“La emergencia climática no es solo un reto tecnológico. Es, sobre todo, política y social”
El tercer informe del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) deja claro que las emisiones de CO2 siguen aumentando y que no se están cumpliendo los acuerdos. Pero también hay buenas noticias: adoptar medidas eficaces sería barato. Hemos analizado el informe y los principales retos actuales con Mikel González Egino, investigador de BC3.
¿Cuáles son las claves principales del informe, Mikel?
El IPCC dice que no estamos en el camino adecuado para cumplir los acuerdos de París. en el informe de 2018 señaló que las emisiones para 2020 debían empezar a llegar a su máximo y a disminuir, pero el último informe muestra que no ha sido así. Las emisiones han seguido creciendo, por lo que uno de los mensajes principales es que no vamos en la ruta correcta.
Según el IPCC, con las políticas anunciadas, el ascenso de la temperatura rondará los 2.7ºC. Hay una gran diferencia entre los datos reales actuales y los recortes que se deberían ver si se cumpliera lo prometido por los países para 2030. Es un mensaje de alerta claro. Si no actuamos con rapidez, no estará en nuestras manos limitar la temperatura a 1,5 ºC.
Otro mensaje importante es que las emisiones de CO2 por habitante se distribuyen de forma muy desequilibrada por países. Los más ricos económicamente tienen grandes emisiones per cápita, como es el caso de Estados Unidos. Otros países apenas emiten CO2.
También hay buenas noticias: sería barato adoptar medidas eficaces. Antes se pensaba que era caro, pero de verdad lo tenemos a mano.
Sí, consideran que con la tecnología que tenemos y con unos cambios de comportamiento razonables, se puede conseguir cerca del 80% de la reducción que tenemos que hacer. Sin necesidad de nuevas innovaciones tecnológicas. Sólo estableciendo las políticas apropiadas.
Ya tenemos tecnologías y, en muchos casos, son más baratas que los fósiles. Los costes de las energías renovables y de los sistemas de almacenamiento de energía se han reducido considerablemente. La energía solar y las baterías, por ejemplo, han reducido sus costes un 80% en la última década. IPCCk hainbat trantsizio-modu aztertu ditu, eta ondorio honetara iritsi da: gure helburuak lortzeko modurik onena da energia berriztagarriz elikatutako ekonomia elektrifikatzea eta biltegiratze-teknologiekin (bateriak...) konbinatzea.
Según el IPCC, los ajustes que debería realizar la industria no tendrían un efecto significativo sobre el producto interior bruto mundial previsto para 2025.
Sí, una parte importante de la economía puede descarbonizarse. Es cierto que hay industrias o sectores que son más difíciles de descarbonizar, como la industria del cemento. Ahí no es fácil buscar vías de descarbonización. Pero estos sectores no son más que una pequeña parte. Con las tecnologías existentes, y con algunos cambios en la demanda, se puede reducir gran parte de la emisión de CO2. Hoy en día, el reto ya no está en el ámbito tecnológico.
¿Dónde está el reto?
El principal reto es establecer políticas adecuadas. Y que la transición sea socialmente justa. Por ejemplo, para avanzar hacia un escenario descarbonizado son necesarias políticas que incrementen los precios de los combustibles fósiles, pero, por supuesto, hay que hacerlo de forma progresiva. Es más, los costes y beneficios de la transición deben distribuirse de forma homogénea en la sociedad. De lo contrario, la sociedad puede sentir que la transición energética le afecta y eso retrasaría mucho el proceso.
Es necesario establecer políticas fiscales y sociales que favorezcan más a los colectivos con rentas más bajas, ya que tienen mayores dificultades para invertir en nuevas tecnologías más limpias. El hecho de que la transición sea socialmente aceptable y justa es un elemento muy importante para avanzar al ritmo que nos exige el IPCC.
Otro gran reto es el transporte, ¿no?
Sí, por supuesto. Especialmente en los países económicamente más ricos. En el País Vasco, las emisiones del transporte son aún mayores que las emisiones directas de la industria desde 2009. han aumentado un 25% en la última década.
El IPCC insiste en la necesidad de crear infraestructuras que ayuden a cambiar el modo de vida de la ciudadanía.
Eso es muy importante. Si queremos un nuevo modelo de movilidad necesitamos una infraestructura para ello. De lo contrario, no tendremos alternativa real al transporte privado. La solución no es poner precio al CO2, sino crear una infraestructura que permita realmente la movilidad no carbonizada. Es imprescindible diseñar una red de transporte público eficiente.
Y por otro lado, es importante electrificar los vehículos. Pero hace falta una infraestructura para que se lleven a cabo ambos cambios. Los gobiernos deben asegurarse de que existe esa infraestructura. De lo contrario, el ciudadano no podrá cambiar sus costumbres, incluso si es un ciudadano con un gran compromiso.
El informe señala que se deberían crear ciudades más compactas para reducir los transportes. Pero, en muchos países, la tendencia es la contraria.
Sí, en muchos casos, vamos en la dirección equivocada. Y el modelo de ciudad más denso es fundamental. Las consecuencias, si no, se ven en Estados Unidos. En parte, esto se debe a esas diferencias que se observan en las emisiones por habitante de un país a otro. Ponen de manifiesto la configuración de las ciudades y de nuestros modos de vida. Esto hace que, en cierta medida, con un nivel de vida similar en Europa y EE.UU., las emisiones per cápita de los EE.UU. sean dobles. Por lo tanto, es imprescindible repensar y rediseñar las ciudades. Hay mucho en juego.
¿Hay otras claves importantes en el informe?
Destacaría dos cosas. Por un lado, el informe pone el foco en el exceso de expectativas en las tecnologías de absorción de CO2. De hecho, el IPCC está diciendo que las emisiones ya debían haber llegado a su punto álgido y que, en 2050, tenemos que tener cero emisiones netas si queremos cumplir el objetivo de aumentar solo 1,5 °C. Pero ser cero emisiones netas significa que tendremos una pequeña emisión positiva y quizá podamos compensarla por absorción de CO2. Un mensaje importante del IPCC es que la capacidad de absorción de CO2 es más limitada de lo que se cree. Los sistemas naturales (bosques…) y artificiales (tecnología de captura de CO2) no tienen tanta capacidad para absorber emisiones.
Por lo tanto, no podemos demorar las restricciones de emisión pensando que las vamos a absorber. Hay que reducir al máximo las emisiones y hay que tener en cuenta que solo podremos compensar aquellas cuya reducción es absolutamente imposible.
Y el segundo es un mensaje positivo: un total de 24 países ya han logrado, durante 10 años consecutivos, un descenso continuo de sus emisiones. Esto demuestra que ya existen tecnologías y que si se aplican y mantienen las políticas correctas, podemos ver recortes reales.
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