¿Orgullo de los científicos?

2019/10/18 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

• Fisika

El físico Ernest Rutherford tampoco tenía dudas: «toda la ciencia es física o filatelia». Rutherford no tenía ninguna ciencia que no fuera la física del ojo. De alguna manera, la física era la ciencia más científica. La más bella de todas. Lo real. Y el destino le preparó una venganza irónica.

Rutherford era alto y robusto, y un fino jugador de rugby, a pesar de su apariencia torpe. Su voz, en cambio, parecía un trueno y tenía una mirada muy exigente. No hubiera sido fácil luchar contra él…

Trabajó mucho en física y se ha dicho en varias ocasiones que era el padre de la física nuclear. No era de extrañar, por tanto, que en 1908 se le concediera el Premio Nobel… ¡pero sí le dieron el de química! Y a Rutherford no le gusta. Fue el primero en transformar artificialmente un elemento en otro, pero como el propio científico expresó con un punto de enfado: «¡he cambiado muchas veces en mi vida, pero nunca como ahora, metamorfoseada de repente de físico a químico!».

Seguro que más de uno de los miembros del jurado de los Premios Nobel se asustó por la profunda voz y la rigurosa mirada de Rutherford. Nunca había que oír que era químico.