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Educando el cuervo, el zorro y el ardilla

1995/01/01 Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

El caballo, el gato, el lobo (convertido en perro), el jabalí (convertido en cerdo), etc. se educaron hace unos diez mil años y parece que no se ha conseguido nada más. Pero la verdad es otra cosa. El cuervo, la ardilla y el zorro están educando.

El caballo, el gato, el lobo (convertido en perro), el jabalí (convertido en cerdo), etc. se educaron hace unos diez mil años y parece que no se ha conseguido nada más. Pero la verdad es otra cosa.

Cada vez hay más ciudades y casas en la Tierra, y estamos cada vez más cerca de los territorios de otras especies. Depositamos en las papeleras residuos alimenticios a los que se acercan varias especies de animales a comer. Según los ecologistas estadounidenses, cada vez son más los halcones, los esquinosos, los ánsares canadienses, los arándanos, los conejos salvajes, los mofets, los mapaches, los zorros y los gambaranos en las zonas urbanas.

Este fenómeno, sin embargo, no ocurre sólo allí. En Gran Bretaña y Francia también se ha mencionado en varias ocasiones que los zorros se acercan a los hogares en busca de residuos. Los mapaches, por ejemplo, son muy hábiles para depositar la basura y aprovechar los restos de comida que hay en su interior. Esto no es un problema grave en sí mismo, pero si se acostumbran a ello perderán su libertad de alimentación. Las antxetas, por ejemplo, se han acostumbrado a vivir en ciudades costeras, donde encuentran comida fácil.

El caballo, el gato, el lobo (convertido en perro), el jabalí (convertido en cerdo), etc. se educaron hace unos diez mil años y parece que no se ha conseguido nada más. Pero la verdad es otra cosa. El cuervo, la ardilla y el zorro están educando.

Algunas de las especies animales mencionadas son omnívoras. La vela, por ejemplo, se puede alimentar con seiscientas comidas diferentes. Los mapaches comen cualquier cosa, excepto la cebolla, y hemos visto a las gaviotas tomando patatas fritas de la mano de los turistas. Además, las hierbas y los mapaches saben sacar provecho de las huertas de las zonas urbanas.

El acercamiento de estas especies a los núcleos urbanos plantea tres problemas. El primero consiste en modificar los equilibrios de población entre diferentes especies. Por ejemplo, si hay demasiados conejos y ardillas, quieren descartar especies más sensibles y atraer a mayores depredadores. Si hay demasiados conejos, en Europa se acercarán los lobos y en Norteamérica los coyotes.

El caballo, el gato, el lobo (convertido en perro), el jabalí (convertido en cerdo), etc. se educaron hace unos diez mil años y parece que no se ha conseguido nada más. Pero la verdad es otra cosa. El cuervo, la ardilla y el zorro están educando.

Este desastre se produjo en la India con la floración de la planta de bambú en el estado de Assam, que se produce cada once años. Las flores atrajeron las ratas y cuando éstas proliferaron llegaron los tigres. Cuando los tigres comieron todas las ratas, comenzaron a atacar a los humanos. La mala cosecha de arroz obligó al gobierno a enviar alimentos.

A medida que algunos animales se convierten en domésticos, surge otro problema. Las especies de aves comienzan a perderse. Por ejemplo, cuando la vela tiene una alta densidad de población empieza a comer otras especies de aves. El gato de la casa, por ejemplo, atrapa pájaros, pero ¿qué pasa cuando coiotes, zorros y otros empiezan a hacerlo?

El tercer problema es contagiar enfermedades a los seres humanos. Los animales, salvajes o no, pueden transportar enfermedades para las personas y son también lugares de mutación de gérmenes. Conviene, por tanto, mantener estos animales alejados del entorno urbano.

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