud y por otro lado, el médico podrá aconsejar sobre el deporte adecuado para cada niño y las sesiones de entrenamiento adecuadas. Además del examen inicial, conviene poner plazos a los exámenes puntuales para ver si hay consecuencias de sobreentrenamiento.
  2. Además del trabajo deportivo, el entrenador tiene una responsabilidad pedagógica. Por ello, debe conocer los problemas biológicos, físicos y sociales relacionados con el desarrollo infantil.
  3. El entrenador debe conocer las circunstancias de cada niño, tener en cuenta sus capacidades y ofrecerles las opciones más adecuadas. El desarrollo general del niño está por encima del entrenamiento y la competición.
  4. Si el entrenamiento tiene un carácter pedagógico, será bueno para el desarrollo del niño. Si el entrenamiento se basa en el rendimiento, por motivos de salud y desarrollo, no sirve. Este último consejo sirve también para los jóvenes.
  5. Los niños y niñas deben participar en muchos deportes, de manera que puedan elegir el que más se adapte a su naturaleza, intereses y características. Cuando se hace así, suele haber más éxito y no hay sensación de fracaso.
  6. En los deportes de contacto físico los niños no deben clasificarse por edades, sino que deben atenderse a la madurez, el tamaño del cuerpo, la habilidad y el sexo.
  7. Las normas y duraciones de las sesiones de competición deben ser adecuadas a la edad de los niños y las sesiones de entrenamiento deben ser cortas y bien organizadas. Un entrenamiento bien planificado, además de lograr una optimización de la actividad, reduce el riesgo de lesión.
  8. El levantamiento de peso y la halterofilia, en nuestro caso el levantamiento de piedras, no son recomendables hasta que el esqueleto crece.
  9. Las carreras de larga duración son malas para los niños.

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