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Última oportunidad para osos pirenaicos

1996/04/01 Elosegi Irurtia, Migel M. Iturria: Elhuyar aldizkaria

FICHA TÉCNICA Oso pardo

Bestia sagrada admirada y enemigo odiado a la vez. El mamífero que más mitos y leyendas ha creado en esta región. Elegante y discreto. Así es el oso, un magnífico animal que todavía visita ocasionalmente las zonas más ricas de Euskal Herria. Pero… ¿hasta cuándo va a durar este tesoro que antiguamente los suletinos consideraron nuestro antepasado? ¿Tenemos que decirle adiós… para siempre?

Por su popularidad y por ahondar en su conservación, sólo mencionaremos las características más peculiares del oso pardo en los Pirineos. Entre las distintas formas de este gran mamífero en todo el mundo, la de los Pirineos es una de las más pequeñas, con un peso que oscila entre 80 y 250 kilos. En cuanto a la alimentación, y tal y como indican las grandes y aplanadas, es omnívora y en gran medida herbívora.

El Pirineo es uno de los espacios naturales más ricos de Europa. En esta sierra se conservan excelentes especies como el oso.

El 75-80% de la alimentación se compone de hierbas, frutos y otras plantas, mientras que el 25% restante es de origen animal. Dentro de ella, los mamíferos representan entre un 12-15%, los insectos entre un 7-9% y los micromamíferos un 1%. El ganado representa entre el 6 y el 8% de la dieta, por lo que es evidente que el oso no es un asesino de ganado derrocado, algo que muchas personas afirman. En cuanto al hábitat, huyendo de la presión humana, se refugia en las zonas más escondidas y difíciles de la montaña. Se puede decir que es un animal forestal en general, pero además de hayedos, abetos, pinares y otros bosques, explota pastizales alpinos y antiguamente castaños y robledales. Sin duda, es un indicador de la buena salud del ecosistema montañoso.

El celo se produce a finales de primavera o principios de verano. Debido a la escasez de ejemplares, los encuentros entre machos y hembras son difíciles y para sacarles el máximo partido se realiza la ovulación inducida. Es decir, el macho lo cubre constantemente para que se produzca la fecundación provocando la ovulación de esta hembra. Las crías (una o dos) se lanzarán al mundo con la madre en el agujero de hibernación. En la población pirenaica, los únicos nacimientos confirmados en los últimos años han sido los nacidos en 1989 y el año pasado.

¿Cuál es, por tanto, el estado y futuro de este magnífico mamífero? Si bien en el norte y este de Europa existen poblaciones sólidas de osos pardos, en el sur encontramos poblaciones relícticas. En la península Ibérica hay entre 60 y 80 osos en la Sierra Cantábrica y tan sólo 8 ejemplares en los Pirineos. De ellos, sólo uno o dos son aquellos que visitan periódicamente los territorios de Navarra y Zuberoa. En 1995, por ejemplo, se encontraron restos del oso en dos puntos del valle del Roncal. Esta situación, sin embargo, fue muy diferente. Así, en la Edad Media, la especie se extendía desde los Pirineos hasta Galicia.

Para entonces, la rivalidad entre el hombre y el oso había comenzado y se iba haciendo cada vez más dura. Sin poder resistir los ataques de humanización, hace unos 200 años se separaron los osos cantábricos y pirenaicos. Después, XIX. y sobre todo XX. A lo largo del siglo XX, el pastoreo, la caza, los venenos, la silvicultura, el turismo y, en general, las transformaciones de todo tipo aplicadas al medio montano provocaron una drástica reducción de la población local. La caza ilegal parece ser el factor que más ha afectado en los últimos años.

La conservación de esta especie no es una cuestión menor. La insuficiente protección del hábitat y de las últimas captaciones, junto con el aumento de ejemplares, parece imprescindible para hacer viable la población.

Por ello, la situación actual del oso es vital. Los últimos ejemplares son Aspe y Ossau (Biarnon) y Hecho y Ansón (Aragón). La supervivencia de esta población es vital y para ello es imprescindible mantener el hábitat en su totalidad. El mantenimiento de un hábitat idóneo para la conservación del bien, requiere la regulación de todas las actividades que se realicen en estos lugares y, en consecuencia, la superación o reorientación de muchos intereses económicos. ¿Está la gente dispuesta a hacerlo? No, claro, si es en perjuicio de ellos.

Las medidas de protección del medio pirenaico deben ir encaminadas a mejorar las condiciones de vida de todos sus seres vivos, incluido el hombre. Todas las vías que no tengan en cuenta este factor se encontrarán con una actitud lógica contraria a los vecinos y vecinas de la localidad, y se producirán de forma inesperada. Por desgracia y sobre todo por los ataques al ganado, el oso sigue generando odio y miedo entre muchos de los habitantes de los Pirineos. Y es que durante años han tenido que soportar este problema sin indemnización.

A pesar de que la situación actual es muy diferente (siempre que el oso ha atacado a los animales desde 1981, el Gobierno ha asumido el pago de los daños), hay quien prefiere que el oso desaparezca de sus alrededores. Está claro, por tanto, que será difícil que el oso y el hombre puedan vivir juntos en el ecosistema pirenaico y sin que se produzcan excesivos daños, pero al fin y al cabo ese es el objetivo.

Las poblaciones del oso han descendido ininterrumpidamente en el sur de Europa. En los Pirineos sólo quedan 8 ejemplares. ¿Son los últimos?

Así pues, el futuro es oscuro para este animal y los proyectos que se han puesto en marcha en los últimos años no han conseguido estabilizar la población del oso. El crío nacido en 1995 abrió la esperanza entre los conservacionistas, pero a pesar de ello, tenemos menos robles que nunca. El último esfuerzo impulsado es el proyecto LIFE firmado por los Estados de Francia y España. El LIFE es un programa de protección de las especies amenazadas en Europa que en el caso del oso se centra en la protección del hábitat y de los últimos ejemplares, el seguimiento de la población y, por último, el impulso de la información y sensibilización.

Dentro de este proyecto se prevé la entrada de tres osos procedentes de Eslovenia en el Pirineo Central, en la zona francesa, esta primavera y más adelante. Y es que ésta es la única oportunidad para hacer viable esta población con tan pocos ejemplares. En cualquier caso, que quede claro que para la conservación del oso no será suficiente con la introducción de nuevos ejemplares, es imprescindible mantener la calidad y tranquilidad del hábitat.

Así que veremos qué pasa con uno de los animales más geniales de la zona. Sin embargo, en una época en la que la tecnología es más avanzada que nunca y en la que reivindicamos más que nunca el medio ambiente, la ecología y los comportamientos “verdes”, el ser humano no muestra capacidad para proteger esta especie.

Especie: Ursus arcoFamilia:
úrsidos
Orden: carnívoros
Clase: mamíferos

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