Cuando los neandertales enfermaban...
2013/11/01 Gómez Olivencia, Asier - Parisko Historia Naturalaren Museoa Iturria: Elhuyar aldizkaria
Neandertal es la famosa especie humana que vivió en Europa y en el este asiático entre hace 200 mil y 30 mil años. Famosa por tres motivos: en primer lugar se describió por ser la primera especie fósil; en segundo lugar, porque la extinción de la especie es un misterio aún no resuelto por la arqueología y la paleontología humana; y, por último, porque el cruce entre el neandertal y el hombre moderno ha dado lugar a un sinfín de controversias, sobre todo en el campo de la genética. Los neandertales eran nuestros primos/primos lejanos con los que tenemos un antepasado común.
En cuanto a su aspecto, los machos tenían unos 165 cm y las hembras unos 155 cm, eran de cuerpo ancho, de aspecto sólido. Tenían un gran cerebro en el interior de una calavera larga, y lo que más llaman la atención por la cara es la copeta inclinada hacia atrás, la nariz grande y el extremo grande. Aquellos cazadores-recolectores de vida nómada vivían en pequeños grupos, generalmente de 10-30 personas. Conocían su entorno, seleccionaban las materias primas idóneas para fabricar útiles de piedra y eran capaces de planificar de antemano. Tenían una conducta compleja y capacidad de hablar, y la mayoría de los esqueletos encontrados en su totalidad son consecuencia de enterramientos. En Europa, están relacionadas sobre todo con la cultura musteriana del Paleolítico Medio (mejor dicho, las culturas), y la cultura châtelperrónica también es atribuible a los neandertales.
La mayor parte de la información sobre los neandertales la hemos obtenido de las excavaciones arqueológicas. En los yacimientos neandertales encontramos, sobre todo, los huesos de los animales comidos por ellos y las herramientas de piedra fabricadas. En la actualidad, en las excavaciones participan científicos de todos los ámbitos, ya que al tratarse de un proceso controlado de destrucción del yacimiento, la información no recuperada se pierde para siempre. A veces se encuentra algún hueso neandertal, sobre todo los dientes, ya que son las partes más duras del esqueleto. Rara vez se encuentran esqueletos completos.
Para el estudio de los fósiles neandertales, además de las técnicas tradicionales (anatomía comparada y análisis antropológicos), los procedimientos prestados desde la medicina son cada vez más comunes. Por ejemplo, la realización de tomografías computerizadas de fósiles o la toma de muestras para la búsqueda de ADN son procedimientos habituales en la actualidad. La investigación de los huesos neandertales analiza, entre otras cosas, las enfermedades que padecieron, ya que puede ser muy útil para comprender mejor el día a día.
Paleopatología
La investigación de enfermedades antiguas se llama paleopatología. Hay que tener en cuenta que la paleopatología tiene ciertas limitaciones. Por un lado, el diagnóstico se basa en la anatomía patológica, sin posibilidad de otras pruebas complementarias. Por otro lado, de todas las enfermedades, el estudio de los fósiles nos permite conocer enfermedades que sólo afectan a los huesos. Y por último, las diferentes enfermedades pueden dejar rastros similares en un determinado lugar. Por eso, normalmente hay que mirar por todo el esqueleto y en los fósiles no siempre es posible.
Por otra parte, las enfermedades, en general, se pueden clasificar en tres grandes grupos: las que se deben a un golpe o a un trauma, las que provienen de una infección y las enfermedades degenerativas que aparecen en la vejez. A menudo aparecen de dos a tres. Por ejemplo, la rotura de un hueso puede provocar una infección o una degeneración de una articulación a largo plazo.
¿Qué sabemos sobre la salud de los neandertales?
Para empezar, el paso de la alimentación de la leche materna a la alimentación sólida era difícil para los neandertales, tal y como demuestran los defectos que quedan en el esmalte al crecer los dientes. Aunque el filo de los dientes es normal, en muy pocos casos se ha encontrado la caries. En cuanto a los traumas, se han encontrado indicios de que los neandertales recibían más golpes en la cabeza. Por el contrario, es importante no encontrar muchas señales de fractura ósea en las piernas. Probablemente, la rotura de un hueso de la pierna ocasionaría, en la mayoría de los casos, la muerte, ya que es imprescindible mantener las patas en el seno de la vida cazadora-recolector nómada. En una cueva de Irak, se ha encontrado un caso grave de trauma: El neandertal Shanidar 1 perdió la mitad del brazo derecho y siguió vivo durante mucho tiempo.
En los esqueletos de los neandertales antiguos se encuentran a menudo signos de enfermedades degenerativas. Uno de los más famosos es el anciano localizado en el yacimiento francés de La-Chapelle-aux-Saints. Tenía al menos 55 años y perdió la mayoría de sus dientes antes de morir. Además, en las vértebras y en la parte izquierda de la pelvis, entre otras cosas, presentaba signos claros de una artrosis violenta. El anciano Shanidar 3 también tenía problemas en la columna vertebral: en la zona lumbar tenía casi perdido el disco intervertebral, lo que redujo la distancia entre las dos vértebras, llegando a tocar sus afiladas apófisis. Es lo que denominamos enfermedad de Baastrup, que en los casos actuales es muy dolorosa.
En los fósiles neandertales hay muy pocos ejemplos de enfermedades infecciosas que han afectado a los huesos. Hay que tener en cuenta que la densidad de población de esta especie era muy baja, como en la mayoría de los grupos de cazadores-recolectores, lo que haría muy difícil la transmisión de una enfermedad de un grupo a otro, lo que, a diferencia de lo que sucede en nuestro caso, hacía que los neandertales no tenían razón para temer las pandemias.
Existe, sin embargo, el esqueleto de un neandertal con señales de lesión traumática, degenerativa e infecciosa: La Ferrassie 1. De joven rompió el trocanter grande del fémur, lo que no limitó el movimiento, pero le provocó un desequilibrio en la pelvis que le provocó escoliosis a largo plazo. Además, en huesos largos se ha observado un crecimiento óseo excepcional que indica infección pulmonar.
Por otra parte, los neandertales probablemente utilizarían plantas medicinales para superar enfermedades y lesiones. Al tratarse de una acción que se ha encontrado en nuestra especie y en los chimpancés, probablemente ya existía en nuestro antepasado común, hace seis millones de años.
¿Superación de enfermedades como signo de solidaridad del grupo?
Sabemos que los neandertales enfermaban y que en algunos casos se curaban con heridas graves. Estas heridas o enfermedades pueden tener consecuencias físicas y, en algunos casos, les resultaría imposible cazar de nuevo como consecuencia de una herida. Según algunos investigadores, este individuo quedaría inválido a partir de ese momento y su supervivencia quedaría vinculada a la ayuda del equipo. En consecuencia, cuando encontramos esqueletos que han superado una gran patología, se convierten en una prueba de la batalla que su equipo le iba a enseñar.
Sin embargo, en este razonamiento pueden existir varios errores. En primer lugar, la dificultad para moverse o la imposibilidad de cazar no impide la capacidad de participar en otras actividades del grupo, como la recogida de frutos, la producción o enseñanza de la producción de utensilios, el cuidado de los niños, etc. Además, en la naturaleza, entre primates y muchos otros grupos de mamíferos se han visto casos de supervivencia tras una enfermedad o accidente. Los casos de un oso que ha perdido la mano en un cepo, o de los simios que han seguido adelante por una caída grande, con el brazo roto, son más comunes de lo que se esperaba. No se puede negar entre las opciones neandertales de la guerra, pero hay que tener en cuenta otras opciones. Si reconocemos que eran seres con gran capacidad cognitiva y dejamos a un lado los prejuicios políticamente correctos, podremos aceptar la flexibilidad del comportamiento de los neandertales. Los neandertales eran capaces de actuar tanto con solidaridad como con sinceridad, como ocurre en nuestra especie.
Referencias
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