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Intelectuales bajo ondas

2001/05/13 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia

Pulpo y calamares han puesto en peligro el monopolio de la inteligencia de los mamíferos. Hay que reconocer que desconocemos las capacidades de estos seres de gran flexibilidad en el mar profundo.

Cuando estás leyendo este texto, igual estás sentado en la mesa de un bar comiendo chipirones. Además, cuando te acercas a pedir el tentempié, has encontrado en la barra un pulpo a la gallega, tentando al cliente. Tanto dulces como trozos blancos que has salpicado al limón.

Los chipirones y pulpos son de fácil captura. No parece que sean muy rápidas. Sin embargo, los biólogos están sorprendidos. Algunos de los experimentos realizados en los últimos años han tenido un comportamiento destacado. Hemos visto en los reportajes de televisión sus habilidades. Es más, han demostrado que las cosas tienen capacidad de aprender. Según los expertos, no ha sido una tontería. Su capacidad de aprender no es lo único que ha dejado destruidos a los científicos, sino que también les ha fascinado aprender por imitación.

Aprender jugando

Los animales de la familia de los cefalópodos se mueven mediante propulsión a chorro.

Pulpos de laboratorio (¿tiene sentido este término?) han aprendido a ver lo que hacen los compañeros de la zona, es decir, han demostrado que pueden repetir lo que hace otro pulpo siempre que quieran. Por ejemplo, uno ha aprendido a coger una pelota roja y a descartar la blanca. Es un animal que distingue no sólo los colores, sino también el tamaño, la apariencia y los reflejos de las cosas.

El experimento ha generado un debate y una reflexión profunda. Los pulpos han demostrado su capacidad. Pero los etólogos, científicos que analizan el comportamiento de los animales, no entienden para qué un cefalópodo necesita esa capacidad. Los pulpos son animales muy solitarios. Y es que sólo se reúnen para copular.

Los pulpos son capaces de diferenciar colores y tamaños.

Los cerebros de cefalópodos y mamíferos son independientes. Cada uno ha seguido su camino evolutivo y, por tanto, su estructura es diferente. Pero eso no quiere decir que tengamos más poderes. Según los expertos, la capacidad de aprender mediante la observación demuestra que los cefalópodos son muy inteligentes. La neurobiología tiene un nuevo reto. Además de los pulpos, hay que estudiar los calamares, los rincones y los nautilos. Sin embargo, según algunos científicos, el pulpo y el calamares son animales muy encantadores, por lo que sus poderes se han incrementado a menudo. Han sido pocos los obstáculos que han dificultado que la mirada de los grandes calamares se relacione con la mente.

El encanto del cuerpo

Unas bolsas con pigmentos en su piel hacen que los cefalópodos camuflen su color.

Los cefalópodos no son sólo animales que han fascinado a los biólogos. Bien pensado, son un gran diseño de la naturaleza. Son moluscos, pero son mucho más atractivos que las almejas o los bazos. Entre ellos, el más antiguo es el náutico, testigo vivo de su tiempo. Todos los demás se mueven mediante propulsión a chorro, obtienen la comida mediante la caza, segregan tinta y utilizan sistemas de defensa eficaces contra los enemigos.

De menos de un centímetro y 18 metros, se pueden encontrar en el mar de todos los tamaños. Se conocen unas 700 especies y están presentes en todos los océanos. Algunos viven muy cerca de la superficie y otros a 7.000 metros de profundidad, que nosotros sabemos. Sin duda, los calamares gigantes son los más espectaculares y, al mismo tiempo, raros. Y es que todavía no se ha conseguido ninguno.

Son animales aparentemente raros. Por ejemplo, se les ha dado el nombre porque tienen los tentáculos atados a la cabeza. El ser humano a menudo ha tomado como modelo y además en la naturaleza hay una gran variedad. Los calamares, por ejemplo, son seres con forma de neurona que tienen un par de tentáculos más largos como si fuera un axón de unión con la neurona adyacente. El rincón, sin embargo, es de aspecto submarino

¿no es lo contrario?

Los cefalópodos tienen sentidos muy desarrollados. Han desarrollado el tacto, el gusto y el olfato. Son muy sensibles a la gravedad, obteniendo una buena coordinación muscular. Se ha comprobado que algunos también tienen oído. Los rincones tienen un montón de pelos pequeños en el cuerpo para ‘leer’ los movimientos de los peces en los movimientos del agua.

Vida de colores

Este tipo de sentidos, sin embargo, no requiere de un cerebro tan grande. Los científicos creen que tiene que haber otro motivo y algunos han ofrecido una oportunidad. El cambio de color puede ser el objetivo de este cerebro especializado. No hay animales capaces de cambiar de color como los cefalópodos. Lo consiguen a través de sus cromatóforos superficiales. Estos organulitos son bolsitas cargadas de pigmentos. Se pueden camufar en el fondo marino durante un segundo y dar cualquier diseño a la piel cuando sea necesario. Los rincones estudiados pueden elegir unos 35 patrones, independientemente del color de la zona. También se ha visto la capacidad de mostrar las dos caras en diferentes colores.

Varios científicos han reconocido esta capacidad como lengua de los cefalópodos. Esta es una explicación que responde a la misma hipótesis de especialización del cerebro. Uno de los objetivos de los estudios actuales es analizar la capacidad de tomar decisiones. En estas pruebas se ha explicado el comportamiento intrínseco de un animal, es decir, no todos tienen el mismo comportamiento en las mismas condiciones. En el caso más espectacular, uno de los rincones investigados desarrolló una técnica de caza espectacular. Cuando la presa se acercaba, segregaba tinta y, escondida en ella, cazaba. Cualquier otro animal de laboratorio no lo hacía. Los investigadores creen que es la señal del sofisticado cerebro. ¿Guardan más secretos los pulpos, calamares y txokos? Lo que metes en la boca, por lo menos, mejor si lo tratas con otra dignidad, porque es muy rápido.

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