Xabier Peñalver:
Xabier Peñalver:

La verdad es que no he investigado sólo cromlechs, es parte de una investigación que iniciamos hace unos 25 años. En aquella época iniciamos el proyecto de investigación de los restos del Bronce Final y de la Edad del Hierro, ya que apenas sabíamos de aquella época. Entonces estudié varias huertas de moros y parte de mi tesis doctoral se refiere a ellas.
Pero no me dedicé sólo a eso, entre otras cosas, a investigar pueblos amurallados. Por ejemplo, en el pueblo de Intxur, situado entre Tolosa y Albiztur, pasé nueve años realizando excavaciones y ese trabajo dio sus frutos. Y es que demostramos que los pueblos de aquí estaban tan desarrollados como otros de Europa, en contra de lo que se pensaba hasta entonces.
Sí, aproximadamente el último milenio antes de Cristo. Pero los crómlech no explican cómo los habitantes de los pueblos entierran a sus muertos, ya que alrededor de los pueblos no hay crómlech, todos se encuentran alrededor de los Pirineos.
Antes algunos propusieron que los pastores de los pueblos acudían en verano a los Pirineos, donde enterraban a los muertos en los crómlech. Pero esta hipótesis es increíble. Si no, ¿qué hacían con los que morían en verano alrededor del pueblo? No tendrían dos tipos de enterramientos, salvo en el caso de que se produjera la muerte de uno u otro. Además, los pastores de Intxur probablemente irían en verano a Aralar, no a los Pirineos. Y en Aralar no hay cromlech.
Yo creo que la gente de los pueblos enterraba a los muertos en terrenos cercanos al pueblo, en cistas o en cajones de piedra, como en otros pueblos del continente. Así se han encontrado, por ejemplo, en la excavación de La Hoya en Rioja Alavesa (Laguardia).

Eso es. Hemos investigado 1.104 huertas de moros, todas ellas en el entorno de los Pirineos. Al este llegan hasta Andorra, donde se encuentra el límite en el río Leitzaran, de donde al oeste sólo hay unos pocos. Creo que la limitación a los Pirineos es muy significativa.
Claro, lo que hoy en día es la frontera entre los dos estados no era entonces la frontera. En la vertiente norte y sur se encuentran los cromlechs. Se localizan en zonas de pastoreo, en lugares estratégicos, como cerros, collados de montes y una altura media de 1.109 metros. Ten en cuenta que en esas alturas no se podía vivir todo el año.
Por otra parte, aunque en la mayoría de los casos se encuentran aislados, en algunos lugares existen conjuntos de varios cromlech. El conjunto más abundante es el de Okabe, en la Baja Navarra, donde se encuentra el conjunto de Ilarrita, con veintiséis huertas de moros.
Sí, son bastante homogéneos. La mayoría han sido excavadas por el arqueólogo Jacques Blot y algunas han sido datadas mediante 14 técnicas de carbono. El más antiguo 1.313-1.004 y el más reciente 354-12. En este sentido, cabe destacar que no se ha notado evolución alguna, es decir, a lo largo del tiempo que mantuvieron el mismo modelo.
Se trata de círculos de piedra, generalmente de 5-6 metros de diámetro, pequeños y mayores. El más pequeño se llama Medio de los Zotales y tiene 1,2 metros de diámetro, mientras que el más grande se encuentra en el collado de Azpegi y tiene 21 metros de diámetro. Ambos están en Navarra.
Las piedras que delimitan el diámetro suelen ser a veces grandes losas que están metidas verticalmente en el suelo. En otras ocasiones son piedras más pequeñas, colocadas una sobre otra como una pequeña muralla. A veces forman círculos concéntricos o están formados por grandes piedras verticales... Además, algunos cromlech presentan un túmulo, una cima de tierra.

En el centro se conservan las cenizas del difunto. Se encuentran dentro de una estructura de piedra que no es la misma. Nosotros hemos dividido los centros en ocho tipos. Hay pistas o cuadros de piedra, incluso círculos, o estructuras en forma de U. En uno de ellos las cenizas se encuentran en el interior de un recipiente, en otro en una cubeta excavada en roca, bajo una pila de piedras...
La verdad es que de los restos que hemos encontrado no se sabe mucho. Sabemos que en cada huerta morada enterraban las cenizas de una sola persona, y por los huesos y dientes que no están bien quemados entre las cenizas parece que todos eran hombres y adultos, pero no estamos seguros.
Eso sí, parece que no guardaban todas las cenizas del cuerpo quemado, sino sólo una o dos escuadras. Por eso, quizá sea más apropiado llamar cenotafios a estos monumentos funerarios que a las tumbas. Y es que no parece que el objetivo era guardar las huellas del fallecido, sino que las guardaban de forma simbólica.
De otro modo, en muchos lugares y épocas, junto con el cadáver se enterraban los bienes. Cromlechs, sin embargo
apenas lo hemos encontrado, no sabemos si es porque tenían pocos bienes, o no tenían costumbre de hacerlo o no han quedado indicios.

¡Y no poco! Queremos saber más sobre las huertas de moros, pero sobre todo, queremos encontrar los lugares de residencia de quienes las hicieron. Y en los pueblos amurallados, es decir, en el caso de conocer dónde vivían los seres vivos, queremos aclarar dónde enterraban a los muertos.
Por otro lado, en mi opinión, los trabajos para desentrañar el misterio de los crómlech no deben ser realizados únicamente por arqueólogos, como son los lingüistas. De hecho, el hecho de estar al oeste hasta Leitzaran podría estar relacionado con la separación de vascones y bardulianos. Y es que la de los crómlech coincide con la frontera entre estos dos pueblos. Esta limitación distingue además dos dialectos del euskera. Creo que podremos saber algo más tirando de ese hilo.
Tengo una anécdota. Estaba de la montaña, de estudiar una huerta de moros y me pararon los guardias civiles. En aquella época, cuidaban especialmente los Pirineos y les pareció muy sospechoso que fuera un tipo como yo. Les explicé lo que hice y me dejaron escapar, pero después de dejar claro que no querían ver más en el monte tomando la brújula y el mapa.
En este sentido, es significativo que las cenizas de un antepasado estén repartidas en España y Francia. De hecho, en el centro de un cromlech se colocó uno de esos mojones que definen la frontera y que, por supuesto, no lo hicieron sin querer.

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