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Huella genética

1988/06/01 Juandaburre, B. Iturria: Elhuyar aldizkaria

Cuando a principios de este siglo se desarrolló la técnica de los dedos, la policía dio un gran paso hacia la caza de delincuentes. Hoy en día puede suceder una revolución similar gracias a una nueva técnica de la genética.

Huella orgánica (pelo, semilla, sangre, etc.) dejada por el delincuente en el lugar del crimen mediante huella genética una vez realizado el análisis de los pequeños, será posible conocer el autor entre muchos sospechosos. Cuando en alguna revista una mujer proclama que Julito o Maradona es el padre de su hijo erdito, lo decidirán los dedos genéticos. ¿Cuál es la esencia de esta técnica admirable que el delincuente no le importa el uso de guantes y es capaz de resolver conflictos de paternidad y maternidad? Intentaremos dar respuesta a esta pregunta en las siguientes líneas.

Es una técnica joven. Aún no ha cumplido cuatro años. El padre del niño es el investigador británico Alec Jeffreys. Jeffreys descubrió casualmente los genes que provocan la producción de mioglobina (células que transportan oxígeno en los tejidos). Estudiaba el fenómeno genético denominado regiones hipervariables. Este fenómeno fue descubierto por investigadores norteamericanos en 1980. El código genético del ADN es muy diferente en estas regiones. A excepción del gemelo identitario, cualquier persona tiene una región hipervariable.

El código genético se basa en los cuatro tipos de bases de la cadena molecular del ADN. La secuencia de estas bases marca la diferencia entre especies y la diferencia entre individuos dentro de una especie.

Las regiones hipermodificables están formadas por secuencias cortas de ADN que se repiten en muchas ocasiones. La variabilidad de estas regiones está basada en el número de repeticiones de cada secuencia.

Jeffreys realizó en 1984 la identificación de las principales secuencias de regiones hipervariables. Éstas tienen entre 10 y 15 bases y se repiten en muchas hipervariables. Al encontrar una parte inmutable en regiones hipermodificables, encontró un marcador genético de hipermodificables. Jeffreys aisló dos secuencias principales del ADN y las clonó para conseguir grandes cantidades de marcadores. Marcando el marcador con compuestos químicos radiactivos permitió identificar esta secuencia en cualquier región hipermodificable. Se puede decir que Jeffreys consiguió identificar la presencia de hipervariables.

El test, preparado por Jeffreys, fue probado en una gran familia que conocía las relaciones familiares. Él quería demostrar que el test servía para determinar las relaciones familiares, con qué y qué relación tenía. Para ello, el test localiza y marca regiones hipervariables. Estos aparecen en forma de bandas oscuras en un gel (ver figura). La distribución de las bandas es característica de un grano y se hereda. Aproximadamente la mitad de las bandas procede del padre biológico y la otra mitad de la madre biológica.

Jeffreys descubrió que su test podía determinar el árbol familiar.

Tan pronto como el Servicio Forense del Gran Bretaña conoció esta técnica, descubrió la influencia que podía tener para facilitar la labor de los médicos forenses. ; por ejemplo, aplicando el test a las semilla encontradas en la vagina de una mujer violada. Se puede decidir sin duda cuál ha sido el violador de un grupo de sospechosos. Lo mismo puede hacerse analizando las colillas del asesino que se han encontrado en las uñas del difunto. Han nacido las huellas genéticas.

Los dedos genéticos no fallan y identifican con precisión al propietario. Ya han sido utilizados como prueba decisiva en los juicios en el Gran Bretaña. En un juicio celebrado el pasado mes de noviembre, un violador fue condenado a prueba de marcas genéticas. Los dedos genéticos no son sólo para los delincuentes.

Ofrece la solución más sencilla y rápida de los problemas de maternidad y paternidad. Traemos un ejemplo. Gran Bretaña es una estricta legislación de inmigración y, entre otros medios, el camino más fácil que tiene cualquier persona que quiera emigrar a Gran Bretaña es demostrar que es el pariente de una persona que vive allí. Eso es difícil de demostrar y a veces imposible. Las huellas genéticas ya han decidido un caso como éste. Nacido en Gran Bretaña pero emigrado de niño a Ghana con su padre, deseaba retornar a Inglaterra con su madre. Sin embargo, desde la inmigración no le querían dar permiso reivindicando que no era hijo de la mujer. Alec Jeffreys examina la sangre de su madre, de sus dos hermanas y del niño que vivían en Gran Bretaña. Extrae el ADN de las células blancas de la sangre y lo rompió con enzimas en pequeñas porciones.

Las diferentes partes se separaron por medio de un campo eléctrico y se fijaron en una membrana de nylon (las partes pequeñas distan más a través de la membrana que las largas). El siguiente paso fue testar estos fragmentos de ADN para identificar y marcar las regiones hipervariables del ADN. Las regiones aparecieron en forma de bandas oscuras en membrana de nylon. Las pruebas reivindicaron que el niño tenía la mitad de su región hipercambiante igual que las chicas y su madre. Estaba claro que el niño era su hijo y los inmigrantes tuvieron que aceptarlo.

Aunque sólo empezamos a utilizar los dedos genéticos, se puede predecir que puede tener un futuro bastante complicado. El futuro no será sólo la resolución de problemas. La firma británica ICI, con la patente de la técnica, puede ser un gran negocio.

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