Calor y evolución humana
1992/01/01 Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria
En la primera fase de la evolución humana, entre hace 3,5 y 1 millón de años, los homínidos sufrieron profundos cambios: de corta y extensa a larga y fina. Pero la anchura de la pelvis se mantuvo igual.
Christopher Ruff, investigador de la universidad Johns Hookins, ha afirmado que el aspecto corporal está limitado por la necesidad de perder calor. Los humanos altos y pequeños que viven en climas similares tienen una pelvis de anchura similar.
La velocidad de pérdida de calor del ser humano es proporcional a su superficie y masa. Ruff compara el cuerpo humano con un cilindro. En el caso de los cilindros, la pérdida de calor es proporcional a la masa si el radio es constante.
Por eso, los hombres de distintas alturas tienen un ancho de pelvis similar, dice Ruff. Es lo que se observa cuando se comparan los altos Homo erectus africanos con los Australopithecus afarensis como Lucy.
Ruff también analiza a los actuales habitantes de África. Ha visto que en la medida de la pelvis no hay grandes diferencias entre los pigmeos y los altos nilotes. En ambas poblaciones el ratio superficie/masa es similar, aunque las alturas son muy diferentes.
Sin embargo, si la hipótesis de Ruff es correcta, la anchura de la pelvis de las poblaciones debe ser diferente a medida que la latitud sea mayor. Cuando la temperatura es menor, el ratio superficie/masa debe ser menor para perder menos calor. Se quiere decir que la superficie será menor y la masa mayor, es decir, que la anchura de la pelvis sea mayor. Y así sucede. En el norte la pelvis es más ancha que en el ecuador.
Los fósiles de la pelvis no son muy abundantes. Sin embargo, todas las pelvis que se han podido medir han sido del tamaño de los africanos actuales. Por lo tanto, estos datos están de acuerdo con las ideas de Ruff. Sin embargo, la pelvis del hombre neanderthal hallada en la cueva de Kebara, en Israel, correspondería a un ser más septentrional. Esto tiene una explicación sencilla si tenemos en cuenta que hace 60.000 años Oriente Próximo sufría la glaciación.
Las ideas de Ruff también pueden explicar la vida del hombre antiguo. Las pérdidas de calor en el ser humano se producen principalmente por el sudor. Si el hombre vive en una selva tropical húmeda, el sudor no es la mejor manera de disipar el calor. Lo mejor que puede hacer un ser humano que vive en este medio ambiente es producir menos calor y para ello tiene que reducir su tamaño.
Por otro lado, los seres humanos de gran altura, como el Homo erectus, tienen que vivir en un medio ambiente menos húmedo (las sabanas) y no tienen posibilidad de vivir en selvas compactas. Existen otros indicios de que el Homo erectus vivía en las sabanas. Estas pistas explican el modelo de Ruff.
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