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Éxito dulce en la búsqueda de la amargura

2001/04/17 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

Del árbol de Kina (Chinchona sp.) la quinina resultante, además de dar sabor amargo a la tónica, es un medicamento imprescindible en muchos lugares en la lucha contra la malaria. Por ello, la obtención de la quinina sintética ha sido un sueño ancestral para los investigadores. Concretamente, el XIX. Desde mediados del siglo XX se han realizado numerosos intentos debido a que en aquella época era el único medicamento contra la malaria, pero la extracción de quinina de la superficie del árbol era muy costosa.

En 1944, los químicos estadounidenses Robert Woodward y William Doering casi consiguieron sintetizar quinina, pero no eran capaces de controlar el aspecto de la molécula y obtenían una mezcla de diversas variantes de la quinina. Los átomos de la molécula de la quinina pueden tener una configuración izquierda o derecha y encontrar una combinación directa entre ambas variantes es lo que dificulta su síntesis.

El parásito de la malaria dentro de las células.

Ahora, según lo publicado en la web de la revista Nature, los investigadores de la Universidad de Columbia han conseguido una quinina sintética. Sin embargo, en la actualidad la importancia de este resultado no es igual a la que en su día podría tener, ya que a partir de la década de los 40 aparecieron otros medicamentos como la cloroquinina. Además, la quinina no cura la malaria, su efecto es parar el crecimiento del parásito del malaria Plasmodium falcifarum.

Sin embargo, desde 1960 el parásito P. falcifarum ha mostrado su resistencia a la cloroquina en algunas zonas, donde se reanudó el uso de la quinina. En consecuencia, la obtención de la quinina sintética puede ser el primer paso hacia variables más eficientes. Por lo tanto, parece que habrá avances en la lucha contra la malaria.

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