El cirauna, ¿serpiente que se rompe?
1995/06/01 Elosegi Irurtia, Migel M. Iturria: Elhuyar aldizkaria
A pesar de que la gente que no está inmersa en el mundo de la biología puede parecer lo contrario, los nombres científicos tienen muchas veces un significado claro y expresivo. Un ejemplo de ello puede ser el nombre científico que tiene el circo Anguis fragilis. Fragilis, como su nombre específico indica, es un animal que puede romperse o perder parte de él. Este nombre es muy apropiado, ya que tiene la capacidad de autotomizar, es decir, liberar la cola, al igual que los cirros, la lagartija y los lagartos. De este modo, puede sobrevivir a ciertas situaciones de riesgo y luego restaurar la parte perdida.
Sin embargo, el nombre de Anguis que se utiliza para designar al género puede no ser tan correcto. Anguis es una serpiente en latín y el cirauna es, sin duda, un reptil en forma de serpiente, pero con una serie de características claramente diferenciadoras de las serpientes: a diferencia de las serpientes, el cirauna tiene párpados y puede cerrar los ojos; por otra parte, el tímpano que contiene debajo de las escamas está totalmente desarrollado y, por último, tiene la capacidad de restaurar en parte la cola rota rota. Por lo tanto, lo que se puede romper, pero no es una serpiente, sino un lagarto sin piernas.
Los adultos raramente tienen una longitud superior a 30-40 cm. Más de la mitad de ellas corresponde a la cola, salvo que hayan perdido parte. La cabeza es similar a la del lagartija, corta y con el mismo grosor del cuerpo, apenas se separa. Frente a las creencias de algunos pueblos, este saurio tiene mucha visión y no es ciego en absoluto. Desde aquí, en los ojos pequeños y oscuros se pueden detectar nini pardo rojizo e iris negro.
El cuerpo es largo, compacto y rígido. A pesar de que el circo proviene de antepasados de cuatro patas, no aparece ninguna huella de las piernas, lo que le diferencia de los esquinales. Está vestido con pequeñas escamas lisas y brillantes, de coloración bastante variable. En contra de lo habitual en los reptiles, la hembra es más colorida que el macho. En general, son de color oro antiguo, aceitunas pardas, pardas claras o gris plateado. Las costillas de la hembra, el vientre y a veces la línea de columna son más oscuras que las de la hembra. Los juveniles se pueden distinguir por su menor tamaño y mayor contraste de colores.
Quiere zonas con abundante vegetación. Lo podemos ver en lugares húmedos como prados, zonas forestales o matorrales, y los baserritarras encuentran a menudo este reptil trabajando en hierbas. Puede aparecer a 2.000 metros sobre el nivel del mar, aunque en nuestro País le gustan más las altitudes medias o bajas.
En cuanto a la marcha, hay que decir que es una lentitud. Si se ve a sí mismo en peligro, puede ocultarse rápidamente deslizándose entre las hierbas a modo de ondas, pero normalmente marcha lentamente. Sus guarniciones típicas son los fondos de piedras, musgos, matorrales y troncos podridos. Al igual que los ofidios, saca la lengua de “oler”, pero tiene que abrir un poco la boca porque no tiene la rendija que tienen las serpientes para ello.
La reproducción se producirá en primavera. Tras competir entre ellos, el macho más rápido agarrará a la hembra por el collado y, enrollada por el cuerpo de ambos, la pareja unirá las cloacas para completar la cúpula. Una vez colocados de esta manera, la fecundación se producirá introduciendo el hemipenea del macho. Entre 11 y 13 semanas más tarde, la hembra parecerá de 6 a 20 hijos. Este reptil es obovíparo, es decir, los huevos son desarrollados internamente por la madre, que se expanden en el momento en que son puestos. De esta forma, además de mantener los huevos a la temperatura adecuada, los enemigos o el tiempo consiguen no estropearlos.
Estas crías tienen entre 7,5 y 9 cm al nacer y, como ya se ha mencionado, son más coloridas que las adultas. Son pardos amarillos y llaman la atención las líneas negras con flancos y espalda. Estos críos serán sexualmente adultos 3-4 años después. La supervivencia de estos animales es larga y se ha confirmado que pueden vivir más de 30 años. Algunos autores mencionan también un ejemplar que ha vivido en casa durante 54 años.
Estos angidos se guardarán en invierno para hibernar. Para ello, pasarán por tierra entre octubre y marzo 4-5 meses. Normalmente eligen el orificio natural o de alguno de los micromamíferos y caen enrollados en el candelabro. A veces puede pasar el invierno juntos por un montón de personas de la especie y también pueden hacerlo junto a otros reptiles o anfibios.
El cirauna es una especie típicamente eurasiática. Al sur, Irlanda y Europa de la Península Ibérica, a unos 60º paralelos al norte, es un animal bien distribuido en todo el continente y en nuestra región. Es abundante en la vertiente atlántica del País Vasco y más pobre en la mediterránea, en los lugares más secos de Álava o de la Baja Navarra todavía es menor.
Es carnívora en alimentación. Se alimenta de bazos, lombrices, caracoles, arañas e insectos, mostrando gran calma tanto a la hora de cazar como de tragar. Entre sus enemigos destacan el erizo, el zorro, el jabalí, los mustélidos, muchas aves y las serpientes. ¿Y sin seres humanos? Hemos podido escuchar de todo. Hay quien acusa al ser serpiente y de mala reputación. Otros muchos, afortunadamente, por ser una especie conocida y beneficiosa, o simplemente por reconocer que en este mundo pueden vivir también animales en forma de serpiente, lo respeta.
Especie: Clase: reptiles |
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