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ADN, Asia y riqueza de la evolución humana

2012/03/22 Carton Virto, Eider - Elhuyar Zientzia

En China se han encontrado cráneos con una mezcla de características modernas y arcaicas del Homo sapiens desde hace 11.000 años. Los investigadores creen que su aspecto sería el siguiente. Desde hace años se está fortaleciendo y ampliando una visión más compleja, confusa y rica de la evolución humana. Y en ello, entre otras cosas, han tenido que ver algunos descubrimientos en Asia. El hombre de Flores es, sin duda, uno de los descubrimientos de Asia de la última década que más atención y revuelo ha despertado. El descubrimiento añadió a nuestro árbol genealógico un ser humano con gran probabilidad de no ser Homo sapiens, vivo en una isla indonesia hace tan sólo 18.000 años. Más conocido como el apodo Hobbit, en 2004 conocimos a este sorprendente pequeño hombre, y desde entonces han encontrado fragmentos de los esqueletos de nueve individuos.

A pesar de que los fósiles se remontan a los 38.000-18.000 años, los hallazgos realizados en la isla de Flores sugieren que aquel hombre vivió entre los años 95.000 y 13.000, de manera que, en ese caso, le correspondía desde antes de que el Homo sapiens se extendiera a Asia, y que sobrevivió durante mucho tiempo.

La semana pasada tuvimos conocimiento de otros fósiles humanos poco habituales de aquella época. En la revista PLoS ONE se dieron a conocer los estudios de cuatro cráneos encontrados en el sur de China: según los estudios, son de entre 14.000 y 11.000 años, muy similares entre sí, y tienen una mezcla de características morfológicas modernas y arcaicas del Homo sapiens. Los investigadores tienen una hipótesis central para explicar fósiles tan jóvenes con características arcaicas: según ellos es posible que sean descendientes de una temprana migración del Homo sapiens, que permanecieron aislados de los que llegaron en los próximos períodos migratorios. Pero podrían ser miembros de otra especie que evolucionó en Asia, o híbridos...En cualquier caso, resulta de gran interés el contexto del descubrimiento: El moderno Homo sapiens ha puesto en el mapa de la evolución humana a seres humanos, vivos en las tierras continentales, en una época en la que nuestros antepasados estaban dando los primeros pasos de la transición del cazador-recolector a la agricultura. Por el momento, los cuevas de ciervos rojos han recibido el nombre.

Junto a este tipo de descubrimientos, el análisis del antiguo ADN ha enredado la historia de la evolución humana de una manera impactante. En 2010 se clasificó entre los descubrimientos del año la descodificación del genoma del neandertal y saber que los seres humanos de hoy en día guardamos en nuestros genomas unos genes neandertales. No todos los africanos tenemos estos genes, lo que indica que en alguna ocasión se produjo una hibridación entre ambas especies en la historia de la “sustitución”.

El ADN de la gente de Flores y la cueva de los ciervos rojos no ha podido ser estudiado hasta la fecha, por lo que se desconoce si se conservan restos genéticos en la población asiática actual. Sabemos, sin embargo, que se han conservado los de otras personas que desconocemos su apariencia. De hecho, en 2010 también se dieron a conocer los resultados del estudio genético de un pequeño trozo de hueso encontrado en la cueva siberiana de Denisova. Era un trozo de hueso del dedo pequeño de una joven que vivió hace 40.000 años. Otro trozo de hueso de un dedo y un pincho completan todo el tesoro encontrado en Denisova, pero a diferencia de lo que ocurría hace casi nada, ha sido suficiente para saber que gracias a los estudios de ADN no era Homo sapiens, ni Homo neanderthalensis, que hace 1.000.000 de años compartió con ellos un ancestro común y que los actuales habitantes de Melanesia conservan sus restos en sus genes.

Con estos descubrimientos se ha desfigurado en la última década la imagen de una representación nítida y sin hibridación de migraciones y especies, y una imagen más compleja de la historia más reciente de la evolución humana. Según los paleoantropólogos, era de esperar que muchos de los estudiados en Europa y África se enriquecieran con los pocos estudiados en Asia, y a medida que se desarrollaban las técnicas de análisis del ADN antiguo. Nos esperan más sorpresas para la felicidad de quienes seguimos con pasión la historia de la evolución humana.

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