Deseo e imposibilidad de detener la erupción del barro

2007/03/17 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

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La erupción del barro no ha cesado desde su inicio. (Foto: R. Nijenhuis/ONU)

El 28 de mayo de 2006, en el distrito de Sidoarjo de la isla Java de Indonesia, se comenzó a extraer sulfuro de hidrógeno de una fisura abierta en el suelo. Este gas es tóxico y la concentración en el aire de la zona ese día era perjudicial para las personas. Sin embargo, la concentración de gas disminuyó mucho para el día siguiente y el tercer día ya no había sulfuro de hidrógeno en el aire.

Tras el gas, sin embargo, la fisuración comenzó a fluir barro caliente. El escape comenzó a fluir al día siguiente de la fuga y desde entonces no ha cesado. Todavía no saben porqué comenzó la erupción del barro. Inicialmente fue asociado a un terremoto que tuvo lugar en la víspera del vertido de gas. Para muchos, es posible que la empresa PT Lapindo Brantas derive de los sondeos de búsqueda de gas que estaba realizando.

No obstante, desde el 29 de mayo del pasado año ha emitido 40.000 metros cúbicos de barro caliente al día. Todos los esfuerzos realizados para frenar el flujo y encauzar el lodo han sido estériles y las consecuencias están siendo duras: 24.000 personas han tenido que abandonar sus hogares, el 22 de noviembre una tubería de gas estalló por el peso del barro, lo que ha supuesto la muerte de 13 trabajadores, la muerte de otros dos trabajadores que trabajaban en la lucha contra el desastre desde el inicio de la erupción...

Origen de la erupción

Y nadie sabe cómo pararlo. Los científicos están recopilando datos y analizando la situación, pero no saben qué hacer. Existen dos mil volcanes de barro en todo el mundo, algunos de ellos al este de Java, pero no los conocen bien.

En comparación con el resto, el juego de Sidoares es especial por su volumen y por ser muy acuoso. El 70% del barro es agua, por lo que no es nada viscoso al revés. Analizando los fósiles presentes en el barro, los científicos han concluido que las partículas presentes en el barro provienen de una capa de esquisto y argilita a una profundidad de 1220-1.830 metros. Según los cálculos realizados, esta capa presenta alternativamente lechos de arena que alcanzan los 3.000 metros de profundidad. Debajo se encuentra la capa de piedra caliza que PT Lapindo Brantas tenía previsto perforar para buscar gas.

No saben si la erupción comenzó por sí misma o por influencia humana. Sin embargo, ahora la prioridad es parar el flujo. (Foto: R. Nijenhuis/ONU)

El geólogo Richard Davies y los científicos que con él investigan la erupción creen que el agua de la erupción del barro proviene de la capa caliza.

En el primer análisis que han publicado sobre el fenómeno de Sidoarjo, se explica que la empresa PT Lapindo Brantas realizó un sondeo en una charca próxima a la misma y que parece que fue excavada. En consecuencia, el agua y el gas a alta presión encontraron un escape. Con fuerza, la roca fue agrietada y el agua caliente liquida sus materiales y los empujó hacia el exterior. Los científicos creen que así comenzó la erupción y que desde entonces no ha cesado.

La empresa, por su parte, relaciona la erupción con el terremoto que se produjo la víspera. Según ellos, las ondas del terremoto originaron la fisura y al día siguiente comenzaron a extraer el gas y después el barro.

Sin embargo, para los científicos esta hipótesis no tiene fuerza. Las erupciones provocadas por el terremoto se producen inmediatamente después de haber sido agitadas. Sin embargo, en Sidou, el gas empezó a salir al día siguiente del terremoto y pasó un día más cuando comenzó a fluir el barro. Además, antes de este terremoto han existido otras en la zona, tanto más cercanas como de mayor fuerza, que no han causado tal catástrofe.

Cadenas para parar el flujo

Todavía no han aclarado, por lo tanto, cómo comenzó la erupción. Pero todos tienen claro que hay que hacer algo. ¿Pero qué? Los tres geólogos del Instituto de Tecnología Bandung han elaborado un plan para frenar el flujo que ya ha comenzado.

A través de Sonarra descubren que el agujero que fluye el barro tiene forma de T, es decir, que de repente se estrecha mucho. Si se consiguiera reducir este estrechamiento, los geólogos han considerado que el caudal se reduciría considerablemente. Así, deciden meter al orificio bolas de hormigón de entre 300 y 400 kilos unidas por una cadena. De esta forma, además de reducir el agujero, las cadenas dificultarán el barro y perderán fuerza por fricción.

Se estima que con mil cadenas el caudal del barro se reducirá en tres cuartas partes. No se trata de parar totalmente la erupción (que no esperan), sino de ganar tiempo para seguir investigando y, si no es otra cosa, para terminar con los trabajos que se están realizando para encauzar el barro hacia un río.

Ya se han lanzado las primeras cadenas. Todavía no se ha notado nada a la erupción, de hecho no se espera ninguna influencia hasta que se hayan tirado cien cadenas. Sin embargo, es posible que no alcancen su objetivo. Como muchas veces, el problema es el dinero, o mejor dicho, la falta de dinero: de momento sólo tienen 374 cadenas y no saben si van a tener dinero para hacer más.

Hay muchas preguntas para responder. Mientras tanto, el barro sigue saliendo. Pronto parará, pero los más pesimistas creen que hay peligro de que la zona de extracción del barro caiga, ya que la erosión ha creado cuevas debajo. Sus habitantes no tienen ninguna intención de apostar.

Publicado en Gara.