Los hongos desprenden olor a hongos para detener la germinación de las esporas
2011/05/15 Lakar Iraizoz, Oihane - Elhuyar Zientzia
Algunos olores son característicos de determinados medios o situaciones como el olor a tormenta, el olor a hierba recién cortada... Uno de ellos es también el olor a hongos. En otoño es el olor que más les gusta a los recolectores de hongos, ya que saben que en la zona hay setas que emiten ese olor. Sin embargo, los hongos no vierten al ser humano, sino que buscan comunicarse entre sí. En la Universidad del País Vasco se han encontrado las relaciones que se comunican a través del olor a hongos y se ha publicado en la revista Fungal Biology.
En concreto, un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Químicas ha estado investigando. Sin embargo, no se han analizado los hongos que producen setas comestibles, sino un hongo ampliamente utilizado en temas científicos: Aspergilus nidulans . Pues bien, los investigadores han demostrado que los compuestos generadores de olor ayudan a regular el crecimiento de los hongos.
Aunque cada hongo emite una combinación de compuestos que le confiere su olor característico (es como la huella dactilar, una característica particular de cada uno), muchos de estos compuestos se encuentran en todos los hongos. Uno de ellos es el alcohol denominado 1-okten-3-ol, un compuesto analizado por los investigadores de la UPV. Durante la investigación han comprobado que las esporas asexuales de los hongos Aspergillus nidulans son las responsables de la emisión de este alcohol y que éste evita la germinación de las esporas cuando se acumula a su alrededor.
Se puede decir, por tanto, que la función del alcohol es comunicar la densidad de esporas presentes en un determinado medio. En definitiva, si cada espora emite una determinada cantidad de alcohol, el mayor olor de este alcohol significa que hay mucha espora alrededor. La presencia de muchas esporas no beneficia a cada una de ellas. De hecho, si todas las esporas brotan juntas tendrían muy poco espacio para crecer y tendrían que competir con otras esporas de su misma especie para obtener alimentos. Por tanto, la última función del alcohol sería la de brotar las esporas sólo cuando están suficientemente alejadas. Los investigadores lo han visto: si por cualquier motivo las esporas se dispersan, el alcohol desaparece y las esporas germinan.
Respondiendo ante las crisis del entorno
Al germinar las esporas, los hongos forman complicadas redes celulares. Aunque las partes más conocidas de los hongos son las setas, éstas sólo se desarrollan durante la época de reproducción; en el resto, las células forman redes filamentosas. Cuando llega el momento de la reproducción, de estas redes salen los cuerpos que van a dar esporas, como las setas. Las esporas pueden ser tanto sexuales como asexuales. Las esporas generadas por la reproducción asexual son las mismas que las del hongo original y su principal función es la proliferación y dispersión del hongo a la mayor brevedad posible. En la reproducción sexual, por su parte, comparten información genética con otro hongo y las redes celulares que se forman a partir de las esporas son diferentes al hongo original. Los hongos recurren a la reproducción sexual cuando cambian las condiciones del medio para aumentar sus posibilidades de adaptación a las nuevas condiciones.
Para saber si las redes de hongos deben seguir creciendo, si es hora de reproducirse, si es conveniente que las esporas germinen y, en general, en qué fase del ciclo de vida deben entrar, los hongos se valen de las señales de la zona. Las señales pueden ser estímulos del entorno o emitidos por ellos. Por ejemplo, los científicos sabían que sacar la red celular a la superficie terrestre y ponerla en contacto con la atmósfera es una quinada de gran fuerza para crear esporas asexuales. Estas esporas se fecundan después cuando las condiciones de crecimiento son adecuadas. Sin embargo, investigadores de la UPV/EHU han descubierto que las conidias también emiten señales que interrumpen la germinación cuando se acumulan muchas esporas. De este modo, garantizan una colonización efectiva del suelo.
Además de encontrar el efecto regulador del alcohol 1-octen-3-ol, los investigadores han demostrado que un compuesto asociado (3-octanona) inhibe el crecimiento del propio hongo si se coloniza de forma exagerada un medio e impulsa la producción de esporas. Este segundo mecanismo indica que el lenguaje de los compuestos volátiles es significativamente más rico y complejo de lo esperado. Según los propios investigadores, "la próxima vez que notemos que vamos en el bosque olor a hongos, sabremos que lo que estamos oliendo forma parte de una conversación".
Publicado en Ortzadar
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