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Videojuegos y epilepsia

1995/09/01 Furundarena Salsamendi, Jose Ramon Iturria: Elhuyar aldizkaria

Desde que aparecieron entre nosotros los primeros videojuegos, su uso se ha normalizado en la juventud. Asimismo, a partir de 1980 se han dado a conocer los posibles casos de epilepsis que pudieran estar relacionados con esta actividad. La culminación de esta rápida evolución se produjo en 1992, en la que la venta de videojuegos alcanzó un nivel hasta entonces desconocido y alcanzó un nivel similar al de la preocupación por el previsible riesgo que suponen los juegos.

Hasta ahora sólo se conocen unos 50 casos que pueden tener alguna relación con alguna sala de juego o con la televisión en casa. En base a estos casos, se analizaron las posibles características de los pacientes. La edad media de los pacientes es de 13 años y el 75% son hombres, es decir, son características del tipo de niño que juega a menudo con videojuegos.

Un tercio de estos jóvenes habían tenido un portillo de epilepsis previo que no se puede relacionar con los videojuegos y la mitad había presentado descargas epileptiformes en el electroencefalograma con fotoestimulación en el laboratorio.

En el caso de los pacientes epilépticos, tan sólo un 5% es sensible a la fotoestimulación periódica. En consecuencia, el videojuego no es en todos los casos el factor que ha originado el atasco de epilepsis, pero sí el factor desencadenante en estos pacientes “fotosensibles” que previamente tienen tendencia a ello.

Estos pacientes presentan los ataques producidos por los siguientes estímulos: televisión (40%), rayos solares de diferente intensidad (35%), iluminación de las discotecas (25%), etc.

En un grupo de pacientes epilépticos, los que han tenido el primer puerto entre los 10 y los 14 años, la mayoría mujeres y a partir de los 25 años menos influyentes en la fotosensibilidad. En la mayoría de los casos la epilepsia es generalizada con movimientos tónico-clónicos, sacudidas mioclónicas del cuerpo y atenciones aleatorias poco después de la estimulación visual. El riesgo de aparición del puerto está relacionado con la intensidad, frecuencia y contraste del estímulo visual. La sensibilidad a la televisión, por ejemplo, aparece cuando se ve desde una distancia entre 0,5 y 2 metros.

Videojuegos y epilepsia. Algunas observaciones

Los niños constituyen el grupo de riesgo más importante. El atasco Epilepsi puede ocurrir al azar jugando con el videojuego, normalmente con el sueño o factores emocionales. En los casos en los que se utiliza la pantalla de televisión doméstica para estos juegos, los niños están muy cerca y las imágenes de la televisión son un estímulo visual para los pacientes epilépticos fotosensibles. El videojuego, junto con la televisión, es un factor motivante, además de influir en las luces y/o colores que se están apagando.

El estudio epidemiológico más relevante al respecto es el realizado en Gran Bretaña por Fish y sus colaboradores. Podían tener relación con los videojuegos para medir la incidencia y la influencia de la fotosensibilidad. El primer puerto se reunió con 118 casos de los que la mayoría (103 casos) tenía aproximadamente 15 años. El número de casos esperados sin relación con los videojuegos en esta franja de edad era inferior a 66. La mayoría de los pacientes mostraron una reacción fotosensible en el electroencefalograma y presentaban el antecedente de los ataques provocados por estímulos visuales.

Por todo ello, se ha solicitado la limitación de las imágenes que “flash” y los patrones que se repiten en programas de televisión y videojuegos. Los videojuegos van acompañados de una nota que avisa de este peligro. El riesgo de sufrir un atasco por jugar a videojuegos o ver la televisión en el 95% de los epilépticos es prácticamente nulo en los piñones que no presentan fotosensibilidad.

En aquellos casos en los que exista una elevada fotosensibilidad y por lo tanto exista un alto riesgo de reaparición del puerto, el balproato deberá tomarse en comprimidos hasta que se cumpla la edad. Si el estímulo que provoca el puerto es conocido, conviene evitar este contacto. Sin embargo, independientemente de que se trate o no de este peligro, poner a los niños a menos de 2 metros de la tele es una medida a tomar por todos.

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