Analizando la calidad del suelo
1996/03/01 Bargos, Txomin Iturria: Elhuyar aldizkaria
La actividad industrial, directamente relacionada con el desarrollo de nuestra economía en el pasado inmediato, no mostró gran preocupación por el medio ambiente. En algunos casos se puede decir que actuó de forma negligente. Esta situación nos lleva a encontrar en todas partes una gran cantidad de contaminantes emitidos al medio y especialmente al suelo. Así las cosas, hoy en día es imprescindible desarrollar proyectos de investigación costosos.
Los objetivos de los proyectos son múltiples y variados: estudiar hasta qué punto la contaminación puede afectar a nuestro entorno, caracterizar los contaminantes, etc. Y es que si queremos saber qué tipo de uso futuro va a tener el suelo, debemos conocer con detalle todas las características que se han mencionado, que van a suponer la recuperación o la pérdida definitiva del suelo.
Para la realización del estudio de calidad del suelo se tienen en cuenta los puntos que el Gobierno Vasco, a través de su Sociedad Pública Ihobe, determina el proyecto denominado “Plan Director de Protección del Suelo”. En base a estas consideraciones se dan los pasos básicos que se exponen a continuación a la hora de analizar la calidad del suelo.
Identificación de emplazamientos potencialmente contaminados
La realización de trabajos de investigación conocidos como Inventario de suelos potencialmente contaminados nos facilita mucho el camino. De hecho, para poder conocer si las características físicas químicas originales del suelo han cambiado y en qué medida han cambiado, se trata de una herramienta imprescindible y, por lo tanto, es el primer paso para detectar la contaminación.
Recogida de información
Este segundo paso consiste en recopilar toda la información necesaria para comprender la situación actual. La metodología a seguir es la realización de un estudio detallado del entorno: trabajo de documentación, visitas directas, estudio histórico, etc. La recogida de información se realiza antes de la puesta en marcha del estudio químico del suelo o de la campaña de muestreo. De hecho, permite conocer de antemano la viabilidad económica de proyectos de investigación costosos. Una vez realizado un estudio histórico, podemos conocer, por ejemplo, la potencialidad del suelo y, en algunos casos, algunos de los programas que se consideraban necesarios no pueden llevarse a cabo con el consiguiente ahorro económico.
Investigación local
Cuando los datos obtenidos en fases anteriores confirman que el suelo analizado está contaminado, se suele iniciar una investigación local. Este es el momento más importante para el análisis de la calidad del suelo y la fase que más recursos humanos y materiales requiere.
El punto de partida del estudio debe ser muy claro. Inútilmente partiríamos trabajando entre cientos de parámetros y/o áreas de estudio si no se define de antemano qué debemos investigar y cómo lo vamos a hacer. Como ya se ha comentado, hay muchos recursos en juego y su uso incorrecto o correcto dependerá en gran medida de la transparencia del estudio.
Aunque los tipos de contaminantes que se pueden encontrar en el suelo son muy variados, en la práctica pueden dividirse en siete grandes grupos y así lo hacemos en Gaiker: metales, compuestos inorgánicos, compuestos aromáticos volátiles, hidrocarburos aromáticos policíclicos, hidrocarburos clorados, pesticidas y otros.
La correcta clasificación y caracterización de estos siete grupos de contaminantes se basa en la importancia de los recursos materiales y en la necesidad de disponer de un laboratorio equipado con equipos de alto nivel y, por supuesto, en el desempeño de las funciones de un equipo de trabajo formado por técnicos cualificados.
En cuanto a los suelos contaminados por los residuos de HCH que se generan en la producción de lindane, la técnica más utilizada es la Cromatografía de Gas de Alta Definición (HRGG). A pesar de que los componentes de esta técnica pueden ser muy numerosos, dos son básicamente los métodos analíticos muy precisos para la cuantificación de compuestos halogenados, el Detector de Detección de Electrones (ECD) y el Detector de Masa Selectivo (MS) que permite la correcta identificación del contaminante.
Análisis y valoración de datos
A la hora de analizar los resultados obtenidos en fases anteriores se utilizan los valores que el Plan Director del Gobierno Vasco establece. Así, los datos obtenidos se dividen en tres niveles.
Valor A o nivel de referencia: si se obtienen resultados superiores a este valor se confirma que el suelo está contaminado.
Valor B o límite inferior del nivel de aceptabilidad del riesgo: si los resultados obtenidos superan dicho valor, se puede afirmar que lleva asociado un nivel de riesgo no aceptable.
Nivel máximo de riesgo C o aceptable: cuando los resultados superen este límite, se asume que la contaminación del suelo puede dañar la salud humana y el funcionamiento de los ecosistemas. Esto implica la puesta en marcha de proyectos de recuperación del suelo.
Análisis de riesgos
En esta última fase se analizan los riesgos potenciales y reales derivados de la alteración de las características del suelo. De hecho, tratamos de predecir el impacto de la nueva situación en las actuaciones básicas. Así, debido a los riesgos definidos, en la salud humana, en el funcionamiento de los diferentes ecosistemas, en la dispersión de contaminantes o en los usos habituales del suelo (agrícola, forestal, edificatorio, etc.) se analizan posibles disfunciones.
¿Qué ocurre con las tierras contaminadas por los residuos de HCH?Hoy podemos decir que somos capaces de “destruir tecnológicamente” el HCH puro. Los residuos de unas 5.000 toneladas que se encuentran en esta situación ya son tratados con la técnica BCD (Base Catalyzed Decomposition). Sin embargo, para aquellos casos en los que estos residuos están mezclados con tierras u otros residuos, el grado de desarrollo es muy diferente. En esta situación se encuentran alrededor de un millón de m 3 distribuidos en unas 30 áreas (la mayoría en Bizkaia) y por el momento no existe una tecnología fiable que permita la destrucción total del residuo. Para no hipotecar el futuro de estas zonas, el criterio que se está imponiendo en la actualidad es el de confinar las tierras contaminadas en los depósitos de seguridad. A este respecto, nos limitaríamos a recordar los datos aportados en el número anterior. Si bien esta solución es adecuada, no hay que olvidar su carácter provisional, por lo que habrá que hacer especial hincapié en la puesta en marcha de tecnologías de pretratamiento, es decir, de separación de residuos y tierras. Para medir el éxito de este esfuerzo hay que tener en cuenta dos aspectos: por un lado, la separación del residuo permitiría su tratamiento y eliminación mediante la técnica BCD y por otro, garantizando la completa limpieza del suelo contaminado, devolvería al uso original. El cumplimiento de estos dos objetivos es la investigación estratégica que se está llevando a cabo dentro del programa PGTI-95 financiado por la SPRI. Dos empresas privadas (BCD Process y Geyser-Hpc), la Sociedad Pública Ihobe y el Centro de Investigación Gaiker colaboran para resolver definitivamente este grave problema. El objetivo del proyecto es analizar la viabilidad de una nueva técnica de pre-tratamiento y separación. El objetivo de esta línea de investigación es la técnica de demolición con disolventes y se considera que puede ser una solución adecuada para este problema específico que tenemos en la Comunidad Autónoma del País Vasco. En esta tarea se está trabajando al menos por parte de los miembros de esta iniciativa, que se prevé pueda aplicar al año siguiente. |
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