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Ha llegado el turno a la uva

2007/10/07 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

No hay duda de que la vid es la protagonista de principios de otoño. Qué tipo de uva, ese vino, y por eso se oye la palabra uva más que nunca en esta época, además de la voz de muchos. Los dueños de los viñedos, los enólogos, los productores de vino y este año también los genetistas. De hecho, recientemente se ha presentado en la revista científica Nature el genoma de la vid.
Los investigadores eligieron la variante de Pinor Noir para secuenciar, que da sabor a los vinos de Borgoña y Champagne.
Jenkins Winery

Un grupo de genetistas dirigidos por franceses descodifica el genoma de la vid. En concreto, se ha secuenciado el ADN de la variedad Pinot Noir, con un total de más de 30.000 genes. Cabe destacar que la vid es la primera planta de fruta secuenciada y la cuarta de todas las plantas que florecen. Por tanto, para Mahatsa es un honor haber sido elegido para descodificar, y para los franceses también es un honor haber liderado la obra, aunque en el grupo también han participado investigadores italianos.

Genes del sabor del vino

La vid ( Vitis vinifera ) tiene muchas variantes genéticas. Los investigadores eligieron una variedad que da sabor a los vinos Pinot Noir, Borgoina y Champagne, y que fue cruzada durante varias generaciones para que el genoma de la uva estudiada tuviera la menor variedad genética posible. Posteriormente, el ADN de esta variedad pura se dividió en millones de partes, secuenciaron cada una de ellas y, mediante un programa informático, ordenaron y unieron todas las secuencias para formar el genoma.

Conocer la secuencia es útil para crear variedades resistentes a las plagas.

Como es de esperar, se han identificado muchos genes asociados a los compuestos que dan sabor al vino. Por ejemplo, los genes 70-80 controlan la producción de terpenos. Precisamente, los terpenos tienen una gran influencia en el sabor del vino, y la vid tiene muchos más genes relacionados con estos compuestos que otras plantas con genoma secuenciado, tres veces más genes que la planta de Arabidopsis que se utiliza en la investigación.

Según los investigadores, la identificación de estos genes puede ser de gran utilidad para los vinicultores, ya que pueden probar nuevas combinaciones génicas para crear sabores diferentes. Sin embargo, otros investigadores no son de la misma opinión, creen que cambiar los genes si es necesario no es la mejor manera de mejorar el sabor del vino, ya que otras muchas variables influyen en la producción de compuestos que dan sabor al vino, como el tiempo o las condiciones en que la uva crece.

Pero seguramente conocer la secuencia sí será útil para combatir las plagas. Muchas variedades de uva se han perdido por culpa del moho, por lo que sería bueno saber cuáles son los genes que protegen del moho. Cruzando las variedades que contienen estos genes con otras variedades, se podrían obtener nuevas variedades resistentes al moho.

Resolviendo la evolución

Además del gen, muchas otras variables influyen en el sabor del vino. (Foto: Universidad de Adelaida)

También es interesante para los científicos que estudian la evolución de las plantas conocer la secuencia de la vid. De hecho, su genoma es testigo de un hecho importante que ocurrió hace 250 millones de años: las plantas que florecen se dividieron en dos grupos, los dicotiledóleos (árboles, plantas de frutos y baracias) y los monocotiledóleos (herbáceas como el trigo y el arroz, y flores como las orquídeas).

Comparando la secuencia de la vid con la de otras plantas que han descodificado, han visto que está más cerca del chopal o Arabidopsis que del arroz. También han sabido cuándo se separó de ellos.

Sin embargo, a pesar de que los genetistas han publicado muchos secretos de la vid, han reconocido que su trabajo no es más que un paso en el conocimiento de la uva, y que no se puede prescindir del conocimiento adquirido a través de la experimentación durante miles de años.

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