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Inteligencia vegetal

2002/09/22 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

Si a alguien se le dice que tiene la mente de un coliflor, es muy posible que se la tire. Sin embargo, algunos investigadores afirman que tanto los coliflor como el resto de plantas son mucho más inteligentes de lo que imaginaban, a pesar de que el ser humano juzga la inteligencia en función de las acciones. Según estos investigadores, la única característica que separa plantas y animales es el movimiento.
Las plantas son capaces de detectar la luminosidad, la humedad, los productos químicos y otros muchos agentes, así como de dar una respuesta adecuada a los mismos.

Tony Trewavas, de la Universidad de Edimburgo, cree que las plantas tienen la capacidad de calcular, de hacer previsiones y de recordar hechos. En los animales se perciben claramente estas capacidades, ya que destacan en sus acciones y manifestaciones. Pero las plantas, al estar las raíces clavadas en el suelo y calladas, no parecen muy rápidas.

Sin embargo, las plantas se mueven y reaccionan ante lo que las rodea, reacciones que son muy inteligentes. Nadie negará que las plantas pueden recibir información, pero además pueden calcular sus consecuencias. Incluso preparan la respuesta, y el camino que utilizan para ello es muy similar al que utiliza el cerebro. Se ha comprobado que estas respuestas se basan en señales moleculares complejas.

Hace tiempo que se demostró que las plantas tienen sentidos. La luz, el sonido, los productos químicos, los temblores y el tacto son capaces de detectar y responder ante ellos, incluso ante el agua, la gravedad y la temperatura. Normalmente, esta respuesta suele ser un cambio en el crecimiento, pero se da más de lo que se pensaba.

Eligiendo la mejor opción

Este investigador ha dado numerosos ejemplos de que las plantas son inteligentes. Según él, la inteligencia se manifiesta al tomar la mejor opción para que los individuos se adapten al entorno, y para darse cuenta de que las plantas tienen esa capacidad sólo hay que mirar a las plantas que tienen una raíz de erizo.

Los árboles con raíces de la trikima se desplazan hacia la zona más nutrida y luminosa.

Las plantas con raíces de erizo tienen numerosas raíces en torno al tronco, a modo de muletas, que son las que permiten la fijación del tronco. Cuando las plantas circundantes les quitan luz o nutrientes, se enfrentan de forma muy evidente. Sin perder el tiempo, la planta se desplaza hacia el lado del sol y la comida, para lo que crea bastones en la zona que le conviene y deja matar a los sombreados.

Sin embargo, muchos científicos no creen que decida realmente dónde debe crecer la planta, sino que sólo sigue el comportamiento programado. Es decir, responden con reflejos.

Tewasas no está de acuerdo. La capacidad de adaptación a la situación de muchas plantas va más allá del reflejo. Todas las semillas de una especie vegetal están programadas de igual manera, pero cada una de ellas puede seguir un camino muy diferente. Y muestran una gran flexibilidad en su comportamiento. Por ejemplo, las raíces de las plantas, al buscar alimentos y humedad, no siempre van por el camino más fácil. Estudiando la glechoma maduración, los investigadores descubrieron que en buenas parcelas la planta produce muchas ramas, brotes y hojas, y que las raíces crecen de forma grupal y fuerte. En cambio, cuando la tierra no es tan apropiada, las raíces crecen más rápido, son más delgadas y llegan más lejos como si estuvieran huyendo. A su vez, las plantas en mal estado presentan menos hojas. Los nuevos brotes se desarrollan antes y buscan activamente mejor suelo. Esto quiere decir que la planta tiene que tener en cuenta una gran cantidad de agentes, de lo contrario correría el riesgo de tomar una decisión errónea.

Plantas como animales

Según algunos investigadores, los invernaderos no son el mejor lugar para estudiar la inteligencia de las plantas.

La verdad es que en los últimos años los botánicos están usando palabras que antes sólo se usaban para animales como la búsqueda de alimentos, la competencia, el depredador, el invasor... En este sentido, Trewavas da un ejemplo más en favor de que las plantas son inteligentes: una planta parásita llamada "kuskula". La clave no realiza fotosíntesis. En su lugar, se enrolla alrededor de otras plantas e introduce brotes en el huésped. De este modo, a través de estos brotes recibe los alimentos y el agua que necesita.

Pero la clave no malgasta fuerzas si el hostelero no lo merece. Antes de empezar a recoger los alimentos y el agua, analiza la fertilidad del huésped y decide las giras que le rodean. Así se demostró en la misma investigación, en la que se aplicaron los modelos matemáticos utilizados en los animales a la hora de ir en busca de alimentos y se confirmó que los cumplía. ¡Ahí está la prueba de la similitud entre animales y plantas!

Es más, las células vegetales aprovechan los cambios de tensión para enviar señales eléctricas de un lugar a otro, como lo hace el sistema nervioso animal. Al igual que cuando se siente dolor, estos cambios de tensión indican qué parte de la planta ha sido herida. Y tanto dentro de la célula vegetal como entre las células vegetales, los intermediarios utilizados para enviar información son los mismos que se utilizan en el sistema nervioso. Las células animales y vegetales responden de igual manera a diferentes proteínas, ácidos nucleicos, iones, hormonas y enzimas.

Todas las semillas de una especie vegetal están programadas de igual manera, pero cada una de ellas puede seguir un camino muy diferente.

¿Eso demuestra que las plantas son inteligentes? Sin duda, Trewavas cree que sí. Si esto se da por bueno, habrá que reconocer que seres tan simples como las amebas son también inteligentes. De hecho, estos seres unicelulares tienen la capacidad de dar respuestas adecuadas para adaptarse al entorno.

Seguramente más de uno no tendrá ningún problema en ponerse a sí mismo como otros seres vivos, pero creo que otros muchos no son demasiado orgullosos de reconocer que las plantas y los unicelulares también son rápidos, discretos y claros. En cualquier caso, la clave está en qué se define la inteligencia, ¿no?

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