Efectos secundarios de la lucha contra la droga
2001/03/22 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
Desde que el pasado verano el Gobierno de los Estados Unidos aprobó una subvención de 1.300 millones para destruir las coquerías colombianas, el ejército colombiano ha iniciado la fumigación aérea de amplias zonas del sur de Colombia. El herbicida utilizado tiene glifosato y su objetivo son plantas de coca, es decir, materia prima de la cocaína. Según el ejército colombiano, de los 295 mil acres que se plantan cada año, hasta febrero, han destruido 75 mil.
Sin embargo, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, aunque afirma que este herbicida es seguro, tiene entre sus componentes dos sustancias que no se utilizan en su país. Sin embargo, los oponentes afirman que el herbicida no sólo actúa sobre la coca, sino que también elimina los cultivos necesarios para sobrevivir, como los de la yuca y el maíz. Asimismo, elimina plantas salvajes y mata a aves, mamíferos y seres vivos acuáticos amenazando el frágil equilibrio amazónico.
Los seres humanos también han percibido la influencia de los herbicidas y desde el inicio de la campaña el 22 de diciembre, debido a los vómitos y a las leyes de la piel, las quejas han aumentado en un 60% en Putumayo del Amazonas al sur de Colombia). A su vez, aparecen afecciones cutáneas, oculares, respiratorias y digestivas.
Según algunos investigadores, aunque los daños del glifosato no sean tan graves a corto plazo como los de otros herbicidas, los efectos secundarios se expondrán a largo plazo en el ecosistema. Se han probado los efectos nocivos del glifosato en microorganismos, mamíferos, vida acuática e invertebrados. En este caso el problema es aún más grave, ya que las coquerías se encuentran en terrenos próximos a los ríos amazónicos que se dirigen a Ecuador y Brasil.
Las autoridades colombianas piden la paralización de la campaña de fumigación y la puesta en marcha de proyectos sociales. De hecho, los más vulnerables en la cadena de tráfico de drogas son los agricultores que cultivan la coca porque no se les ofrece otra alternativa. Por ello, las subvenciones deberían estar dirigidas a que los agricultores planten cultivos legales. Ahora, sin embargo, los agricultores están empujando a la selva para poder limpiar los bosques y plantar nuevas coquerías, que es su única vida.
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