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Subiendo y bajando con las cabras del hombre

2006/12/03 Lakar Iraizoz, Oihane - Elhuyar Zientzia

El bostezo es un acto involuntario e inevitable. Y no sólo nosotros, entre los animales está muy extendido el bostezo, que lo hacen los mamíferos, las aves y los reptiles. Esto significa que el fenómeno apareció relativamente temprano en la evolución animal, en un antepasado de muchos grupos de animales, y que desde entonces se ha mantenido. Será importante, pues, bostezar… pero, ¿por qué?
Entre los animales está muy extendido el bostezo.
O. Lacar

Es una pregunta que todavía no tiene respuesta. Lo único que está claro en torno al huevo es que son muchos los estímulos que provocan aburrimiento, sueño, tensión, hambre...

Es curioso que al ser humano (también al chimpancé) se le contagia el bostezo. Basta con ver a alguien bostezando o escucharle para empezar a bostezar. Pero no siempre. Hicieron un experimento para ver desde qué edad se contagia a la gente con los huevos. Experimentaron con niños de 2 a 11 años. Los niños les cogieron uno a uno y les hicieron dos pruebas: tenían que ver un vídeo en el que la gente aparecía bostezando y leer o escuchar una historia sobre los huevos. El estudio concluyó que los niños menores de seis años no se contaminan con los huevos. No han encontrado ninguna razón clara, pero lo están haciendo.

Teorías del Boston

El bostezo es causado por numerosos estímulos.

Varias teorías tratan de responder a estas preguntas. Sobre todo dos tienen fuerza, pero al menos una es contradictoria con la anterior. Hay otras muchas teorías más, pero no se han demostrado ni están muy desarrolladas.

La teoría más extendida dice que cuando no respiramos muy profundamente, o estamos en una habitación sin mucho oxígeno, poco a poco el oxígeno en los tejidos y en la sangre es cada vez más escaso y más abundante el CO2, y ante ello el cuerpo se desvanece para solucionar lo antes posible la escasez de oxígeno. En cuanto a la contagiosa, dice que es normal que cuando una persona empieza a bostezar se empiece también a los que le rodean, porque todos están en las mismas condiciones y todos tienen falta de oxígeno.

En un experimento, sin embargo, esta teoría fue anulada: a un grupo de personas se le suministró oxígeno puro para respirar y a otro el aire rico en CO2. Según la teoría, los que respiraron oxígeno deberían hacer menos bostezos y los demás más. Pero no fue ni uno ni otro. Además, esta teoría no explica por qué el bostezo se contagia al ver una foto o por qué los niños pequeños no se contaminan.

Los niños menores de 6 años no se contaminan con los huevos.

Otra teoría sostiene que la transición entre el descanso y la alerta es un desastre, o lo contrario. Por ejemplo, el olvido al conducir puede provocar que se ponga en alerta. Y en el otro extremo, una actividad que no nos interesa, nos hará empezar a bostezar. De esta forma, además de adecuar nuestro cuerpo al nuevo nivel de actividad, se informará a los demás. En este sentido, se puede explicar por qué es contagioso: el hombre, al ser un animal gregario, comunica a los miembros del grupo su situación a través del bostezo para impulsarlos también al mismo nivel de actividad. Para poder sincronizar la actividad de todos los miembros del equipo, sería olvido el contagioso. Los niños y niñas menores de 6 años aún no han desarrollado la empatía, por lo que los que les rodean no les afectan, por lo que no se contaminan con los huevos.

No hay argumentos que se opongan a la última teoría, responde a las preguntas que se han planteado en torno al huevo, pero no es más que una teoría; todavía son necesarias más pruebas e investigaciones para reforzar esta idea.

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