¿Quién necesita sol?
2002/06/23 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
Cuando en la década de 1920 Coco Chanel puso de moda la piel morena, no tenía indicios de relación entre el sol y los cánceres de piel. De hecho, cuando nació esa moda y se demostraron los peligros del sol pasaron bastantes años. En los años 1960-1970 la gente intentaba que la piel fuera de color chocolate y sus consecuencias se vieron posteriormente: En la década de los ochenta los casos de cáncer de piel crecieron espectacularmente. Paralelamente, se llevaron a cabo numerosos estudios sobre los efectos de los rayos solares y se demostró que los rayos UVB eran capaces de modificar el ADN de las células de la piel.
La piel tiene sistemas anti-sol. El sistema más eficaz para protegerse de los rayos solares es la producción de melanina. Al tomar el sol aumenta la producción de melanina, de ahí que se produzca el color moreno. Pero la función de la melanina no es dar un color bonito a la piel, sino protegerla del sol. De esta forma, los que en principio tienen más melanina (desde la que tienen más, los de raza negra, los indios y los mediterráneos respectivamente) pueden pasar más tiempo sin quemarse al sol.
Sin embargo, la protección de la melanina no es suficiente si se quiere pasar mucho tiempo al sol y hay que tener en cuenta que los daños de los rayos solares se acumulan. Por todo ello, los médicos evocan una serie de medidas que se deben tomar cada año, cuando se inicia el verano, al soleamiento.
El problema es que cada vez son más los que se escapan de la servidumbre por el sol. Sin embargo, sin desmoronarse la piel, son ideales los productos que broncean la piel sin sol. Gracias a ellos se consigue un color agradable y la piel no sufre ningún daño.
Estas cremas o sprays que se ennegrecen no son cosa de esta mañana. El primer producto de este tipo fue presentado en 1960 por la conocida cosmética solar Coppertone, pero daba a la piel un color muy naranja. Sin embargo, los productos actuales permiten obtener un color mucho más natural y son suficientes 45 o 60 minutos para empezar a percibir el color deseado.
El secreto de estos productos reside en la molécula de dihidroxiacetona (DHA). El DHA no tiene color, pero al unirse a las células de la capa externa de la piel y en contacto con el aire se oxida, adquiriendo un color marronáceo (como cuando el hierro se oxida). Cuanto más DHA contenga la crema, más negro será la piel. Además, la capa superficial de la piel está formada por células muertas, por lo que no se produce ningún daño. Eso sí: cada día esas células van cayendo (en 35-45 días se sustituye toda la capa) y, junto con las células, el color desaparece. Por ello, recomiendan aplicar la crema cada tres días. Por otro lado, los negruzcos deben tener en cuenta que a pesar de estar en bronceado tienen tan poca melanina como antes, por lo que a la hora de ponerse al sol deben tomar las medidas de protección exactamente igual.
Alternativas: solarium y pastillas
Además de las cremas de bronceado, existen otros métodos de bronceado sin sol. Lo más sencillo es teñir la piel. El efecto de las cremas coloreadas es inmediato y se eliminan fácilmente con agua y un poco de jabón. Estos productos son similares al maquillaje y se venden en polvo, crema o loción. Sin embargo, no se utilizan demasiado, quizás porque llueve en cualquier momento en Euskal Herria o porque con el sudor hay peligro de perder color.
Los solariums, por su parte, tienen bastante éxito. Los solarium emiten rayos ultravioleta, por lo que es similar a la exposición al sol. Respecto al primer solarium, los actuales son más seguros. De hecho, los rayos UVB son los más nocivos de los ultravioletas emitidos por el sol, ya que pueden causar cáncer. Por ello, en los solarium sólo se utilizan rayos UVA. Sin embargo, los rayos UVA dañan la estructura de la piel, por lo que la piel envejece prematuramente y aparecen arrugas. Por ello, en el solarium se deben tomar las mismas medidas que al sol, es decir, utilizar cremas solares con factores protectores propios de la piel, proteger los ojos, etc.
Y en estos tiempos en los que hay pastillas para todo, hay pastillas de bronceado sin necesidad de sol (cómo no! ). Estas pastillas tienen cantaxantina, un carotenoide de color naranja, y tuvieron bastante éxito hace unos años. En dosis muy pequeñas, la canaxantina se utiliza para colorear ciertos alimentos en la industria alimentaria y, por ejemplo, en algunas granjas de pollo se da a las aves en pienso para que tengan carne amarillenta. Su efecto sobre los pollos es el mismo que en los humanos, por lo que si se toman dosis elevadas, la piel adquiere un color naranja-moreno. Lo peor es que como en la piel se acumula en otros órganos: hígado, cerebro, ojos... Esto puede provocar efectos secundarios muy graves, desde la hepatitis hasta la enfermedad de la retina.
Al fin y al cabo, queda claro que, junto con el bronceado, no hace falta sol para dañar la piel. Y a veces se disfrutan las caricias del sol...
Beneficios del Sol
Últimamente se habla tanto de los daños producidos por el sol y parece que se han olvidado las ventajas de tomar el sol. Por ejemplo, provoca la síntesis de vitamina D en la piel, fortalece el sistema inmune, estimula la circulación sanguínea, mejora el reuma, aumenta el número de hormonas sexuales y tiene efectos beneficiosos sobre la psoriasis y otras enfermedades de la piel. Además, contribuye a mitigar las depresiones, observándose que en países con largos inviernos y pocas horas de sol, la falta de sol aumenta la depresión, la irritación, la fatiga, el insomnio y la tendencia al suicidio.
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