-Era una gran alegría ver el favor que les hacía el ejercicio.
2025/06/06 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

Nora García Alonso acaba de terminar su tesis doctoral y habla con pasión de su investigación: los beneficios del ejercicio físico en pacientes con COVID persistente. Sin embargo, cuando estudiaba bachillerato, no imaginaba que iba a estudiar en la universidad, ni mucho menos que iba a hacer una tesis. “Pensaba que la universidad era para personas inteligentes y no me creía muy rápido”, ha confesado.
Así, decidió realizar un ciclo de grado superior de formación profesional, con imagen para el diagnóstico y medicina nuclear. Y entonces vio que le gustaba tratar con la gente. “Además, mi padre es osteópata y desde pequeño he visto trabajar con pacientes, tratar problemas musculoesqueléticos y ayudar a recuperarse de las lesiones. Y viendo que yo también me llevaba bien, decidí estudiar fisioterapia”. Mirando atrás, cree que fue una buena decisión estudiar primero el ciclo: “A mí me parece adecuado, si no tienes claro que quieres hacer una carrera o no sabes qué estudiar”.
Estudió el grado de fisioterapia en Zaragoza, ya que no tenía la nota mínima requerida para acceder a Tudela. “Y tengo que decir que me gustó mucho, porque hay un montón de especialidades. Y justo cuando teníamos que empezar a hacer las prácticas de grado, se decretó el encierro debido a la pandemia.
Regresó a Pamplona y, al finalizar la pandemia, comenzó sus prácticas en el Centro de Investigación Biomédica Navarrabiomed. “Mi hermana, que en aquel momento estaba trabajando —y ahora es investigadora postdoctoral del centro y profesora de la Universidad Pública de Navarra—, habló con el investigador principal Mikel Izquierdo Redín, quien me hizo entrar. El equipo de investigación se llama Actividad física, Salud y Calidad de vida, y me gustó tanto la experiencia, que decidí hacer un máster en investigación sociosanitaria.
Beneficio significativo
Una vez finalizada la pandemia, Izquierdo y Robinson Ramírez Vélez vieron la posibilidad de realizar una investigación con pacientes con COVID permanente, de la que Nora García comenzó a elaborar la tesis. “En aquella época, sabíamos muy poco sobre el COVID sostenible. En el estudio participaron pacientes que llevaban al menos tres meses con síntomas y estaban bastante decepcionados. De hecho, superaron el COVID con síntomas normales y no fueron ingresados. Y cuando se les sometían a pruebas médicas no encontraban nada, pero no eran capaces de llevar una vida normal. Por ejemplo, no podían subir un piso por las escaleras, o no tenían capacidad para trabajar ocho horas”. Por lo tanto, agradecían enormemente su participación en la investigación, ya que se sentían reconocidos.
“Además, obtuvieron beneficios significativos gracias al ejercicio físico, a la capacidad cardiorrespiratoria y a la fuerza muscular. Pero, sobre todo, decían que la mayor mejora la notaban en la calidad de vida. Era una satisfacción comprobar el beneficio que les hacía el ejercicio y su contribución física y psicológica. Algunos nos decían que nunca habían hecho deporte, pero que a nosotros les gustaba venir porque éramos muy majos”, ha afirmado García.
Ya ha terminado la tesis, y ahora sigue investigando en el mismo grupo e impartiendo algunas clases en la universidad. “Doy clases en tercer y cuarto curso, y me gusta ese trabajo, sobre todo, por la relación que tenemos con los alumnos. Me gustaría seguir investigando y enseñando en el futuro. No es fácil, pero a ver si tengo suerte…”, ha admitido, esperanzado. Para terminar, ha querido expresar su agradecimiento a Izquierdo y a Ramírez.

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