“Me gustaría investigar algo loco o muy valiente, pero depende de la financiación”
2025/09/05 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

Eider Nuñez Viadero explica claramente por qué decidió estudiar biología: “En la ESO y en el bachillerato tuve muy buenos profesores de biología, y de ellos recibí la afición”. Ahora es investigador, pero en aquella época no tenía intención de hacerlo: “Igual me veía más a mí mismo en la empresa. Pero al final estoy aquí y contento”.
Para llegar a este punto, no ha seguido la línea correcta, sino que ha ido dibujando su trayectoria a medida que han surgido las oportunidades. En la carrera de Biología, eligió la microbiología y la bioquímica como una de las alternativas, pero al terminar la carrera se introdujo en la ecología y le surgió la posibilidad de viajar a Escocia. Allí, pasó a la fisiología animal, a la que le dieron la oportunidad de realizar su tesis. “Para ello, tenía que haber cursado el máster”, ha precisado.
Pero Miguel Strogoff reanudó la actitud que se le había ofrecido: “En aquella época había becas para hacer prácticas en una empresa o centro de investigación de aquí”, ha relatado. “Y entonces me cambié completamente de área y fui al laboratorio. Ya sabes que hay tres tipos de biólogos: uno, con botas y con corbata. Bueno, yo pasé de ser botín a ser uno”.
De hecho, fue a trabajar a un laboratorio de epigenética. “Trabajé con ADN, PCR, etc. y dije: sí, quiero hacer la tesis, me gusta. Entonces hice un máster en biomedicina y tuve la oportunidad de ir a Finlandia a realizar el trabajo de fin de máster. Me metí en la biofísica y me gustó muchísimo. Tuve la suerte de encontrarme con muy buenos colegas. Era un laboratorio pequeño, pero estuve muy contento. Y mientras estaba allí, recibí varias ofertas para hacer la tesis. Pero todos eran para investigar en proyectos concretos, estaban muy cerrados”.
De repente recibió el mensaje de Alvaro Villarroel Muñoz, miembro del Instituto de Biofísica de la UPV/EHU, quien le dio total libertad para elegir el proyecto. “Estudiaba epilepsia. Y justo en mi familia hay algunos casos de epilepsia. Luego me di cuenta de que era totalmente diferente, pero en aquel momento me llamó la atención”. Por lo tanto, realizó su tesis con él, investigando el aspecto molecular de la epilepsia. En concreto, investigan algunos canales de potasio que están directamente relacionados con el proceso de la epilepsia, para comprender en profundidad su funcionamiento y sus defectos, tal vez con la idea de que en el futuro se haya desarrollado algún tratamiento farmacológico influenciado en ellos.
El postdoctorando lo hizo en Marsella (Francia). Y de nuevo el cambio: “Fui a hacer algo completamente diferente y ahora he vuelto de Marsella. Busco algo en común con lo que aprendí allí y lo que hice aquí”, ha adelantado.
Según ha explicado, actuó en Marsella con un microscopio de fuerza atómica de alta velocidad (BEI). “Ahora lo van a poner en Donostia, pero cuando yo lo conocí, en 2018, solo había cuatro en todo el mundo. Es muy poderoso. De hecho, en lugar de hacer fotos, saca vídeos. Por lo tanto, puede ver el proceso. Y en biología, en la vida, eso es muy importante, porque la vida no es estática, sino dinámica. Yo lo comparo con el vuelo de un pájaro: puedes ver el pájaro en el aire en una foto, pero no sabes cómo vuela. Para ello, necesitas un vídeo. Y lo mismo ocurre con las células, las proteínas y las moléculas”. Por lo tanto, intentará aplicar esta técnica a la investigación que realice en el Instituto de Biofísica.
Curiosidad, diversión y realidad
Además, participa en Bizilabe. Bizilabe es una red de centros de investigación para jóvenes en proyectos de investigación y tecnológicos, y Núñez ejerce de guía en los talleres: “Me gusta mucho. De hecho, me parece una ciencia superdivertida, pero a veces en el laboratorio pierdes esa chispa. Con los jóvenes tienes la oportunidad de vivir la ciencia de una manera divertida, sin presiones, y además, los jóvenes tienen muy buenas ideas y es muy enriquecedor. En la investigación, la presión está ahí por casualidad, y ir allí una vez al año para coger aire y divertirse te abre la cabeza”.
De cara al futuro, se muestra optimista. Querría continuar con la investigación, aunque es muy crítico con algunos aspectos: “Con el tiempo me he dado cuenta de que el objetivo, más que ampliar el conocimiento, es publicarlo. Al final, necesitamos dinero para hacer nuestros proyectos y, para conseguir financiación, tienen que evaluar nuestro trabajo. Y se basan en eso: cuánto hemos publicado y dónde. Esto condiciona un montón, ya que estás obligado a realizar investigaciones que dan resultados rápidos. Condiciona la curiosidad, qué investigar… Yo me gustaría hacer algo loco o muy valiente, pero sé que tiene que ser algo factible. Todos estamos involucrados en ello”, ha concluido.
