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Humedales del País Vasco (y XII): humedales artificiales

2001/05/01 Estonba Mintxero, Mikel Iturria: Elhuyar aldizkaria

Este conjunto de artículos, cuyo objetivo es conocer y comprender los humedales del País Vasco, no puede concluirse sin hablar de los humedales artificiales dispersos por nuestra geografía, muchos de los cuales, con el paso del tiempo, han conocido espectaculares procesos de naturalización han convertido en humedales de alto valor ecológico.
Numerosos humedales artificiales han sufrido con el paso del tiempo espectaculares procesos de naturalización. Ejemplo de ello son las charcas situadas en las canteras de Laño, en Treviño.

Entre los humedales del País Vasco, para entender la importancia que tienen los humedales artificiales, teniendo en cuenta la superficie de todos los humedales, cabe señalar que los artificiales representan entre un 60-70%. Por tanto, si bien no se consideran tradicionalmente en las políticas de conservación de los humedales, al menos desde el punto de vista cuantitativo, su importancia es innegable, lo que debería modificar nuestra visión de estos humedales, al menos en relación a los que se encuentran actualmente bastante naturalizados.

Sin embargo, existe una gran variedad y diversidad de humedales de origen artificial. Por un lado, el origen del humedal, aunque todos ellos son de origen humano, ya que la función de estos depósitos de agua condiciona totalmente la fisionomía, morfología y evolución del humedal. Por otro lado, la ubicación de los humedales artificiales también es de vital importancia, ya que su presencia en la región eurosiberiana o mediterránea, en la montaña o en el valle, en la zona de gran escarpe o en la llanura... influye directamente en los procesos biológicos y ecológicos. Finalmente, se debe considerar el uso actual de los humedales artificiales, que condiciona totalmente la evolución del humedal y su posible naturalización.

Teniendo en cuenta todos estos factores, los humedales artificiales del País Vasco se pueden dividir en:

  • Embalses.
  • Charcas de abrevadero.
  • Balsas de riego.
  • Lagunas mineras o industriales.
  • Saleras.
  • Charcas de parques o jardines.

Embalses

Las lagunas de abrevadero juegan un papel importante en la reproducción de angibios de montaña. En la imagen, una balsa de abrevaderos en el parque natural de Vakderejo.

Los embalses son depósitos artificiales de agua procedentes de la construcción de presas en los valles fluviales. Estos grandes volúmenes de agua que tienen por objeto el abastecimiento de agua de carácter público, urbano e industrial, y en algunos casos el riego, son las mayores zonas de agua que podemos encontrar en el País Vasco. Sin embargo, debido a la gran profundidad y a las escarpadas márgenes que caracterizan los embalses, el sistema hídrico es el mismo que la interacción entre agua y tierra, por lo que no pueden considerarse humedales. En los traseros o bordes de varios embalses construidos sólo en llanuras o en valles con poca pendiente, la escasa profundidad permite caracterizar a los humedales convirtiéndolos con el paso del tiempo en un entorno de gran riqueza biológica y ecológica.

Sin embargo, las fuertes fluctuaciones estacionales que se producen en los embalses constituyen una barrera evidente para el desarrollo de las comunidades de seres vivos de los humedales, lo que dificulta la localización de humedales estructurados y maduros en estos lugares.

Entre los embalses del País Vasco que han sufrido interesantes procesos de naturalización, merece especial mención el Gamboa Uribarri, situado en la Llanada Alavesa, que tras el pantano conocido como Mendixur, gracias a su escasa profundidad y a su orografía plana, además de los tradicionales cinturones vegetales de los humedales, permite contemplar comunidades de vertebrados abundantes y variadas, especialmente aves acuáticas.

Balsa de Riego de Añua
Álava

Otros embalses que han desarrollado pequeños humedales en las márgenes son: En Gipuzkoa, el embalse de Urkulu de Aretxabaleta, el de Orereta Landarbaso y el pequeño embalse de Sariakola ubicado en Orio-Aginaga; en Bizkaia, el embalse de Laukaritzko cerca de Mungia y el de El Regato de Barakaldo; en Álava, el embalse de Urrunaga junto a Legutiano y el pequeño embalse de Izkiz en Corres; en Navellsa, el, cercano al municipio de Estanqula.

Charcas

Dispersos por nuestras sierras abundan las pequeñas lagunas de abrevadero para el ganado. Estas lagunas de montaña se caracterizan por su pequeño tamaño, escasa profundidad y sus aguas turbias. Además, debido al clima y, sobre todo, a las entradas y salidas de ganado, en estas charcas la vegetación de las aguas y márgenes es prácticamente insignificante y, por ello, desde el punto de vista natural, la mayoría de ellas carecen de valor. Sin embargo, desempeñan un papel importante en la reproducción de anfibios de montaña.

Balsas de riego

Se trata principalmente de pequeños depósitos de agua en la Llanada Alavesa y La Rioja y la Ribera Navarra. En estas zonas dominadas por regadíos, en muchas ocasiones los caudales de los ríos no son suficientes para abastecer la cantidad de agua que requiere este tipo de cultivos, por lo que se han construido en zonas bajas numerosos pequeños estanques que recogen el agua de lluvia.

Charcas de minas. La Arbolela
Bizkaia

Existen varios construidos sobre manantiales o afloramientos freáticos, así como los que recogen el caudal de los pequeños arroyos y latas, pero todos ellos han sido modificados por el hombre para que la acumulación de agua sea efectiva.

Si bien en estas charcas, las fuertes fluctuaciones estacionales del nivel del agua constituyen una barrera evidente para el desarrollo de la vegetación, la escasa profundidad y las condiciones climatológicas favorables han permitido que muchos de ellos tengan procesos espectaculares de naturalización, convirtiéndose en elementos naturales importantes del paisaje.

Entre las balsas de riego con alto grado de naturalización destacan las de Añua y Argomaniz en la Llanada Alavesa; El Prao de Laguardia en la Rioja Alavesa; Las lagunas de Zilekieta en el valle de Ibargoiti en Navarra y El Cardete en la Ribera de Navarra, cerca de Tudela.

Balsas mineras e industriales

No podemos dejar de mencionar las charcas formadas en canteras abandonadas o en medianerías al aire libre, por acumulación de agua de lluvia, o para la obtención del agua necesaria en ciertos procesos industriales. En la mayoría de ellos, aunque las aristas abruptas o la contaminación impiden la naturalización, existen en los últimos años procesos de naturalización interesantes que deben ser tenidos en cuenta.

La mayor parte de este tipo de charcas y pozos se encuentran en la zona minera de Bizkaia, sobre todo en las minas a cielo abierto abandonadas en los montes de Triano. Destacan también las lagunas de Zolina y Morea, construidas por la empresa Potasas de Navarra de la Comarca de Pamplona, situadas en la cantera Etxerre de Basauri, la charca de Gurelesa en el barrio donostiarra de Igara o las canteras cercanas a la localidad de Laño de Treviño.

Salinas

En las salinas, a través de pequeños cauces, el agua de los manantiales salinos se distribuye en los portales, donde permanece hasta su evaporación. Salinas
Álava

Estas estructuras diseñadas para la obtención de sal a partir de las aguas de los manantiales de alta concentración salina presentan una capa de agua de escasa profundidad durante la mayor parte del año, por lo que pueden clasificarse dentro de humedales artificiales.

En las salinas, a través de pequeños cauces, el agua de los manantiales salinos se distribuye en los portales, donde permanece hasta su evaporación. Desde que el agua entra en los portales hasta que se evapora, en estas estructuras construidas por el hombre se produce una dinámica similar a la de los humedales endorreicos.

La mayor parte de las salinas y manantiales salinos aparecen asociados a las estructuras geológicas denominadas diapiro que se han mencionado al analizar los humedales kársticos, ya que la litología de estas singulares estructuras geológicas hace que los manantiales que aparecen en estos medios sean hipersalinos.

En los arenales, si bien la actividad humana impide el desarrollo de las comunidades vegetales y animales típicas de los humedales salinos, en torno a los manantiales y arroyos, no es difícil observar algunas especies de plantas halófitas adaptadas a vivir en zonas de elevada salinidad.

El ejemplo más significativo de este tipo de humedales se encuentra junto al pueblo alavés de Añana Gesaltza. Estas salinas, explotadas desde la época romana, están dispuestas en terrenos excavados en las dos orillas del valle y las estructuras de madera constituyen un conjunto de gran valor histórico, cultural y natural.

Sin embargo, no son los únicos. En Navarra también tenemos ejemplos de este tipo de humedales artificiales, como las salinas de Jaitz, las de Ollo-Arteta o las de Ibargoiti.

Charcas de parques y jardines

Charca recreativa. Laguna de las Piedras de Donazar
Baja Navarra

Para finalizar este breve repaso a los humedales artificiales de Euskal Herria, hablaremos de las charcas creadas en los últimos años con motivo de la construcción de nuevos parques de pueblos y, sobre todo, de ciudades.

En algunos casos, porque la construcción del parque está enmarcada en un proyecto de recuperación ambiental y en otros, simplemente por la creación de un medio acuático, la proliferación de charcas artificiales en parques y jardines puede ser un signo de cambio en la concepción de los humedales, ya que pasar de la destrucción sistemática de los humedales como zonas desfavorecidas a la salud, a la creación artificial de nuevos humedales, demuestra que en nuestra mentalidad está cambiando algo.

De este modo, podemos dar por concluida esta serie de artículos que pretendían dar a conocer el valor, la diversidad y la situación de las zonas húmedas del País Vasco. Atrás queda el trabajo que ha durado casi ocho años. Durante todos estos años he tenido la oportunidad de conocer maravillosos y desconocidos espacios de Euskal Herria que nunca imaginé, y desde esta perspectiva puedo afirmar que los paisajes que contienen agua, además de ser los indicadores más significativos de la vida, son paisajes de mayor atractivo.

En Euskal Herria no tenemos humedales de gran tamaño, pero la riqueza y diversidad de los humedales es muy grande. Desgraciadamente, esta parte importante de nuestro patrimonio natural se encuentra en una situación muy precaria, ya que en las últimas décadas muchas zonas húmedas han desaparecido totalmente y otras muchas han quedado en una situación muy lamentable.

En los últimos años la elaboración de listas de humedales y la elaboración de planes de protección y restauración de los mismos pueden ser un signo de la voluntad de poner fin a esta destructiva dinámica, pero la inercia destructiva que viene de hace tiempo es muy potente, por lo que la destrucción o destrucción de un humedal sigue siendo un hecho cotidiano. Esta situación es especialmente preocupante en el caso de humedales costeros de pequeño tamaño: La marisma de Untxin de Socoa, las últimas zonas marismeñas de San Sebastián, la marisma de Motondo y Oribar en Orio, las marismas de Casa Campo en Deba, la marisma de Alleru en Ondarroa, la marisma de Ibarreta-Zuloko en Barakaldo...

Las anátidas se adaptan con relativa facilidad a las condiciones de los humedales artificiales. En la imagen un grupo de mozos de inmersión.

Todos ellos, como humedales costeros, son zonas de alto valor, pero amenazadas por la especulación y el desarrollo desmedido. Al igual que ocurre con todos los demás problemas medioambientales, la mayoría somos muy sensibles a la destrucción de humedales muy alejados de aquí (manglares en la zona trópica, grandes estuarios africanos...), pero ante la intención de destruir la marisma, laguna o turberas que hay junto a nuestro pueblo o ciudad, nuestras respuestas son una indiferencia o una contraprestación que debemos asumir a cambio de desarrollo.

Es sabido que un desarrollo mal entendido no tiene en cuenta el patrimonio natural y sólo se preocupa por el rendimiento económico inmediato, pero también es cada vez más aceptado que este modelo de desarrollo está poniendo en peligro el propio futuro del ser humano. Es necesario, por tanto, apostar por el desarrollo sostenible y, en ese sentido, creo que la conservación y recuperación de humedales que son auténticos tesoros de la biodiversidad deben ser objetivos prioritarios.

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