Lavandera de pastos, esbelto insectívoro
1993/04/01 Aihartza, Joxerra Iturria: Elhuyar aldizkaria
Probablemente nacida en amplias praderas africanas, y hoy en día un grupo disperso por todo el mundo es la familia de los motazilidos que forman las virutas y las alfareras. Todas las especies autóctonas son insectívoras de amplias zonas y están extendidas por todas las regiones que pueden encontrar un hábitat adecuado, excepto en aquellas en las que las condiciones climáticas extremas son limitadoras (como el Arcaico y la Antártida).
A diferencia de las txiras, las alfareras son pájaros de llamativo plumaje, especialmente los pastos húmedos, que eligen como residencia las zonas de ribera de los lagos y ríos. Muchos de ellos, por su parte, invernan en las regiones tropicales de África y Asia, acercándose sólo en época repleta a los países templados y ipartinos.
Y ese es precisamente el caso de la alfarería de pasto (Motacilla flava), un precioso y esbelto pájaro que llega a nosotros a finales de abril o primeras semanas de mayo, donde los txitos se lanzan al mundo. Las otras dos especies de Euskal Herria, la lavandera blanca (Motacilla alba) y la lavandera amarilla (Motacilla cinerea), viven en ella durante todo el año.
Al igual que ocurre con el resto de las alfareras, los expertos han fijado numerosas subespecies de pastizales, siendo el criterio principal para esta clasificación los diferentes modelos de coloración del plumaje.
Siguiendo esta clasificación, la subespecie que se reproduce en el País Vasco es la Motacilla flava iberiae. En cuanto a los colores de su plumaje, en época de celo, el macho presenta un gris oscuro sobre la cabeza y la nuca, un rastro blanco en forma de “ceja” sobre el ojo y un paparo del mismo color. La espalda y las alas son pardas y el vientre amarillo intenso. La hembra también es muy parecida, pero como ocurre en la mayoría de los pájaros, sus colores suelen ser más bajos. Y es que cuando llega la época repleta, la hembra se hará cargo de la incubación de los huevos, y durante este trabajo no le beneficia nada el llamativo vestido.
La razón de que el macho tenga un aspecto vivo y espectacular también está relacionada con los deberes que debe cumplir en la época repleta. Es decir, el canto de la alfarería es bastante débil en sí mismo y, por tanto, al proclamar la propiedad del territorio elegido para nidificar, los pastizales arcillosos utilizan además del mensaje acústico un mensaje visual. ¡Y para eso sí! ¡Para ello les viene muy mal estar con vivos colores! En la misma línea, la costumbre de agitar repetidamente la cola que indica el nombre de estos pájaros ha sido considerada por algunos autores como un mecanismo visual para predecir la propiedad del territorio.
La alfarería de pasto nidifica en el suelo, para lo que utiliza arraigo y hierbas desecadas. En el interior del nido acumula lana y pelos para formar un lecho más suave. El chitado de los 5 o 6 huevos que se ponen en el mismo se prolonga durante trece días, y como ya se ha dicho, es tarea de la hembra. En esa época, el macho tiene que lidiar con la caza para poder satisfacer su apetito y el de su compañero. Y ahí es donde sube y baja, corriendo y moviendo la cabeza y la cola una y otra vez.
Durante el ejercicio de la caza, utiliza asiduamente matorrales, arbolado, murallas y estacas como lugar de asentamiento y, si se ve a su presa, se embarca en un intenso vuelo. Y para ese trabajo, claro está. Al ser insectívora, tiene un pico fino y afilado. Y la cola larga también está relacionada con la técnica de caza del animal, ya que gracias a ella y con el lema, la alfarería de pasto posee una gran habilidad para atrapar y encorvar insectos gratis. A menudo podremos verla en pastizales, por detrás de la cabaña ganadera, dispuesta a atrapar a los mosquitos, moscas, hechizos y demás insectos voladores que levanta de la tierra.
Con la comida rica en proteínas que traen sus padres, los chitos serán capaces de abandonar el nido durante doce días y pronto tendrán que enfrentarse a una dura apuesta. Y es que para mediados de agosto, por primera vez, tendrán que emprender un largo viaje a África, lo que les provocará una enorme demanda energética. Los alfareros de pasto vuelan sin parar dos días y medio, y para hacer frente a este trabajo necesitan doblar su peso antes de salir. No todos los jóvenes serán capaces de superar la dura prueba. ¡Ni mucho menos! Pero los que llegan a atravesar el Sahara tendrán la oportunidad de disfrutar de un invierno templado en el África tropical, y cuando llegue la primavera, con fuerzas renovadas, volverán a sus países de origen para crear una nueva generación. Sin embargo, menos de la mitad serán las que lleguen a la segunda cría. En el caso de la arcilla de pastos, y como ocurre en la mayoría de los paseriformes, la supervivencia media de los ejemplares adultos es muy corta, lo que compensa con una elevada fecundidad.
En el País Vasco, la alfarería de pastos se reproduce sobre todo en las regiones meridionales y costeras, ya que en realidad esta especie no tiene ninguna afición a los montes y, por otro lado, los extensos pastos y márgenes de agua que constituyen su hábitat idóneo son los que más abundan en estas comarcas. A nivel mundial, por su parte, se trata de un pájaro de distribución muy amplia, que como nidificante se encuentra prácticamente en todo el hemisferio norte. También llega hasta Alaska cuando llega la época de reproducción, aunque con el otoño se cruza el estrecho de Bering y se reúne con los socios asiáticos para pasar el invierno al sur del continente.
Ficha técnica ALFARERA Especie: Familia Motacilla flava: |
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