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¿Ríos, alcantarillas o ecosistemas vivos?

1995/01/01 Arturo Elosegi Irurtia - Ekologiako katedradunaZientzia eta Teknologia Fakultatea. EHU Iturria: Elhuyar aldizkaria

Los ríos de río han sido utilizados tradicionalmente como alcantarillas para alejar todos los restos de nuestra civilización, y la verdad es que estos ecosistemas tienen una gran capacidad de trabajo. En los últimos tiempos, sin embargo, cada vez es más evidente la falta de alejamiento de los residuos, ya que el hombre cubre cada vez más el mundo. De la misma manera, además de la función de alcantarillado, otras funciones que pueden tener los ríos, sólo nos damos cuenta cuando se pierde la capacidad de utilizarlos.

Valores de los sistemas fluviales

Muchas presas construidas para el abastecimiento de agua dejan menos agua de la necesaria en el río, dañando gravemente este ecosistema.
A. Elosegi

Los ríos no son sólo cursos de agua, y aunque a menudo tendemos a olvidarlos, cumplen una serie de funciones muy importantes para el ser humano, lo que les convierte en un ecosistema de gran valor. Para poder combinar las acciones humanas de la forma más óptima posible, es necesario tomar conciencia de estas funciones.

El uso más antiguo de los ríos es el abastecimiento de agua, tanto a nivel local como agrícola e industrial. Al principio esto no planteaba grandes problemas, pero las exigencias del agua han crecido considerablemente desde la revolución industrial. Por supuesto, el abastecimiento de agua siempre conlleva la producción de aguas residuales, y tradicionalmente la dilución de estos residuos ha sido uno de los principales usos de los ríos. En función del tipo de contaminación, la dilución se hace más o menos fácil, pero con ciertos contaminantes modernos (sustancias radiactivas, diversos pesticidas, etc.) su riesgo es tan elevado que se necesitan grandes volúmenes de agua para la dilución.

Además, los ríos de mediano y gran tamaño han sido y son importantes medios de transporte, tanto para el transporte por barcos como para otro tipo de transporte, como para las almadías. El nuevo uso generado en este último siglo es la producción de energía hidroeléctrica, que generalmente requiere la construcción de embalses.

En zonas de alta contaminación orgánica predomina el hongo Sphaerotilus. El río huele mal y la escasez de oxígeno hace desaparecer a los animales más sensibles.
A. Elosegi

Además del agua, los ríos tienen más recursos. En ellos encontramos sedimentos rocosos que se explotan en muchas zonas como canteras o peces de gran importancia económica. La función ecológica de estos sistemas (hábitat imprescindible de varias especies, papel de pasillo para otras) y de actividades relacionadas con el ocio (rafting, natación, pesca deportiva, afición a la naturaleza, etc.). ...) si añadimos, queda claro que tienen una gran importancia en nuestra sociedad.

Sin embargo, muchos de estos usos son contradictorios y, en caso de no desaprovechar el valor de estos importantes sistemas, es necesario realizar una planificación seria. Por ejemplo, la construcción de un embalse para la producción de energía hidroeléctrica limita la capacidad de transporte, dificulta o impide la migración de los peces, a menudo modifica la cantidad y la calidad del agua, elimina algunos usos tradicionales y crea otros nuevos como los veleros. Sin embargo, estos efectos secundarios no siempre se tienen en cuenta y se pierden algunos usos importantes por falta de planificación.

Influencia humana en los ríos

Los vertederos incontrolados dejan gran cantidad de papel y plásticos en las márgenes de los ríos. Sin embargo, el daño causado por estos residuos es sobre todo estético y la tala de vegetación para evitar la acumulación de estos residuos no es una solución muy adecuada.

Como ya se ha mencionado, los ríos integran los procesos de cuenca, lo que significa que cualquier acción que se produzca en la cuenca se reflejará en el río. Por tanto, y dado que casi todos los territorios se integran en la cuenca de un río, la mayoría de las acciones humanas tienen influencia sobre estos ecosistemas. Sin embargo, para no alargarnos demasiado, aquí nos limitamos a los cambios que el ser humano provoca directamente en los ríos, dejando a un lado los efectos indirectos.

Reducción de la calidad y cantidad de agua

Esta es la principal incidencia que se produce en Euskal Herria. Debido a nuestro clima húmedo, no parecía que aquí hubiera problemas en el suministro de agua, y el ahorro de agua ha sido muy escaso. El abastecimiento industrial ha crecido mucho y en los últimos años se están dando serios problemas; las escasez de agua que sufren algunos pueblos casi todos los años también son costeadas por los ríos. De hecho, con el fin de “perder” la menor cantidad de agua posible, se reduce considerablemente el caudal de los ríos, siendo su incidencia múltiple.

En primer lugar, la reducción de la superficie del río reduce drásticamente el hábitat útil y la movilidad para varias poblaciones; además, la inertización de la corriente reduce el grado de oxigenación de las aguas y aumenta la deposición de sedimentos finos, cubriendo en muchas ocasiones el lecho de río con lodos. La mayoría de los habitantes de nuestros ríos necesitan corrientes que desaparecen con altas tasas de sedimentación. Asimismo, la disminución del caudal de agua reduce la capacidad de dilución y autodepuración del río, empeorando la influencia de niveles de contaminación preexistentes. Esto ha dejado la mayor parte de nuestros ríos en un estado lamentable.

Eliminación de la vegetación de ribera

Los bosques de ribera, sobre todo alisedas y choperas, que en su día eran muy abundantes y desarrollados, se han reducido considerablemente, debido en primer lugar al aprovechamiento agrícola de las extensas tierras del valle y a su uso en la construcción en los últimos años. En ocasiones, los arbustos que han quedado han sido talados para mantener la “limpieza” del río, ya que muchos piensan que los plásticos que cuelgan de las ramas son más perjudiciales que la contaminación industrial. Sin embargo, estos bosques tienen funciones muy importantes y su desaparición hace que el ecosistema fluvial quede seriamente afectado.

Antiguamente eran abundantes las alisedas, choperas y bosques mixtos de ribera. Estos son de vital importancia en el ecosistema fluvial. En la imagen, una aliseda madura polaca.
A. Elosegi

Por un lado, los bosques de ribera son imprescindibles para el mantenimiento de muchas especies, ya que en ellos se encuentran los nidos de muchas aves o los escondites de muchos mamíferos nocturnos. Además, la calidad del agua del río también se ve influenciada por su frescura a través de la sombra, lo que reduce el efecto de la eutrofización. Además de ofrecer un hábitat ideal para los peces, sus hojas son una fuente de energía muy importante para la comunidad fluvial.

La función más importante que realizan estos bosques en entornos rurales es, sin embargo, obstaculizar el paso de fertilizantes excesivamente utilizados, manteniendo el río limpio. De hecho, se ha podido observar en diferentes lugares que una aliseda de 5-10 m de anchura puede fijar en torno al 90% de los alimentos que se pierden del sector agrícola. Si tenemos en cuenta la gravedad de la contaminación agrícola en muchos lugares (y la dificultad para solucionarla), se puede apreciar la importancia de estos bosques.

De hecho, en países como Alemania, Dinamarca o países de agricultura avanzada la eutrofización de los ríos se ha convertido en un problema muy grave y para solucionarlo se están plantando bosques de galerías, la solución económica y más eficiente. Estos bosques de ribera, además, se han propuesto como corredores ecológicos adecuados entre las distintas reservas, que en muchos casos pueden ser bastante continuos. Esto plantea problemas, ya que no todas las especies necesitan el mismo tipo de corredor.

Canalización y transformación morfológica

En la actualidad, la mayoría de los bosques de ribera o ribera han desaparecido y tenemos muchos ríos canalizados, destruyendo hábitats obligatorios para muchas especies.

Los cursos fluviales suelen presentar numerosas fluctuaciones en el caudal, lo que a menudo puede ocasionar problemas con las acciones situadas en sus márgenes. Por ello, se han llevado a cabo importantes obras de control de estas inundaciones que normalmente han consistido en la canalización de las márgenes, la rectificación del cauce y la construcción de embalses, tal y como indican los ríos de Gipuzkoa y Bizkaia. Con estas canalizaciones y corrección de cauces, además de la desaparición del bosque ripario o de la ribera del agua, el río se empobrece radicalmente, ya que muchos de los diferentes microhábitats que habitan en el lugar desaparecen.

Varias especies explotan a lo largo de su vida diferentes hábitats (charcas, zonas rápidas, prados húmedos de borde, presas de tronco) y la perfecta conversión del río en canal directo e hidrodinámicamente se pierde toda esa diversidad. Entre otras, la fauna tiene una capacidad mucho menor para encontrar refugio en las inundaciones, ya que los canales están diseñados para ofrecer la máxima corriente de agua. Y en definitiva, el mejor sistema para evitar los daños por inundaciones es liberar la orilla del río.

Construcción de embalses

La influencia de los embalses es muy diferente en función de su tamaño y función. Los embalses construidos para la producción de energía hidroeléctrica funcionan en las horas de máxima exigencia eléctrica, por lo que los caudales en la parte baja del embalse suelen sufrir fuertes descensos a lo largo del día, con las comunidades locales empobrecidas. Por su parte, los embalses de abastecimiento de agua dejan un caudal más constante en el río, pero a menudo puede ser importante que en determinados momentos se produzca una inundación, ya que de lo contrario las comunidades fluviales se ven fuertemente alteradas. Hay que tener en cuenta que el funcionamiento habitual de los ríos es el siguiente.

La influencia de los grandes embalses es notable en los ríos. Normalmente liberan agua de fondo anóxica y fría, transformando completamente la comunidad fluvial.
A. Elosegi

Hay que tener en cuenta la profundidad a la que liberan los embalses. En nuestras latitudes, en verano se forma una termoclina en el embalse: mientras la superficie del agua puede calentarse hasta los veinticinco grados, el agua de fondo se mantiene a 10 grados o menos. La liberación de este agua fría limita el crecimiento de las larvas de peces, modifica la composición de las comunidades de invertebrados, etc.

En Gipuzkoa son muy abundantes los microcentrales eléctricos. Estas suelen ser muy rápidas, y a menudo se ha dicho que el tipo de energía más verde o limpia sería. Muchas veces, sin embargo, el impacto de estos edificios puede ser muy elevado; muchos de los arroyos de Euskal Herria apenas llevan agua durante todo el año; una cadena de centrales lo explota todo.

Introducción de especies exóticas

Otro ejemplo de degradación de los ríos vascos es la abundancia de especies exóticas. Éstas ponen en peligro algunas especies autóctonas, transforman las comunidades naturales y a menudo causan grandes daños económicos. Abundan las especies exóticas que han sido introducidas para fines muy diversos y que han tenido niveles de éxito muy diferentes. La principal fuente de introducción de especies exóticas ha sido la influencia de los pescadores. Con el fin de satisfacer el apetito por los trofeos, tanto entidades públicas como privadas han traído diversas especies de peces. Entre ellas se encuentran la trucha arco-iris ( Oncorhynchus mykiss ), la perca americana ( Micropterus salmoides ), la moratoria, etc.

Muchos de ellos son grandes piscifactorías que han provocado el descenso de especies autóctonas en muchos lugares. En otros casos no se han incluido con fines de pesca. Es por ello que en la actualidad existen en nuestros ríos peces y especies de reptiles extrañas que han sido liberados por los acuarios. En el tercer grupo encontramos especies que han llegado hasta aquí sin quererlo, como el visón americano ( Mustela vison ) o el cocuento ( Myocastor coypu ), que nos han llegado huyendo de granjas de cuero. Parece ser que el primero tiene un gran impacto sobre el topo acuático endémico ibérico ( Galemys pyrenaicus ) y el segundo también ha ocasionado daños en la vegetación de ribera.

Efectos nocivos en el ocio

En Euskal Herria las especies exóticas nos han causado muchos problemas. El cangrejo de las marismas de la imagen ( Procambarus clarki ) es una plaga en varios puntos de la Ribera. (A. Elosegi).

En esta sociedad urbanista, cada vez más alejada de la naturaleza, la afición por la naturaleza ha ido ganando fuerza en los últimos años, y además de las pesquerías que se pueden considerar tradicionales, la marcha montañera y otras, se ha creado una gran variedad de nuevas actividades relacionadas con la naturaleza: raftin, canoas, descenso de cañones, etc. Aunque muchas de estas acciones son bastante “blandas”, debido a la masificación actual y a la facilidad de acceso a lugares alejados, si se llevan a cabo sin control pueden resultar bastante perjudiciales para el entorno.

Por ello, en especies poco sostenibles con la presencia humana se produce un alto grado de estrés, con frecuentes congestiones de basura, incendios incontrolados o degradación de la vegetación de ribera que parecen imprescindibles. La zonificación del medio (limitar las acciones más duras a las zonas de mayor tolerancia) y sobre todo la educación (no sólo la conocida como educación ambiental) son las únicas soluciones.

Regeneración de ríos

Como ya se ha mencionado en más de una ocasión, los ríos son ecosistemas muy dinámicos y sus comunidades se han modelado a lo largo de la evolución para hacer frente a fuertes “catástrofes” como las inundaciones. Esto supone una gran capacidad de recuperación para los ríos y una excelente oportunidad para el ser humano para evitar la degradación de la naturaleza y promover su mejora.

La falta de planificación de la actividad industrial ha generado importantes niveles de contaminación en muchos arroyos de Euskal Herria. En la imagen, el río Cadagua.

Por ejemplo, en cuanto desaparezcan las fuentes de contaminación, los ríos tienen una gran capacidad de autodepuración, ya que el transporte del agua aleja en poco tiempo todos los contaminantes. Así mismo, los bosques de ribera se recuperan rápidamente tras su corta y la morfología del cauce, como bien saben los ingenieros.

Debido a su interés económico y a su capacidad para alejar la suciedad, los ríos han sufrido una profunda transformación tanto en zonas industrializadas como agrícolas. En los últimos años, sin embargo, en los países más avanzados del mundo se están llevando a cabo grandes obras para volver a la antigua situación de los ríos. Esto no es sólo el lujo de unos ricos amantes de la naturaleza, sino la mejor solución económica. Por tanto, la recuperación del bosque de ribera puede suponer un ahorro de ingentes cantidades de dinero, tanto en la depuración de aguas como en el control de inundaciones.

En Euskal Herria ya se están llevando a cabo algunas acciones en esta línea, pero sin duda todavía queda mucho camino por recorrer para trasladar nuestros ecosistemas más castigados a una situación aceptable. Es hora de compaginar la voluntad política, los recursos económicos, los conocimientos técnicos y el interés público en esta materia de trabajo. Los resultados, además de espectaculares, pueden llegar en breve.

Tipos de contaminación fluvial

La contaminación puede definirse como la reducción de valor de un recurso por la abundancia excesiva de un elemento natural o extraño. Dado que estas cuestiones pueden ser muy diferentes, los daños causados por ellas y las soluciones que permiten son muy diferentes. A continuación se describen las características de algunos tipos de contaminación que pueden ser importantes en los ríos.

En la convicción de que serían aptas para la pesca, ha entrado en nuestros ríos especies de peces extrañas. Muchos de ellos, como la perca americana de la foto ( Micropterus salmoides ), son pisciboros y han tenido una fuerte influencia en las poblaciones de peces locales. (A. Elosegi).

La contaminación urbana es un tipo de contaminación producida por los vertidos procedentes de las alcantarillas urbanas. En estos residuos es muy abundante la materia orgánica, los detergentes y, en general, los indicios de funcionamiento en los hogares. En el río se acumula mucho la materia orgánica y se produce una eutrofización, en ocasiones dominada por el hongo Sphaerotilus. Además del mal olor, a menudo puede haber escasez de oxígeno, concentraciones de amonio tóxicas y abundancia de bacterias patogénicas. Frente a esta contaminación orgánica, el río suele tener una gran capacidad de autodepuración, pero en muchas ocasiones es tan abundante el número de alcantarillas que el río se convierte en un canal totalmente muerto y malolado. La mejor medida es la prevención de residuos urbanos.

La acidificación es consecuencia de las transformaciones producidas en la atmósfera por la contaminación industrial. En el sustrato insoluble, sobre todo en climas lluviosos y fríos, y en suelos podolíticos, el pH de los ríos puede descender hasta cerca de 4, lo que plantea problemas osmóticos a los habitantes locales. Además, aumenta la toxicidad y solubilidad de los metales en los pH bajos, con el riesgo de que el aluminio se convierta en peligroso. Los ríos afectados por la lluvia ácida suelen presentar aguas transparentes y de buen aspecto, pero muy pocos invertebrados y peces. Para combatir la lluvia ácida se han recurrido a la calcificación de lagos y ríos.

La contaminación agrícola suele localizarse en zonas de agricultura tecnificada, donde gran parte de los plaguicidas y fertilizantes utilizados van directamente a los ríos. Los pesticidas pueden provocar altas mortalidades en las comunidades fluviales y problemas de eutrofización con fertilizantes (sobre todo nitrato). La ausencia de puntos de vertido concretos impide dominar este tipo de contaminación. El uso de mejores técnicas en la agricultura, la distribución de dosis de fertilizantes más adecuadas y la recuperación de la vegetación de ribera pueden ser las medidas más eficaces.

La capacidad de recuperación de los ríos es elevada, alcanzándose con cierta rapidez y con cierta ayuda. La transformación del río Oria en Tolosaldea en los últimos años es muy representativa.
A. Elosegi

La contaminación térmica se define como el aumento de la temperatura provocado por las centrales térmicas y nucleares, o la disminución de la temperatura derivada de los grandes embalses. La temperatura es un factor muy importante para los habitantes de los ríos, lo que puede provocar transformaciones importantes en las comunidades fluviales. Además, la solubilidad del oxígeno disminuye a altas temperaturas, pudiendo llegar a empeorar notablemente los problemas de eutriofización existentes.

La contaminación industrial puede ser tan diversificada como el tipo de industrias. Los vertidos industriales son ácidos, metales pesados, sustancias radiactivas, polvo, sustancias tóxicas, aceites, jabones. En consecuencia, pueden apreciarse efectos muy diferentes en el entorno de cada zona industrial y medidas de remediación muy específicas.

La contaminación biológica es quizás la menos conocida. Se entiende por contaminación biológica los daños producidos por la proliferación excesiva de especies tanto autóctonas como foráneas. Sus consecuencias son muy variadas, pero la más típica es la disminución de algunas especies de interés autóctonas o la disminución de la calidad del agua. Las medidas de reparación suelen ser muy específicas y muy problemáticas.

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