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Reciclar, ventajas para todos

2002/06/01 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

Antes se recogía la basura en una sola bolsa. Ahora, en cambio, lo separamos todo en casa, que parece un vertedero. Además, podemos tirar algunas cosas en nuestra calle, pero para dejar otras tenemos que hacer turismo en el barrio. ¿No nos piden demasiado las autoridades?

El reciclaje de una tonelada de papel salva diecisiete árboles, además de 26.500 litros de agua, 4.200 kilowatios por hora (energía necesaria para calentar la casa unifamiliar durante seis meses) y un ahorro de casi 1.500 litros de aceite que evita la emisión de 27 kilos de contaminantes al aire.

G. Puente Roa

No es nada nuevo, el reciclaje tiene muchas ventajas. La mayor parte de lo que echamos a la basura es reciclable, pero detrás hay que hacer muchos esfuerzos. La escasez fomenta el reciclaje y la prosperidad es tan enemiga.

El papel, por ejemplo, se puede reciclar en casa, pero no será como lo comprado en la tienda. Esto ocurrirá no sólo con el papel, sino también con cualquier otro material. Sin embargo, algunos grupos ecologistas quieren reforzar otra idea sobre el reciclaje: el reciclaje básico es la reutilización.

Casi todos los materiales son reciclables: papel, vidrio, metal, plástico… y también los de aparatos eléctricos de los hogares. Sin embargo, para reciclar cada material es necesario utilizar la técnica correspondiente. Otros factores a tener en cuenta. Reciclar aluminio, por ejemplo, es más económico que crear uno nuevo; con el papel pasa lo contrario.

Papel

En la sociedad actual se utiliza mucho papel. Y es que el papel puede ser una medida del exaltación de la sociedad. La mayor parte de la basura, cerca del 40%, es papel. Eso significa que el consumo también es enorme. ¿De dónde proviene la materia prima para suministrar todo este consumo? Durante años, la explotación de los bosques y la modificación de los árboles de crecimiento rápido no se abordaba otra vía.

Gran parte de la basura que generamos es papel.

Pero en las últimas décadas el papel ha empezado a reciclarse. En 1994 se estableció en Estados Unidos el objetivo de reciclar el 50% del papel del año 2000. Este objetivo no se ha cumplido, pero se recicla en torno al 45%, lo que supone un éxito de la campaña. En Europa esta proporción es mayor y en Japón es la mayor de todas (en 1996 reciclaban cerca del 60%). Pero, ¿qué hace tan difícil y costoso reciclar?

Desde el punto de vista del proceso, hay que tener en cuenta que el papel está acompañado de gran cantidad de sustancias. El más abundante es la tinta, pero no la única. El primer paso del reciclaje es eliminar la tinta mediante el uso de agua. La materia generada en este proceso se denomina pasta y es la materia prima para la reconstrucción del papel. Sin embargo, muchos papeles contienen adhesivos sensibles a la presión, sustancias que no se disuelven en el agua. Cuando estos adhesivos se encuentran en la pasta, producen "defectos" en el papel; el tratamiento para eliminar estos adhesivos encarece mucho el proceso de reciclaje.

Por otra parte, el papel (celulosa) tiene muchos aditivos que le confieren blancura y propiedades mecánicas. Las más importantes son la caolinita, el carbonato cálcico, el silicato de magnesio (talco) y el óxido de titanio. El reciclado no elimina estas sustancias. Dependiendo del producto que se vaya a elaborar, habrá que separar unos aditivos de la celulosa y otros no. En general, además, los productos separados contaminan el medio ambiente (los componentes de la tinta también son contaminantes), sustancias que también deben ser tratadas.

El vidrio verde protege el contenido del envase de la luz.

Por todo ello, no es de extrañar que el papel reciclado sea más caro que el nuevo. Entonces, ¿cómo se puede fomentar el reciclaje? ¿Reforzando la participación del público? ¿Con inversiones en el desarrollo de máquinas destintadoras? ¿A través de impuestos sobre papel nuevo?

Vidrio

A pesar de ser inventado hace unos 5.000 años, la fabricación de vidrio sufrió un cambio importante en el siglo XX. A principios del siglo XX. En 1905 se inventó la primera máquina para fabricar envases de vidrio, con lo que la producción de envases aumentó considerablemente y la gente cambió radicalmente su actitud hacia este material. Hasta entonces, los envases de vidrio eran objetos de gran valor, difíciles de hacer pero fáciles de romper. Pero el avance industrial desbarata esta situación: a diferencia de épocas anteriores, si se rompe el envase de vidrio se puede obtener fácilmente el recambio.

Como material, el vidrio tiene propiedades muy especiales: al ser natural transparente permite ver el contenido del envase; en general, no produce reacciones químicas con el contenido; no se degrada; tiene un punto de fusión muy alto, es decir, no se deteriora a temperatura ambiente. Además, el vidrio de color protege al interior de la luz.

El reciclaje del vidrio tiene que ver con el proceso de fabricación del vidrio. En definitiva, la arena de vidrio se funde, mezcla y solidifica la vez que otros componentes. La materia prima para reciclar no es la arena sino los trozos de vidrio utilizados. Además, la ventaja es que estos fragmentos se funden a temperaturas inferiores a la arena.

A pesar de la variedad de plásticos existentes, están fabricados con polímeros únicos.

En cualquier caso, se deben preparar los trozos que se van a utilizar en el proceso. Al igual que en el caso del papel, el vidrio tiene varios aditivos. En el reciclaje sólo se deben eliminar algunos de estos aditivos y otros no.

Se añade al vidrio carbonato sódico, ya que el punto de fusión de esta mezcla es más bajo que el del vidrio puro. Por otro lado, la caliza produce una rotura más complicada del vidrio. Estos dos componentes no deben eliminarse de la fracción de reciclaje. También se incluyen en este grupo las sustancias que dan color al vidrio si se desea obtener envases reciclados del mismo color. Por ello, en muchos lugares el vidrio de reciclaje se separa para para su recogida en función de su color.

No obstante, antes de iniciar el proceso de reciclaje es necesario eliminar otros materiales y productos químicos como el metal, el material cerámico, el papel de la etiqueta (y el adhesivo). También es necesario eliminar las sustancias contaminantes que pueden contener las botellas, lo que encarece el proceso de reciclaje.

Por último, la mayoría de las personas que escriben sobre el reciclaje del vidrio alaban una característica muy importante: el proceso no perjudica la calidad del vidrio, es decir, el vidrio reciclado es igual que el vidrio producido a partir de la arena. Por tanto, el vidrio se puede reciclar tantas veces como se desee.

Plástico

El plástico ha cambiado nuestra forma de vida. Sus propiedades son muy especiales, por lo que puede sustituir la mayoría de los materiales utilizados anteriormente en muchas aplicaciones. Sin embargo, cuando se convierte en residuo genera importantes problemas medioambientales, tanto en vertederos como en incineradoras. Por tanto, es urgente reciclar plástico.

El metal es fácilmente reciclable. Por lo tanto, ¿por qué debemos dejarlo oxidar?

Sin embargo, el plástico no es un material, sino un nombre genérico de muchos materiales. Por ello, el primer paso para reciclar lo recogido es separar los materiales. Sin embargo, en algunos casos es difícil de realizar, por un lado porque un único plástico es una mezcla de muchas sustancias y, por otro, porque los plásticos de la misma composición química se utilizan para fabricar muchos materiales diferentes.

Los plásticos utilizan como base el polímero sintético. Además, se mezclan sustancias para dar color, plasticidad, peso, resistencia al fuego, etc. Además, si tiene etiqueta, tiene otros productos. Para reciclar el plástico hay que tener en cuenta estas sustancias. Al igual que ocurre con el vidrio, algunos deben ser eliminados y otros no. Desde el punto de vista legal, algunas sustancias están prohibidas o en vías de prohibición. Por tanto, si estas sustancias no se pueden separar, muchos plásticos no podrán ser reciclados. Por ejemplo, la legislación europea pretende eliminar del mercado muchos metales pesados.

Sin embargo, son pocos los polímeros que se utilizan en la mayoría de las aplicaciones, lo que facilita un poco el reciclaje. Los polímeros más habituales en los materiales plásticos reciclables son los polietileno (HDPE y LDPE), polipropileno (PP), poliestireno (PS), cloruro de polivinilo (PVC) y tereftalato de polietileno (PET). El teflón utilizado en la elaboración de sartenes (politetrafluoroetileno) y muchos otros polímeros no se reciclan.

Sin embargo, la necesidad de utilizar diferentes métodos de separación aumenta el problema, ya que cada método sólo identifica unos pocos polímeros y aditivos. Por tanto, la separación completa de los componentes requiere una metodología muy costosa. Por ello, la recogida selectiva de los diferentes tipos de plásticos entre los consumidores supone un importante ahorro económico. En algunos municipios se utilizan símbolos especiales de reciclaje para indicar el tipo de plástico en los envases. Aquí, sin embargo, la cultura del reciclaje no está tan extendida y el plástico se recoge junto con los envases metálicos.

El aceite de cocina también es reciclable.

Para el reciclado del plástico separado se tritura, luego se extruye o se inyecta el polímero fluidizado en un molde, dependiendo de la pieza que se vaya a realizar, a partir de ahí se forma un nuevo plástico añadiendo las sustancias que se van a añadir. El plástico resultante y el original tienen una calidad similar, aunque la nueva es menos resistente al impacto, por lo que casi siempre hay que añadir sustancias que le den esta característica.

Metales/Pilas

Son productos muy apropiados para el reciclado de metales. En definitiva, el proceso es muy sencillo, ya que con sólo fundir pueden dar un nuevo aspecto y ser integrados en una cadena de producción. No obstante, cada metal tiene sus propias características.

El metal más utilizado para hacer cosas corrientes es el acero, la aleación de hierro y carbono. Es muy útil para la fabricación de piezas metálicas que requieran dureza. Pero el aluminio, más ligero que el acero y más difícil de oxidar, también se ha vuelto convencional, por ejemplo en botes de bebidas. Reciclar aluminio es más económico y rápido que extraer de la bauxita (mineral que contiene aluminio). Se estima que los botes de aluminio arrojados a reciclaje se pueden comercializar en un plazo de 6-8 semanas.

El porcentaje de reciclaje de ambos metales es, por tanto, muy elevado. Sin embargo, los metales no sólo se encuentran en los útiles de metal, sino también en las pilas. Y aunque las cantidades de metales son pequeñas, estos son muy peligrosos para la salud y muy contaminantes ecológicamente.

En las pilas recargables se emplean níquel, cadmio y plomo; en otras, litio, zinc y mercurio. Este último metal se considera muy peligroso, por lo que cada vez son más los municipios que prohíben su uso en pilas. Sin embargo, a la hora de reciclar las pilas es imprescindible tener en cuenta la presencia y cantidad de mercurio. Con cualquier otro metal el proceso es complejo ya que se realiza mediante procesos electroquímicos.

Aceite

El aceite tiene muchos usos y para cada uno de ellos es necesario utilizar un tipo de aceite, por lo que los componentes serán diferentes. El aceite no es un compuesto químico, sino una mezcla de compuestos. Por ello, se debe especificar el tipo y destino del aceite para su reciclado.

El aceite vertido a la corriente puede contener contaminantes de varios tipos: trazas de metales pesados, disolventes clorados, gasolina, hidrocarburos aromáticos policíclicos, glicoles, PCB, etc. Estas sustancias también pueden ser extraídas del aceite y en parte recicladas en función del proceso químico que demandan. Por otro lado, el aceite es filtrado y fraccionado, las fracciones extraídas se transfieren a la industria.

Separación, base del reciclaje.

Desde hace tiempo se han puesto en marcha programas de recogida y reciclaje de aceite de los coches y recientemente se han diseñado también los que se utilizan en la cocina. De este modo, la reutilización del aceite que hasta ahora se ha vertido en los ríos y en el mar ha buscado una manera adecuada de combatir la contaminación que genera.

Compost

Una gran cantidad de basura doméstica es materia orgánica, es decir, procede de los alimentos. Las cortezas, huesos y lo que no se ha comido con comida constituyen la parte orgánica de la basura. Y la naturaleza puede eliminarlo o, mejor dicho, volver a entrar en el ciclo. El compostaje es un proceso natural similar al realizado por el ser humano. Por ello, para entender el compostaje conviene entender el proceso que se da en la naturaleza.

Estos residuos se descomponen con el tiempo, al igual que ocurre con la hojarasca en el bosque. Pero a pesar de ser un proceso normal, es el resultado de la actividad de un sistema complejo. La participación de muchos microorganismos es lenta y depende de la temperatura, la humedad y las proporciones específicas de carbono:nitrógeno.

La tierra que "crece" las plantas no es más que la superficie del planeta. Esta superficie está en continua renovación, acumulando materia orgánica sobre el suelo. Al pudrirse la materia orgánica se genera más tierra, ayudándose de la presión acumulada sobre ella. El aire del suelo cercano a la superficie se renueva aproximadamente cada hora, lo que también contribuye a la formación de un suelo 'sano'.

Este equilibrio de la Tierra no se consigue fácilmente. Los jardineros dicen que hay que cuidar la tierra, no las plantas; si la tierra está en buen estado, las plantas se adaptarán para crecer. Pero el equilibrio, además de difícil, es algo que la naturaleza hace muy lento. El compostaje es, sin embargo, una imitación tan rápida. A escala de la Tierra se puede decir que se recicla materia orgánica, pero el compostaje no puede considerarse reciclado, son dos cosas.

El compostaje es una alternativa a los residuos orgánicos.

En la naturaleza, sin embargo, se hace compost. Por ejemplo, un pájaro australiano elabora el compost de la siguiente manera: acumula la materia orgánica en el nido y la 'trata' con ayuda del pico mediante gotas de agua. El hombre hace lo mismo con la basura orgánica, concentra y trata de aliviar el trabajo de los microorganismos descomponedores.

La materia orgánica es descompuesta por diferentes tipos de microorganismos. Algunos extraen elementos de moléculas orgánicas a los residuos: nitrógeno, azufre, fósforo y restos de metales. Otros extraen minerales como potasio, magnesio, calcio y hierro. Otros microorganismos, por ejemplo, extraen las hormonas de crecimiento que han quedado en la materia orgánica, lo que ayuda a crecer las raíces de las hierbas que allí se pueden producir.

Por otra parte, algunas bacterias tienen la capacidad de fijar el nitrógeno contenido en el aire, unas veces en simbiosis con las plantas y otras sin ninguna relación. Este nitrógeno se almacena como amonio o nitrato y además, dependiendo de las necesidades, las plantas pueden transformar cada una de estas formas en la otra. Así, mejora las propiedades químicas del suelo y, en el caso de la simbiosis, las plantas utilizan los aminoácidos para sintetizar el amonio.

Como en muchas ocasiones, se utiliza un instrumental de naturaleza eficaz para la elaboración de compost. Pero lo que la naturaleza en sí misma haría en un siglo se lleva a cabo en el plazo de un año. Esto significa que muchas de las características del suelo deben preservarse: proporción de materia orgánica C:N (carbono:nitrógeno), cantidad de agua, ventilación, principalmente. Es una buena forma de tratar los residuos orgánicos, pero el compost tiene un problema de olor. En definitiva, lo mismo que ocurre con otros residuos: el mayor problema es la cantidad a tratar.

No reciclar sin recoger

Para hacer frente al problema de las grandes cantidades de basura en las ciudades, el reciclaje industrial es fundamental. La sociedad basada en el consumo debe dar una solución a todo el material que le queda como residuo, y las plantas de reciclaje pueden ser las alternativas más ecológicas que conocemos. Sin embargo, no se puede reciclar el 100% de la basura debido a los problemas que se generan.

Reciclar requiere tres cosas: la respuesta del consumidor, la puesta en marcha de estrategias adecuadas para la recogida de basuras y el tratamiento posterior a la recogida.

En muchos pueblos se ha debatido dónde se debe realizar la separación selectiva de la basura. En una sociedad muy concienciada, el consumidor debería separar la basura, pero para hacerlo bien deberían existir sistemas con muchos contenedores. Las instalaciones de separación son, en la mayoría de los casos, imprescindibles, lo que afecta a los impuestos.

En Euskal Herria, por ejemplo, sólo se exige al consumidor una distinción básica. En muchas ocasiones se ha comprobado que no estamos dispuestos a realizar una separación más precisa, como pueden ser los vidrios de diferentes colores, los plásticos o los envases tetrabrick, pero vamos en el camino. Las campañas de reciclaje tienen un gran éxito y poco a poco la cantidad de basura reciclada aumenta.


Incineración

Existe otra alternativa para el tratamiento de los residuos sólidos: combustión y generación de energía. Se trata de un tratamiento térmico mediante combustión controlada a alta temperatura para la transformación de materia inerte en gas. Este proceso genera residuos sólidos (escorias y cenizas) y gaseosos (gases de combustión).

Al quemarse, mediante turbinas y generadores se genera electricidad. El principal problema de la combustión son los productos generados en este proceso, ya que se generan dioxinas y otros productos peligrosos. Además, no es posible controlar lo generado, ya que no se puede controlar el origen de los residuos sólidos.

Por tanto, a diferencia del reciclaje, la incineración genera un debate social en el que los daños ecológicos y la cantidad de residuos urbanos son, respectivamente, los principales argumentos a favor y en contra.

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