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Pocos huesos en el camino del hombre

2003/03/17 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia

Dentro de la ciencia, la investigación humana ocupa un lugar especial, con un marcado atractivo y un marcado carácter misterioso. Muchas veces nos han contado cómo fueron nuestros antepasados, normalmente con palabras grandes y frases redondas.

Además, la propia forma de investigar despierta gran interés: es sorprendente la cantidad de datos que se desprenden de cuatro fragmentos óseos. La investigación parece apropiada para Sherlock Holmes. La verdad es que en la investigación utilizan más de lo que nos enseñan los documentales y los libros de divulgación. Sin embargo, desde fuera no es nada difícil tener dudas, el resultado es tan sorprendente…

¿Están tan seguros los paleontólogos?

El caso del Homo habilis ha sido muy significativo. A principios de la década de 1960 se encuentran en África los primeros restos de esta especie. Por el tamaño del cerebro de este ser humano, y por otras características, situaron a la especie dentro del género Homo, que se parecía mucho a nosotros.

Veinte años después, los antropólogos propusieron dividir la especie Homo habilis en dos, debido a que otros fósiles que acababan de encontrar en el lago Turkana de Kenia eran de la misma época pero distintos. Las diferencias eran excesivas para ser habilis, por lo que se describió la nueva especie Homo rudolfensis.

Pero ahora la historia puede retroceder. En 1995 se descubrieron otros fósiles en la foz de Olduvai, en Tanzania, que presentan características del Homo habilis y del Homo rudolfensis. Estos huesos, por tanto, pueden hacer de puente o, más que de puente, plantear la hipótesis de que los dos son uno.

¿Qué está pasando?

Los antropólogos trabajan con muy pocos huesos. Por tanto, las consecuencias que se derivan de esta escasez deben tomarse con mucho cuidado. En cualquier momento puede aparecer un fósil que pone patas arriba una hipótesis completa, cualquiera sabe.

Además, es difícil decir si los descubridos son representativos de sus especies. ¿Cómo se puede saber que el dueño de este hueso no fue deformado por una enfermedad? ¿O que no era especialmente pequeño o grande? No todos somos el modelo perfecto de nuestra especie.

Y esa es la principal limitación de la paleoantropología. A la vista de unos pocos huesos no se puede apreciar cuál es el patrón de normalidad.

Sabiendo esto, sigamos soñando con nuestros antepasados, ya que conocer los límites de la investigación no les quita misterio ni encanto.

Artículo de opinión para Herri Irratia.

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