}

Bebiendo bacterias, ganar la Novela

2018/06/01 Etxebeste Aduriz, Egoitz - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

Ed. Manu Ortega/CC BY-NC-ND

Cogió unas bacterias de la placa de petri y las mezcló con un extracto templado de carne en un matraz. Se llevó el matraz a la boca y se traga la zanja en un solo trago. No fue un trago dulce, pero no se quejó.

Al cabo de tres días empieza a sentirse incandescente, se le olvida el aliento. A los cinco días empieza a vomitar, se siente totalmente enfermo, agotado. Sabía que con el antibiótico acabaría con las bacterias que tenía en el estómago, pero esperaría unos días más. “Estaba deseando tener una úlcera; deseaba que mi investigación saliera adelante desarrollando una úlcera sangrienta”, confesaría.

En un principio, el único deseo de Barry Marshall era ser médico. Era bueno atender a los enfermos y siempre quería saber la razón de los síntomas. Pero poco a poco se dio cuenta de que era más difícil de lo que pensaba: “En la escuela médica es muy probable que aprenda a tratar a todos los pacientes con diagnóstico y enfermedades. Pero al salir al mundo real te das cuenta de que en la mayoría de los pacientes que entran por tu puerta no tienes ni rastro detrás de los síntomas”.

En 1979 ingresó en el Hospital Royal Perth (Perth, Australia) como médico interno para especializarse en cardiología y cirugía de corazón abierto. En 1981 le tocó dedicar seis meses a la sección de gastroenterología, formando parte de la formación. Cuando preguntó qué proyecto de investigación podía realizar, su jefe le mostró una carta del patólogo Robin Warren: “Hemos descubierto que veinte enfermos tienen bacterias en el estómago, donde no deberían estar porque hay demasiado ácido. ¿Hay alguien en gastroenterología que me quiera ayudar a investigar qué les pasa a estos pacientes?”. Marshall le pareció emocionante.

Se sabía que el estéril era demasiado ácido para que hubiera microorganismos. Pero Warren descubrió bacterias en las biopsias estomacales. Todos tenían forma helicoidal. Y aparecían en pacientes con gastritis, úlceras o cáncer de estómago.

Para investigarlo, tomaron muestras estomacales a cien pacientes y decidieron intentar crecer en el cultivo. Las 33 primeras muestras no obtuvieron nada. Pero el martes de la Semana de Pascua, el técnico que hacía cultivos llamó a Marshall agitado. Al ir al laboratorio le enseñó los cultivos de las muestras 34 y 35. Estaban llenos.

Entonces descubrió Marshall qué chiripa tuvieron. Todos los cultivos anteriores se tiraban en dos días. Así se hacía con todos los demás cultos, si en dos días no había nada que crecer, se concluía que no había nada. En ese periodo, sin embargo, el cultivo se hizo en el Jueves Santo y se dejó hasta el martes. Así supieron que esas bacterias necesitan más tiempo.

Posteriormente, con muestras de 13 pacientes consiguieron crecer las bacterias. En todos los casos apareció la misma y única bacteria que luego llamarían Helicobacter pylori. Y esos 13 pacientes tenían úlceras de estómago o duodeno. Teniendo en cuenta todas las biopsias anteriores, se veía claramente que siempre que aparecía la bacteria había inflamación, úlceras o cáncer de estómago. Además, en algún caso ya vieron que si se trataba con antibiótico la úlcera se curaba. Warren y Marshall comenzaron a deducir que la bacteria H. pylori podía ser la causa de estas enfermedades.

Ed. Manu Ortega/CC BY-NC-ND

Marshall presentó estos resultados en la reunión anual del Colegio de Médicos de Perth. Sólo recibió críticas y escepticismo absoluto. “Para los gastroenterólogos decir que un microorganismo podía producir úlceras era como decir que la Tierra era plana”. La Sociedad Australiana de Gastroenterología rechazó el artículo enviado por Marshall. Marshall y Warren consiguieron publicar una carta en la revista The Lancet, pero nadie les hizo caso.

En aquella época las úlceras de estómago y duodeno eran consideradas como consecuencia del estrés y de una vida inadecuada. En estas circunstancias se consideraba que el estómago generaba un exceso de ácido que provocaba úlceras. Se trataba con antiácidos pero no se conseguía curar.

Marshall comenzó a tratar a varios pacientes con antibiótico, obteniendo excelentes resultados. Pero tenía grandes problemas para publicarse. Apenas obtenían financiación para la investigación.

Necesitaban pruebas más sólidas. De alguna manera debían demostrar que esas bacterias causaban la enfermedad. Lo intentaron con ratones, ratas y cerdos, pero no tuvieron éxito (sólo el primate infecta H. pylori). Y tenían prohibido hacer pruebas en las personas.

Marshall no podía más: “Veía a la gente casi muriendo con úlceras sangrientas y yo sabía que todo lo que necesitaban eran antibióticos. Un paciente llegaba en la sangre tomando antiácidos y al día siguiente veías la cama vacía. Preguntaba “¿Dónde está?” y me respondían mientras estaba en el quirófano, extrayendo el estómago”.

En el verano de 1984 pidió un favor a su jefe. “Barry, no te voy a preguntar por qué estoy haciendo esto”, le dijo él, mientras le estaba haciendo endoscopia. Marshall confirmó así el buen estado del estómago. Una vez que la bacteria de un paciente con gastritis creció en el laboratorio y estudió con qué antibiótico podía morir, bebió esas bacterias.

No esperaba ningún síntoma, esperaba crear una úlcera en un par de años. Pero enseguida enfermó. El décimo día hizo otra endoscopia. Todo estaba lleno de bacterias.

Al año siguiente publicó esos resultados. Y también apareció en los periódicos. Poco a poco empezaron a tener en cuenta los resultados de Marshall y Warren, a pesar de que se tardarían unos diez años más de aceptación total. En 2005 se le otorgó el Premio Nobel por descubrir a H. pylo y demostrar que provoca gastritis y úlceras.

 

Bibliografía

AZAD, M. (2014): “Q&A: Barry Marshall”. Nature

CHARISIUS, H. (2014): “When Scientists Experimental en Themselves: H. pylori and Ulcers”. Scientific American

MARSHALL, G.V. (2006): “Biographical”. The Nobel Prize

SWAN, N. (2008): “Professor Barry Marshall, gastroenterologist”. Australian Academy of Science

WEINTRAUB, P. (2010): “The Doctor Who Drank Infectious Broth, Gave Himself an Ulcer, and Solved a Medical Mystery”. Discover

Gai honi buruzko eduki gehiago

Elhuyarrek garatutako teknologia