Venecia, la ciudad de los canales
2004/02/22 Kortabarria Olabarria, Beñardo - Elhuyar Zientzia
La plaza de San Marcos se encuentra en el centro de la ciudad de Venecia. A principios de siglo se inundaba diez veces al año. En la actualidad, un centenar de ocasiones. En estos casos, los turistas continúan levantando pantalones y fotografiándose. Pero estas inundaciones no son sólo una anécdota, sino que también son anunciantes del oscuro futuro de Venecia.
Proyecto Mose
Según los expertos, si algo no se hace, dentro de unos años estará cubierto por el agua de Venecia. A la vista de ello, parece que los venecianos no tienen intención de permanecer quietos. El pasado año se aprobó el proyecto Mose para la construcción de diques gigantes que dificulten la entrada de agua. Se trata, sin duda, de un proyecto enorme, ya que en diez años se construirán muros de contención móviles para cerrar los tres accesos al mar. La ejecución del proyecto supondría 400.000 euros.
La idea del proyecto Mose no es nueva, se presentó por primera vez en 1980. El debate comenzó entonces, pero todavía no ha terminado. Los grupos ecologistas se han mostrado totalmente en contra, argumentando que con la ejecución de este proyecto se modificará el equilibrio del ecosistema existente.
En los carnavales se viste la ciudad con máscara y traje elegante.Desde el punto de vista de la protección de la naturaleza, este tipo de soluciones pueden generar muchos problemas. La pérdida del sedimento natural y del humedal, la degradación del suelo, la acumulación de contaminantes de origen industrial en la bahía y, en general, la pérdida de calidad del agua son las principales preocupaciones de los ecologistas ante este proyecto de construcción.
Sin embargo, en las tierras venecianas se rompió el equilibrio hace tiempo. De hecho, Venecia es un estanque formado por sedimentos acumulados en miles de años por los ríos que van desde la llanura hasta el Adriático. La charca no es mar, hasta ella hay 50 kilómetros de tierra y arena. El mar sólo tiene tres accesos: Lido, Malamocco y Chioggia. Por estas tres zonas entra el agua salada y por ellas sale el agua salada.
En el siglo V, una colectividad comienza a secar tierras, construyendo canales, cubriendo lagunas, desviando ríos… hasta construir la ciudad de generación en generación. Por supuesto, en esa lucha de siglos algunos momentos han tenido más importancia que otros. Por ejemplo, el año 1501 es un año marcado, ya que los ríos Sile, Piere y Brenta decidieron desviarse. Estos tres ríos eran los principales ríos que llegaban a la charca. Tardaron dos siglos en realizar el trabajo. Estas obras permitían a los barcos acceder a la balsa y llegar hasta el puerto. A pesar del golpe, la balsa fue capaz de mantener el equilibrio.
Uno de los distintivos de Venecia son los canales.
Pero un golpe real XX. Llegó en la década de los 50. Para que los petroleros llegaran hasta el puerto industrial de Marghera se construyó el canal del petróleo, canal directo de 15 metros de profundidad. Todo el entorno se llenó de industrias químicas y petroquímicas. Las fábricas cada vez recibían más agua de la charca, la usaban, la ensuciaban y la volvían a verter. El equilibrio se rompió. La charca, un ecosistema de agua dulce, salada y salobre, se ha convertido en un pantano en las orillas y en el centro del mar. Los petroleros, los mercantes y los grandes barcos para turistas provocan grandes olas.
Como consecuencia, los bancos de arenas, limos y algas que se formaban con el paso de las mareas han sido destruidos y han aumentado la erosión. La erosión come el fondo de la charca y la cimentación de los edificios. La conclusión es clara: En 1990, Venecia se situaba 23 centímetros por debajo de principios de siglo.
Un futuro oscuro
Los muros de contención que están a punto de construirse en el proyecto Mose servirán para mantener las inundaciones periódicas, pero algunos consideran que no serán suficientes para evitar que el nivel del mar suba constantemente. Parece inevitable la necesidad de adoptar otras medidas.
Una de las ciudades más románticas del mundo corre el riesgo de inundarse.En este sentido, investigadores de la universidad de Padua, liderados por Giuseppe Gambolati, han lanzado una nueva propuesta para salvar a Venecia: subir unos centímetros la ciudad.
La misma idea no es nueva, ya se planteó en los años 70. Según Gambolati, desde entonces la tecnología ha avanzado mucho y ya es posible bombear fluidos bajo Venecia para levantar la ciudad. Esta técnica ayudaría a alargar la vida del proyecto Mose, ya que en diez años la ciudad subiría 30 centímetros.
No obstante, todavía es necesario realizar estudios geológicos y geofísicos exhaustivos que determinen la viabilidad del proyecto. Al fin y al cabo, los venecianos llevan siglos enfrentándose a la naturaleza y es posible que un día tengan que desesperarse. Sin embargo, por el momento no están dispuestos a ceder, y parecen estar dispuestos a proteger a toda costa el legado cultural de sus antepasados.
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