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Telescopios, exploradores celestes

2004/06/27 Agirre Ruiz de Arkaute, Aitziber - Elhuyar Zientzia

Hay quien conoce entre nosotros los nombres de todas las estrellas y constelaciones del cielo. Enseguida dicen dónde está y cómo tiene cada uno. Pero para ver estrellas que están mucho más lejos de las que se ven en el cielo se necesitan telescopios. Y el segundo mayor telescopio de Europa está en Almería.
Gracias al telescopio espacial Hubble recibimos imágenes espectaculares.

Oculta el Sol en las montañas de Almería. El sol se duerme y los astrónomos se despiertan porque su jornada laboral comienza con la noche. Es entonces cuando se abre el observatorio astronómico de Calar Alto, nada más oscurecerse. Abren la cúpula y descubren un trozo de cielo para el telescopio gigante. El terrible monstruo se dirige hacia el cielo y, mientras sale el sol, explora el cielo. Basta con abrir los pétalos que cubren el ojo del telescopio. Lente ha quedado al descubierto.

Es el segundo telescopio más grande de Europa trabajando. La lente más grande tiene un diámetro de 3,5 m. Fue establecido por el Instituto Max Planck de Alemania en las montañas de Andalucía a 2.200 m de altura y actualmente es gestionado por el Instituto Andaluz de Astronomía.

En la oscuridad de la noche, los telescopios gigantes detectan cualquier fuente de emisión de luz, por muy débil que sea la luz, que nosotros no habríamos visto en absoluto. De hecho, para amplificar la señal de la luz proveniente del cielo utilizan un sistema de dos espejos.

El espectrómetro transmite al ordenador por fibra óptica la información de la luz correspondiente a cada parte del cielo. Utilizando cientos de fibras ópticas consiguen separar exactamente de dónde proviene la luz procedente del universo.

Pero si alguien espera ver desde el telescopio imágenes asombrosas de este tipo, está muy equivocado. Los astrofísicos ven el cielo formado por rayas, ya que reciben cada señal luminosa como espectro. La interpretación de estos espectros es el trabajo más importante. Por eso, los astrofísicos de Calar Alto pasan toda la noche interpretando espectros, y el telescopio gigante sigue mirando al cielo descifrando las luces del universo en busca de agujeros negros, enanos marrones y nuevos planetas y estrellas.

En el observatorio de Calar Alto de Almería se encuentra el segundo telescopio más grande de Europa.

Son espectaculares los telescopios gigantes. Pero tienen un problema: los astrónomos dicen que mirar el cielo desde la Tierra es como intentar conocer a una persona que está fuera del fondo de una piscina llena de agua. Es decir, el agua de la piscina deforma la imagen y la atmósfera de la Tierra hace lo mismo. Por ello, los astrónomos buscan utilizar el famoso telescopio Hubble, situado fuera de nuestra atmósfera. Pero son muy pocos los que pueden hacerlo. El eibarrés Javier Gorosabel ha sido uno de los afortunados.

De hecho, Hubble es como un telescopio terrestre, pero en este caso está situado en un satélite artificial que gira alrededor de nuestro planeta. El telescopio tiene una altura de una casa de 5 pisos y una lente de 2,5 m de diámetro. Es por tanto menor que el telescopio de Calar Alto. Pero al estar fuera de la atmósfera, ofrece unas imágenes mucho mejores que el telescopio más grande de la Tierra y además sin deformaciones provocadas por la atmósfera. Así obtiene las imágenes más alejadas del universo.

Por eso, el equipo de Gorosábel ha utilizado este telescopio especial. Investigan las explosiones de rayos gamma que tienen lugar en el Universo y que, para muchos, son las explosiones más espectaculares del Universo tras el Big Bang. En estas explosiones se libera una enorme energía: Liberan en pocos segundos la energía que el Sol ha emitido desde su fundación hace 5.000 millones de años.

Por lo tanto, cuando los satélites detectan una explosión de rayos gamma, los astrofísicos reciben una llamada y comienzan a trabajar de lleno. Da igual dónde estén y a qué hora del día. La prioridad son las explosiones. Recogen la posición de la explosión y colocan los telescopios más grandes de la Tierra, así como el propio Hubble, mirando hacia allí.

La lente del telescopio más grande de Calar Alto tiene un diámetro de 3,5 m.

Sin embargo, los científicos aún no han descubierto cómo se producen estas terribles explosiones; no saben qué ocurre en el universo cuando se producen este tipo de explosiones de energía.

Para saber si es consecuencia de la explosión de las estrellas o de la fusión de los agujeros negros, el equipo de Gorosábel analizó las imágenes tomadas por los telescopios para identificar de dónde proceden los rayos gamma.

Lo más sorprendente es que estas explosiones de estrellas no son una explosión en la actualidad. Y es que, pese a que la luz es lo más rápido que se conoce, el universo es tan grande que pasan miles de millones de años hasta que los rayos gamma llegan hasta la Tierra. Las que se detectan son, por tanto, explosiones ocurridas hace tiempo, de estrellas pioneras que participaron en la creación del universo.

La ventaja de que la luz tarda tanto tiempo en llegar hasta la Tierra es que todavía estamos en condiciones de observar los fenómenos que se han producido en el origen del universo, por lo que estamos a tiempo de aclarar el origen del universo.

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