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Anticonceptivos hormonales y depresión: el estudio de la relación
2017/03/01
Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
Iturria:
Elhuyar aldizkaria
Durante catorce años, los investigadores de la Universidad de Copenhague han recogido datos de más de un millón de chicas y mujeres de 15 a 34 años. El objetivo de la investigación era aclarar si existe alguna relación entre la toma de anticonceptivos hormonales y la tendencia a la depresión. La respuesta fue afirmativa. La ginecóloga Lorea Barinaga-Rementeria Zabaleta y la sexóloga Amaia Vázquez Eguzkitza han analizado los datos recogidos en el estudio y las conclusiones obtenidas.
Ed. Warongdech/Shutterstock.com
La investigación, dirigida por investigadores de la Universidad de Copenhague, es la más extensa realizada hasta la fecha en esta materia. De hecho, cada mujer fue analizada durante una media de 6,4 años, y al recoger y analizar los datos se tuvieron en cuenta variables como la edad del usuario y el tipo de anticonceptivo: su composición hormonal (combinando estrógenos y progestágenos o sólo progesterona), dosis y forma de administración (píldora oral, parche, implante subcutáneo, anillo vaginal, UBETG o...
Para medir el riesgo de depresión se recogieron dos datos: la primera vez que se les diagnosticó depresión y la toma de antidepresivos. Cabe destacar que las mujeres que participaron en la investigación no sufrieron depresión previa ni alteraciones psiquiátricas.
Los datos fueron recogidos en el periodo 2000-2013 y analizados en 2015-2016. Los resultados, publicados en la revista Journal of the American Medical Association Psichiatry, destacaron que la relación entre la toma de anticonceptivos hormonales y la depresión por primera vez diagnosticada o antidepresiva es especialmente evidente entre los más jóvenes (15-19 años) y, sobre todo, entre los que adoptan anticonceptivos orales puramente progesterónicos.
Según los datos obtenidos, algo más de la mitad de las mujeres participantes (55,5%) tomaban anticonceptivos hormonales. En total, 23.077 mujeres fueron diagnosticadas por primera vez la depresión y 133.178 fueron las encargadas de los antidepresivos.
Por edades, los más jóvenes mostraron el mayor riesgo de tomar antidepresivos: por primera vez el riesgo relativo al consumo de antidepresivos fue de 1,8 entre los que tomaban anticonceptivos combinados orales y de 2,2 para los que sólo tenían progestágeno. Con la edad, el riesgo relativo disminuye.
Amaia Vázquez Eguzkitza. Sexólogo y psicólogo.
Las hormonas sexuales y las emociones en la interacción
La sexóloga Amaia Vázquez no cuestiona que los anticonceptivos hormonales aumentan el riesgo de sufrir depresión. De hecho, esta conclusión también es mencionada en otras investigaciones que conoce y que también ha conocido en su experiencia clínica. Sin llegar a la depresión, ha señalado que es muy habitual oscurecer el estado de ánimo, “incluso tener ansiedad y perder la libido”.
Para Vázquez esto tiene una explicación: “Se sabe que existe una estrecha interacción entre las hormonas sexuales y el estado de ánimo y las emociones. Por tanto, en este sentido, los resultados obtenidos en este estudio son plenamente lógicos. Incluso en aquellos que no adoptan anticonceptivos hormonales, esta interacción es evidente en procesos fisiológicos como el ciclo menstrual y la menopausia”.
En el caso de la tendencia a la depresión, Vázquez opina que la clave puede ser la serotonina: “Parece que la progesterona de los anticonceptivos reduce los niveles de serotonina. Y el bajo nivel de serotonina está relacionado con el riesgo de depresión”.
Por otro lado, Vázquez advierte que en ocasiones los anticonceptivos hormonales no se toman para evitar el embarazo, sino para tratar el dolor menstrual y otras alteraciones. No es favorable: “Para mí somos seres emocionales. Las emociones y el cuerpo están relacionados entre sí, por lo que cuando aparecen estos síntomas en el cuerpo de una mujer hay que analizar qué le pasa para saber por qué tiene dolorosos o irregulares del mes. La aplicación de hormonas no es una solución”.
Riesgo de antidepresivos por primera vez en función del tipo de anticonceptivo frente a los que no toman anticonceptivos.
Mayor riesgo para los más jóvenes
Tampoco es de extrañar para Vázquez que los más jóvenes sean los que más riesgo tienen de sufrir depresión: “En los jóvenes tanto el sistema endocrino como el cerebro están muy alterados. Y es que cuando las chicas empiezan a crear progesterona y estrógeno, esta hormona invade el cerebro. Esta invasión es necesaria para el desarrollo sexual, pero existe un gran desequilibrio. De ahí que los adolescentes se vean afectados por este tipo de incidentes. Es una revolución, biológica y emocional, y si a todo ello añadimos un anticonceptivo hormonal que puede reducir los niveles de serotonina, abrimos la puerta a la depresión”.
Por todo ello, Vázquez no recomienda anticonceptivos hormonales hasta los 21 años, es decir, hasta que los ovarios maduran y el sistema se equilibra. Ahora está muy preocupado por el nuevo anticonceptivo lanzado de tres meses ininterrumpidos por la boca: “Yo me temo que si se expande veremos el auge de la depresión, la ansiedad…”
Otros expertos han destacado, sin embargo, que la diferencia entre los receptores y los no anticonceptivos es menor y han cuestionado si es significativa. Sin embargo, ha despertado la atención y es posible que haya un impulso para investigar más, tal y como exigen los investigadores en su artículo.
Lorea Barinaga-Rementeria Zabaleta (Ginecóloga): “No sólo la composición del anticonceptivo, sino también la forma de administrarlo parece alterar el riesgo de sufrir depresión e iniciar la toma de antidepresivos”
Lorea Barinaga-Rementeria es una ginecóloga que trabaja en la consulta de un ambulatorio de Osakidetza. Es decir, tiene relación directa con las mujeres y conoce bien los métodos anticonceptivos y sus consecuencias. También es profesor de la UPV. Hablamos con él de la investigación realizada en Dinamarca.
La investigación muestra una correlación entre anticonceptivos hormonales y tendencia a la depresión. ¿Este resultado es coherente con los datos y la experiencia clínica que tenéis?
Sí, coincide. Uno de los efectos secundarios descritos en anticonceptivos hormonales, tanto con estrógeno y progesterona como con progesterona exclusivamente es la depresión. Además de la depresión, existen otros síntomas neurológico-psicológicos: dolor de cabeza, irritabilidad y descenso de la libido. Esto está descrito y es sabido.
Yo no tengo claro que haya empezado a tomar pastillas y haya sufrido una depresión. Sí, sin embargo, estos efectos secundarios: dolor de cabeza, irritabilidad y descenso de la libido. Las mujeres nos cuentan en la consulta de vez en cuando.
¿Qué se hace en estos casos? ¿Cambia el tipo de anticonceptivo?
Lorea Barinaga-Rementeria Zabaleta
Se debe analizar cada caso. Hay que ver qué efectos secundarios son, qué efectos tiene y qué quiere la mujer. Por ejemplo, si se trata de dolor de cabeza, se intenta cambiar el tipo de anticonceptivo, eliminar hormonales y aplicar otro tipo.
Con otros síntomas (irritabilidad, descenso de la libido), explicamos que pueden ser provocados por el anticonceptivo, y junto a la mujer decidimos qué hacer: probar otro tipo de anticonceptivos hormonales (de diferente composición o vía de administración) o cambiarlo a otro hormonal.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que en muchos casos la causa de la utilización de anticonceptivos hormonales no es sólo el efecto anticonceptivo, sino que se considera como tratamiento en ciertas enfermedades. Por ejemplo, cuando el flujo sanguíneo de la menstruación es excesivo o la menstruación produce un dolor intenso, como en la endometriosis. En estos casos, si los otros tratamientos han fallado, los efectos secundarios y los beneficios generados por los métodos anticonceptivos se deben poner en balanza y tomar decisiones.
¿Qué razones pueden explicar estos efectos o qué mecanismos pueden explicar los efectos neurológicos que producen las hormonas de los anticonceptivos?
Las hormonas sexuales, estrógenos y progesteronas, presentes en los anticonceptivos, forman parte del eje llamado hipotálamo-hipofisario-ovario. El hipotálamo y la hipofisia están en el cerebro. Y hay interacción entre los neurotrasmisores cerebrales y algunas hormonas y el estrógeno y la progesterona. Por ejemplo serotonina, dopamina, prolactina... Estos son neurotransmisores y hormonas que fluyen en el cerebro y que actúan sobre el eje hipotálamo-hipofiso-ovario, mientras que los estrógenos y la progesterona también actúan sobre estos neurotransmisores y hormonas.
Por ejemplo, algunas mujeres, cuando tienen un nivel de estrés elevado o reciben tratamientos psiquiátricos, se quedan sin menstruación o presentan grandes irregularidades menstruales. Y puede ocurrir también el efecto inverso, y lo vemos en dos procesos que ocurren de forma natural. En la época de la menopausia, en principio, los estrógenos y la progesterona disminuyen y no siempre, pero es bastante común que las mujeres se sientan triste, más irritantes… Por otra parte, en la segunda fase del ciclo menstrual, dentro de la mezcla premenstrual, es bastante normal que estén más irritantes o más tristes.
Según el estudio, el riesgo de depresión es mayor que el del anticonceptivo oral. Ed. FF
Estos ejemplos demuestran que existe una relación natural entre las hormonas ováricas y el estado emocional, es decir, el estrógeno o progesterona o ambas influye en los centros cognitivos o emocionales del cerebro o en ambas funciones.
A pesar de que el riesgo de depresión está recogido en los efectos secundarios de los anticonceptivos hormonales, los investigadores afirman que se debería investigar más esta interacción. ¿Comparte?
Sí, investigar siempre es necesario, no por investigar, sino por un objetivo.
Para empezar, esto es una investigación a la que hay que darle valor, ni más ni menos. Nos avisa de un efecto lateral, el riesgo no es elevado, pero está ahí y parece que es más alto en un grupo de edad (15-19 años). Estos datos deben ser confirmados con más investigaciones.
Por otro lado, otro dato que pone de manifiesto esta investigación es que, no sólo la composición del anticonceptivo, sino también la forma de administrarlo, modifican el riesgo de sufrir depresión y de empezar a tomar antidepresivos. Me refiero a la txaplata y el anillo vaginal (estrógenos y progesterona, que se toman de la piel o de la vagina), el implante subcutáneo y el implante intrauterino o DIU (sólo tienen progesterona y se toman por vía subcutánea o uterina). Todos estos métodos presentan un riesgo más alto que el de los estrógenos y la progesterona en general y más que el de la progesterona en exclusiva.
La investigación realizada en Dinamarca ha sugerido que los más jóvenes son los más vulnerables a la depresión debido al uso de anticonceptivos hormonales.
Tanto el parche como el anillo vaginal y el DIU de progesterona son relativamente nuevos como anticonceptivos. La nueva vía de acogida es la que más efectos secundarios tiene. Yo creo que eso también hay que analizarlo más. Porque tienen ventajas. Facilitan mucho el buen uso del anticonceptivo. El parche se coloca una vez a la semana, el anillo vaginal una vez al mes y el DIU y el implante los colocamos los ginecólogos y tienen una validez de tres años. Eso es muy positivo. Sin embargo, si algunos efectos secundarios aparecen más frecuentemente, es necesario investigar por qué y hasta qué punto.
En este estudio se menciona que puede deberse a dosis hormonales. De hecho, todos ellos tienen una dosis baja. Otra alternativa es la influencia de una vía diferente a la oral. Las hormonas orales se metabolizan dos veces en el hígado, pero sólo una vez en otras vías. ¿Esto puede afectar? Habría que analizarlo.
¿Crees que este nuevo anticonceptivo, que se toma tres meses consecutivos, puede tener un riesgo especial?
No puedo responder exactamente a esta pregunta. Todavía no tengo experiencia con este anticonceptivo. Es de dosis bajas, se toma verbalmente y parece que puede reducir los síntomas de la confusión premenstrual, pero, como hemos dicho, es muy reciente y todavía nos llegan datos. No puedo responderle.
Yo creo que hay que mencionar a las mujeres que hay ese efecto colateral, que el riesgo es bajo, cuándo se puede empezar a sentir y si lo perciben, con la matrona de consulta o con nosotros. Además, teniendo en cuenta que en las mujeres jóvenes el riesgo puede ser algo mayor, hay que trabajar más con ellas: analizar bien los antecedentes, ver en qué situación se encuentran, tener más cuidado con estos nuevos anticonceptivos en algunos casos y, con todo ello en mente, elegir.
Por otro lado, hay que aclarar a los jóvenes que los anticonceptivos hormonales no protegen de las enfermedades de transmisión sexual. Evitan el embarazo y no estas enfermedades. Es decir, a pesar de utilizar métodos anticonceptivos hormonales, si existe el riesgo de transmisión o tratamiento de enfermedades de transmisión sexual, también deben utilizar preservativo. Es importante evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.