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El genoma del mosquito que transmite la malaria

2002/10/03 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

Aunque el principal culpable de la malaria es el parásito Plasmodium falciparum, para contagiar a los seres humanos es imprescindible la participación de la mosquita Anopheles, que en su interior ocupa una de las fases de su ciclo. Luchar contra él es una de las formas de controlarlo, pero los caminos que se han probado hasta ahora no han dado buenos resultados. El mosquito ha sido capaz de desarrollar resistencia a los insecticidas utilizados.

Conocido el genoma del mosquito, muchos científicos creen que se abriría el camino para desarrollar nuevas estrategias. Por ejemplo, esto permitiría saber cómo el mosquito escoge al huésped o cómo se interrumpe el ciclo del parásito dentro del mosquito.

Ahora se ha dado el primer paso. De hecho, la revista Science acaba de publicar el genoma de la especie dominante del género Anopheles que contamina la malaria, el mosquito A. ganbiae. Además, ha publicado otros estudios relacionados con la malaria. En total, otros dos artículos adicionales de investigación, diez artículos de opinión, cuatro informes y una editorial acompañan al artículo del genoma. Junto a ello, la revista Nature ha dado a conocer el genoma del parásito y allí también han publicado otra gran cantidad de información adicional.

Genoma de Anopheles ganbiae

En la descodificación del genoma del mosquito han participado numerosos investigadores internacionales. Liderados por Robert A, de Celera Genomics. Ha sido Holt, y entre todos han conseguido analizar el genoma del mosquito Anopheles gambiae. Para ello se ha utilizado el método shotgun, es decir, se han secuenciado aleatoriamente varias partes del genoma y se han unido los extremos que se solapan. Finalmente se ha obtenido un genoma de 278 millones de nucleótidos, unidades básicas del ADN.

Cuando la mosquita hembra toma la sangre humana, algunas proteínas y lípidos de la sangre van a los ovarios y ayudan a desarrollar los huevos en 2-3 días. Tras ponerle los huevos, vuelve a buscar a un huésped para coger su sangre, hacer la digestión y desarrollar y poner los huevos.

Los componentes que se forman al digerir la sangre hacen que algunos genes se activen y otros se inactiven. Para averiguar cuáles son estos genes, se han analizado las partes del ADN que codifican los genes, tanto en las mosquitas hembras que cogieron sangre como en las que no han ingerido sangre, y se han comparado los resultados. Esto ha permitido conocer posibles destinos de nuevas vacunas o insecticidas.

Resistencia a insecticidas

Se cree que la resistencia a los insecticidas se manifiesta mediante dos mecanismos: el aumento de la expresión de los genes que desintoxican al insecticida o la mutación de los genes que codifican las proteínas objetivo de los insecticidas. En el genoma se han detectado dos tipos de genes, así como variantes denominadas SNP en los nucleótidos individuales. En opinión de Holt, esta información puede servir para identificar metas para elaborar nuevos insecticidas.

Otros investigadores se han centrado en las partes móviles del genoma. Estas partes se denominan transposon y tienen la capacidad de ubicarse en el genoma en cualquier lugar. Así, a veces están fuera y otras dentro, y pueden aparecer en cualquier lugar. Como consecuencia, lógicamente, la variabilidad aumenta enormemente. Pues bien, este tipo de fragmentos suponen el 16% del genoma del mosquito.

Además, se han identificado los genes que codifican la enzima que divide el ADN. Creen que toda esta información se puede utilizar para introducir nuevos genes en el genoma del mosquito, por ejemplo, para introducir algún gen dentro del mosquito que bloquee el ciclo del parásito. También pueden utilizarse como marcadores para diferenciar las poblaciones de mosquitos de la misma especie, ya que algunas poblaciones son mejores transmisores de malaria que otras o son más resistentes a los insecticidas.

Olfato y transformación genética del mosquito

En otro trabajo publicado en Science, Catherine Hill y su equipo analizan cómo la mosquita aborda al hombre. Al parecer, el mosquito tiene la capacidad de reconocer el olor del ser humano, y con ello elige a quién llegar. Este equipo de investigadores, junto con el equipo de Holt, ha identificado los receptores del olor de A. gambiae. El bloqueo de estos receptores sería suficiente para evitar la picadura del mosquito.

Además, varios científicos proponen transformar genéticamente el mosquito para convertirlo en incapaz de transmitir la enfermedad. Ya se han conseguido estos mosquitos y algunos proponen su suelta en la naturaleza para que sustituyan a las poblaciones de mosquitos comunes. Antes, sin embargo, hay que estudiar en profundidad la ecología del mosquito, sobre la que ha actuado Thomas W. Grupos dirigidos por Scott.

Además de todo esto, en este número de la revista se recogen otras muchas investigaciones relacionadas con la malaria y el genoma del mosquito A. ganbiae. Cada uno de ellos aborda un aspecto diferente y todos dan opciones para encontrar nuevas vías de lucha contra la enfermedad. Sin duda, se ha hecho un trabajo enorme, a ver si los descendientes son capaces de responder a la esperanza.

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