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Antropoceno: ¿vivimos en una nueva era?

2012/01/01 Iriarte, Eneko - GeologoaGiza Eboluzioaren laborategia Iturria: Elhuyar aldizkaria

Ed. Guillermo Roa

En la actualidad, varios científicos afirman que la Tierra está atravesando una nueva frontera estratigráfica. Se están produciendo profundas transformaciones que pueden dejar huella distintiva en las rocas, y en esta ocasión, a diferencia de otras, el ser humano es el causante de esas transformaciones. Para muchos geólogos y biólogos, nuestro planeta está entrando en una nueva era geológica, la llamada Edad del Hombre, el Antropoceno. La actividad humana se asimila a otros procesos geológicos que han dado lugar a la evolución de la Tierra, y eso significa que en gran medida están en nuestras manos los pormenores del futuro de la Tierra.

Desde que se propusiera informalmente en el año 2002, el término Antropozeno comenzó a utilizarse en cada vez más publicaciones. Así, en 2009 la Comisión Internacional de Estratigrafía (ICS) inició un debate formal sobre la nueva unidad geológica del Antropoceno y constituyó un equipo de trabajo. Las primeras conclusiones de este grupo de trabajo se publicaron en febrero de 2011 en un monográfico de la revista Philosophical Transactions of the Royal Society A. En el registro geológico se han encontrado una serie de características que servirían para diferenciar el Antropoceno de las épocas anteriores.

¿Cuáles son las características que definirían el Antropoceno? ¿Qué cambios principales encontrarían los futuros geólogos en las rocas correspondientes a la nueva era? Desde la domesticación de plantas y animales hasta la creación de ciudades contemporáneas, a lo largo del Holoceno, en los últimos 11.500 años, el hombre ha transformado continuamente el medio ambiente. Hasta hace poco el ser humano sólo podía cambiar el medio ambiente a pequeña escala. Sin embargo, la Revolución Industrial incrementó esta capacidad, provocando que la influencia humana fuera global y que los cambios producidos fueran similares a los producidos a lo largo de la historia geológica.

Según los expertos, el hombre ha transformado el 80% de la superficie de los continentes. De ellas, el 38% se ha convertido en suelo agrario y las plantaciones forestales superan a las de origen natural. La deforestación debida a la explotación ganadera y agrícola se destacaría fácilmente al analizar las rocas del Antropoceno y su contenido en polen.

Las ciudades e infraestructuras creadas por el ser humano, así como los restos de materiales de construcción y de materiales sintéticos empleados en ellas, dejarían vistosos restos del lugar. Aunque la erosión destruya la mayor parte de las áreas construidas, las ciudades y estructuras de las áreas sedimentarias se conservarían entre los sedimentos. Por otra parte, la minería y otras excavaciones provocan cuatro veces más sedimentos que los ríos y glaciares de la Tierra, convirtiéndose en uno de los procesos sedimentarios más abundantes en la generación de sedimentos provocados por el hombre.

También se observarían los efectos sobre los océanos y las aguas continentales. Sin olvidar los embalses y canalizaciones construidos en los cauces de los ríos, la explotación de las aguas subterráneas o el deshielo de los glaciares, sería evidente la acidificación provocada por el aumento del contenido de CO 2 en la atmósfera en los océanos actuales. La acidificación del agua marina supone una disminución del grado de saturación del aragonito. El aragonito es el principal componente mineral de los corales y de las coquillas de carbonato de otros seres marinos, por lo que la disminución de la saturación aragonítica del agua marina implicaría su disminución o desaparición.

Probablemente, el principal y más evidente cambio producido por el hombre es el cambio químico e isotópico producido en la composición de la Tierra. En la actualidad, la superficie terrestre se está enriqueciendo en los isótopos ligeros del carbono ( 12 C), debido a la quema de combustibles fósiles, y este cambio es ya cuantificable en corales, foraminíferos planctónicos u otros seres acuáticos acumulados en los sedimentos actuales. La geoquímica de las rocas del antropoceno también mostraría la aparición de nuevos productos químicos como PCB, plásticos, nuevos isótopos radiactivos procedentes de explosiones nucleares o aluminio metálico y nitratos no naturales en la naturaleza. Los cambios en la composición de la atmósfera, tales como el aumento de los gases de efecto invernadero CO 2 y CH 4 y la disminución del ozono, así como las consecuencias derivadas de los contaminantes químicos, ya son evidentes el cambio climático y el calentamiento.

Los cambios en la biodiversidad también se destacarían con facilidad en el contenido de fósiles de rocas de la nueva era. En la actualidad, el hombre y los animales domesticados representan el 90% de la biomasa de vertebrados actuales, frente al 0,1% de hace 10.000 años. Además, algunos biólogos prevén que el exceso de caza, la pesca, la pérdida de hábitat, la contaminación y el cambio climático provocarán la sexta desaparición masiva de la historia de la Tierra.

También hay investigadores en contra de la opinión de que estamos entrando en el antropoceno. Algunos aseguran que el registro estratigráfico del Antropoceno (sedimentos y rocas) es todavía muy pequeño y tienen serias dudas sobre si todos los procesos anteriores van a dejar huella y sobre su representatividad. Otros consideran que todavía no ha llegado el límite del comienzo del Antropoceno, ya que en las próximas décadas se producirán cambios que pueden ser estratigráficamente más significativos. La decisión no es fácil, a diferencia de las unidades cronoestratigráficas definidas hasta el momento, ya que se trata de un periodo a definir durante el periodo del Antropoceno y no después de producirse. Esto supone un cambio en la forma de trabajar habitual de los geólogos. Y el cambio… siempre genera debate.

El grupo de trabajo sobre el antropoceno realizará su informe definitivo para el año 2016. Posteriormente, la Asociación Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS) deberá decidir mediante votación si el Antropoceno merece una nueva era, período o épica. El proceso puede alargarse varios años, decisiones que han llegado a ser un proceso de debate de décadas.

Sin embargo, se espera que el debate sobre la formalización del Antropoceno sirva para avanzar en su investigación científica y para concienciar a la sociedad de los profundos cambios que se están produciendo en la actualidad. J. Paul En Crutz, el Premio Nobel de Química de 1995 (por sus investigaciones sobre los cambios del ozono) es el creador del debate sobre el concepto del Antropoceno. Según su opinión, el aspecto más importante del debate sobre el Antropoceno no es la creación de una nueva unidad formal. En opinión de Crutzen, la importancia del debate va más allá: fomentar la colaboración entre científicos puede servir para conocer y evitar posibles cambios futuros; espera que el Antropoceno, más que una unidad geológica, sea una anotación para la sociedad. Así sea.

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