URA: corazón de los alimentos
1996/10/01 Lorenzo, Arantza | Uranga, Ane Miren Iturria: Elhuyar aldizkaria
Como ya hemos estudiado en apartados anteriores, nuestro cuerpo nos pide que nos suministremos comida para cubrir las necesidades energéticas. El cuerpo necesita varios ingredientes que encontrarán en la comida en diferentes tamaños. La composición de los alimentos es bastante variable y cada elemento tendrá una función determinada. Así, los alimentos energéticos, que contienen hidratos de carbono, grasas y proteínas, y no calóricos, pero que contienen vitaminas y grasas minerales que facilitan el normal desarrollo de las reacciones químicas que se producen en el cuerpo.
Independientemente de la distribución de los ingredientes, en todos los alimentos predomina el agua. Según algunos investigadores, el agua no puede ser considerada como un componente de los alimentos, pero su importancia en nuestra vida no es cuestionada por nadie. El cuerpo humano tiene entre un 50-60% de agua y en el caso de recién nacidos la proporción es mayor, entre un 70-75%. Sin agua, por tanto, no hay vida.
El agua es el principal motor de muchas funciones: ayuda a las funciones que se dan en la estructura celular; transporta elementos en sangre, sudor, linfa y/o orina; se encarga del mantenimiento de la temperatura corporal; tiene una función lubricante entre las membranas de la pleura; participa en la movilidad intestinal; y por último en la formación del saliva.
¿Cuánta agua necesitamos para desempeñar correctamente todas estas funciones? Obviamente, no es posible legislar con carácter general; a la hora de calcular nuestras necesidades de agua, debemos tener en cuenta la cantidad de agua que expulsamos y eso, por supuesto, depende de muchos factores (recuérdese que el agua se elimina por orina, sudor o respiración). Una vez realizado este cálculo, consumimos un mililitro por kilocaloría para que el cuerpo funcione correctamente, lo que supone 2.400 kcal. si los necesitas 2.400 ml. deberá beber agua).
¿Tanto? No podemos olvidar que el consumo de agua no es exclusivo del agua que bebemos, sino que también hay que tener en cuenta el contenido de agua de los alimentos para equilibrarlo. Por ejemplo, el contenido en agua de las verduras es muy elevado, en torno al 95-90%, pero en los cereales el porcentaje de agua es del orden del 5 10%. Sin embargo, y sin olvidar las circunstancias que se dan en cada momento, deberíamos beber un litro y medio de agua al día.
- Cáncer y alimentos Lo que
comemos también tiene relación directa con el cáncer. El que ha llegado a esta conclusión es un equipo de investigadores que trabaja en el estudio de los hábitos alimenticios y ya se han dado a conocer los primeros resultados de estas investigaciones. El consumo abusivo de grasas animales puede causar cáncer de vejiga, mama y próstata. En el futuro será una importante línea de investigación encontrar puentes entre la nutrición y el cáncer, ya que, al mismo tiempo que se conocerán mejor los alimentos que pueden causar la aparición del cáncer, también serán más conocidos los alimentos que puedan evitar el cáncer. - Sal de la vida y pimiento
La sal es uno de los ingredientes de nuestra dieta. La sal fina o la sal gruesa son opciones a la hora de preparar cualquier comida. ¡Cuidado! La sal provoca la expulsión del calcio, por lo que se puede producir una falta inadvertida de calcio. Habrá que prestar especial atención a las mujeres con menopausia o que acaban de pasar, ya que como es sabido, la osteoporosis tiene relación directa con el calcio y por tanto la sal no le beneficiará en absoluto.
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